La vivienda, el alquiler, la hipoteca o los recibos de suministros son un pozo sin fondo para las familias que con grandes dificultades llegan a final de mes. Lo afirma Cáritas que el año pasado dedicó 54 millones de euros a ayuda en vivienda.
La inflación y la guerra de Ucrania, ahonda la pobreza. Si una tarjeta monedero de 80 euros daba para la compra de dos semanas, ahora no llega a una. La organización ha atendido a más de millón y medio de personas en España.
Cáritas Española atendió a 1,56 millones de personas dentro de España en 2022. “Vivimos tiempos de crisis acumuladas. Tras la pandemia provocada por el Covid-19, vino la guerra de Ucrania, el aumento de la movilidad humana, la evolución del coste energético y la inflación. Esta situación, tanto en el ámbito local como mundial, ha acrecentado la pobreza y la desigualdad", ha asegurado la secretaria general de Cáritas Española, Natalia Peiro.
La mayoría de las personas atendidas en los programas de Acogida y Asistencia recibieron ayudas para el acceso a consumo de alimentos seleccionados, adquiridos y gestionados directamente por ellos mismos (385.000), para el pago del alquiler de sus viviendas (120.000) o para el de los recibos de los suministros (100.000).
Además, en ayudas para vivienda, Cáritas invirtió 54 millones de euros (46 millones en alquileres y 8 millones en recibos de suministros) y otros 46 millones en alimentos.
“Como consecuencia del aumento del coste de vida, las familias dedican una mayor parte de su presupuesto a pagar la vivienda y a otros gastos esenciales. La vivienda se ha convertido en un pozo sin fondo para los ingresos de las familias. Dedicar más recursos de los recomendados a la vivienda genera no poder cubrir otras necesidades básicas, como garantizar unos mínimos de confort térmico o la generación de deudas por impagos", ha apuntado Peiro.