La cifra de negocios empresarial, una estadística del INE que monitoriza la facturación de los sectores económicos no financieros para evaluar la situación de la economía en el corto plazo, se redujo un 4,7% el pasado mes de abril respecto al mismo periodo de 2022. Este descenso, que, si se eliminan los efectos estacionales y de calendario se quedó en el 2,3%, es el primero que se registra en más de dos años. La última vez que este índice estuvo en números negativos fue en febrero de 2021, cuando se cumplía un año de la pandemia y se empezaba a ver el camino de la recuperación. En comparación mensual, la caída de abril fue del 2,5%.
Todos los sectores, excepto los servicios, mostraron caídas interanuales de las ventas en abril. La más intensa, que ya se venía produciendo desde principios de año, es la que corresponde a las actividades de ‘Suministro de energía eléctrica y agua, saneamiento y gestión de residuos’. La facturación se redujo un 25% en términos desestacionalizados, impactada por el abaratamiento del precio de la energía respecto a los niveles que se alcanzaron en la primavera del año pasado.
Tras este, la industria extractiva y manufacturera mostró la segunda mayor caída de las ventas en el cuarto mes del año, cediendo más de un 5% en el dato desestacionalizado y cayendo un 8% en la serie original. Un fuerte cambio de tendencia respecto a la subida registrada el mes anterior.
“Este primer descenso de la cifra de negocio de las empresas, más que analizarlo como algo preocupante, parece que corrobora algo que era esperable: que la inflación acumulada tiene un efecto sobre el consumo, que hay una cierta sensación de incertidumbre y que estamos en un contexto de subidas de tipos que impacta tanto sobre las rentas disponibles como los beneficios de las empresas. No creo que ninguno de los datos anticipe que estemos ante un cambio de ciclo negativo, sino que se puede tratar de una cierta ralentización fruto de la situación actual”, analiza Juan Pedro Aznar, profesor de economía y decano asociado de Grados de Esade.
Esa "situación actual" a la que se refiere el experto, con el aumento de los tipos de interés hasta el 4% por el Banco Central Europeo y una nueva subida prevista ya para el mes de julio, lleva un año encareciendo las hipotecas de 3,7 millones de hogares y aumentando los costes de financiación de las empresas. "Probablemente las compañías están siendo prudentes a la hora de comprar y de acumular stocks, porque la cuestión ahora es qué efectos secundarios llegará a tener en la demanda esta receta clásica para frenar la inflación”
La debilidad del sector manufacturero español que se comienza a apreciar en las cifras de negocio empresarial, se ha plasmado ya en los últimos meses en otros indicadores. Entre ellos en la evolución de los números del índice de gerentes de compra (PMI), que ha marcado signos de contracción en los meses de mayo y abril por el descenso de la demanda, especialmente, de la exterior. También en ese mes los datos de producción industrial del Instituto Nacional de Estadística mostraban datos negativos en buena parte de las actividades industriales. Y las cifras de negocio del sector apuntaban a una importante caída, superior al 10% en la serie corregida de efectos estacionales y de calendario, en los bienes intermedios. Con retrocesos que llegaban al entorno del 25% en la industria química y la metalurgia.
“Si la caída de ventas se produce en bienes intermedios es significativo, porque anticipa en algo la tendencia que vamos a observar en el consumo. Estamos hablando de lo que compran las empresas pensando en que luego van a producir, si compran menos es o porque tienen stock acumulado, que no es lo habitual, o porque prevén que la demanda se va a ralentizar”, apunta Aznar.
Estas últimas cifras del sector industrial eran constatadas también por el Banco de España, cuyo Gobernador, Pablo Hernández de Cos, advertía el pasado viernes en el seminario organizado por la APIE en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, que el endurecimiento de la política monetaria, con la subida de tipos, presionará a la baja la actividad económica de manera creciente y destacaba como “en el período más reciente se han apreciado algunas señales de debilidad, especialmente en las manufacturas”.
Y no está ocurriendo solo en la industria española, el PMI manufacturero de la eurozona publicado también la pasada semana, señala que el índice que analiza la actividad de las empresas del sector tocó mínimos en tres años en junio por la reducción de la demanda y la caída de los precios medios de compra.
Frente a esta caída de la facturación en las manufacturas, el descenso en las ventas del comercio en abril en España fue mucho más contenida. En términos desestacionalizados, el negocio de comercio al por mayor y al por menor, y la reparación de vehículos de motor y motocicletas se redujo apenas un 0,4%. Aunque mínima, la caída interanual es significativa porque, también en este caso, es la primera vez que disminuye desde febrero de 2021.
A pesar de todas estas cifras que apuntan a un primes descenso interanual del negocio empresarial el pasado abril, las compañías muestran una visión bastante más optimista sobre la evolución de la facturación en este segundo trimestre del año.
Así se extrae de la Encuesta de Actividad Empresarial, elaborada por el Banco de España entre 14.000 sociedades, y en la que se señala que se apunta a que la facturación habría repuntado en este periodo. Aun así, el aumento que han declarado ahora por las empresas es inferior al previsto hace tres meses.
En concreto, el porcentaje de encuestados cuyas ventas han crecido entre abril y junio es del 29,4%, cuatro puntos porcentuales más que en el trimestre anterior, mientras que el porcentaje de empresas que perciben descensos en su facturación ha bajado al 22,8%, cuatro puntos menos que hace tres meses. Para el tercer trimestre, las perspectivas apuntan a un mayor dinamismo de la facturación.
Por sectores, el Banco de España destacan “la fuerte recuperación de las ramas ligadas al sector turístico” y la prolongación del comportamiento favorable de los servicios de información y comunicaciones. En el otro lado, la agricultura, el comercio y las actividades administrativas muestran la peor evolución de la facturación en el segundo trimestre, mientras que la actividad empresarial en la industria estaría prolongando el estancamiento de las ventas.