El sector de la construcción empieza a reflejar la puesta en marcha de la enorme cantidad de proyectos vinculados a los fondos de recuperación europeos. Entre enero y marzo la producción del sector se incrementó un 1,9% en comparación con la registrada en el último trimestre de 2022, según los datos publicados por Eurostat. Este aumento trimestral es el primero que se registra desde el que se observó tras la salida del confinamiento.
“Empieza a apreciarse que la actividad en construcción se va a intensificar”, señala Pedro Fernández Alén, presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), que recuerda como las previsiones del Gobierno apuntan a que la formación bruta de capital fijo de la construcción pase del 3,8% del pasado año al 8,4% en 2023. “Estamos hablado de que se prevé que la riqueza que crea el sector casi se triplique en este ejercicio”.
El mayor impulso en el primer trimestre, según los datos del organismo estadístico comunitario se ha producido en el sector de la edificación, que ha crecido un 3%, mientras que las grandes obras de ingeniería civil se habrían retraído un 4%.
“Las ayudas previstas en los fondos europeos para impulsar las obras de rehabilitación empiezan a llegar al ciudadano, y también a las pymes. Las licitaciones están tardando más en llegar. La obra privada tiene buena salud, pero los proyectos de obra pública todavía tardan. Lo que se está ejecutando sobre todo son los proyectos relacionados con Adif y las pequeñas obras que van sacando los ayuntamientos”, explica el responsable del organismo que agrupa a la mayor parte de las organizaciones del sector en España
Pero si la compleja y lenta tramitación de los fondos europeos ha supuesto un problema en los meses pasados para el desarrollo de la construcción, el responsable de la patronal asegura que la mayor preocupación actualmente es la falta de mano de obra.
“Si estábamos escasos de trabajadores hace un año y medio, tras los anuncios realizados por el Gobierno referentes a la edificación, el problema puede ser aún mayor. Ejecutar los miles de viviendas de alquiler social prometidos a corto y medio plazo conlleva la necesidad de formar a mujeres, jóvenes, desempleados e inmigrantes; eso es lo que creemos que debería ponerse en marcha de forma urgente a través de un plan de choque”, reclama Fernández Alén. La CNC calculaba hace meses que sería necesario contar con 700.000 trabajadores más el sector para poder acometer todos los proyectos previstos en el Plan de Recuperación.
“La falta de trabajadores puede agravarse en el futuro, pero ya es un problema en el presente”, explica Javier González, director de formación y empleo de la Fundación Laboral de la Construcción, la entidad creada por el propio sector que agrupa a empresarios y sindicatos, y que forma anualmente a más de 80.000 trabajadores del sector.
A pesar de que los datos del INE señalan que en el cuarto trimestre de 2022 el sector contaba con menos de 3.800 vacantes, desde la Fundación advierten de que los datos del Banco de España para ese periodo reflejan que gran parte de las empresas dice que la escasez de trabajadores es una limitación para el desarrollo de la actividad. Las propias encuestas de la entidad apuntaban el pasado año a que siete de cada diez negocios que contaban con realizar contrataciones ya aventuraban que tendrían dificultades para encontrar trabajadores para las obras.
“Se ha reducido drásticamente el porcentaje de trabajadores jóvenes en la construcción. Justo antes de la crisis de 2008, los menores de 30 años eran un 25% del total y en la actualidad no llegan al 9%. No está garantizado el relevo generacional. Es un problema muy importante, porque se jubila muchísima gente por arriba, y no está entrando gente por abajo. Se corre el riesgo de que las obras, en algún momento, tengan un problema de ejecución muy grave”, avanza González, que incide en que el problema de falta de trabajadores es especialmente importarte en perfiles que serán claves en los próximos años.
Sucede, explica, en las tareas relacionadas con la rehabilitación y la eficiencia energética, con la introducción de sistemas de energías renovables (placas, aerotermia…) y también con la instalación de sistemas de aislamiento exterior. “Todas estas actividades requieren una cualificación bastante elevada, son muy especializadas”.
Sobre las causas que ha llevado a la construcción a sufrir esta escasez de mano de obra, González lo tiene claro. “En la orientación educativa y laboral a los jóvenes no se les recomienda la construcción. Y estos, por su parte, nos dicen que no conocen el sector, así que es muy difícil que decidan optar por esta alternativa. El desconocimiento es tal que para ellos todo empieza con el arquitecto y acaba con el albañil, cuando existen más de 80 ocupaciones diferentes”.
Otros aspectos que limitan el crecimiento de la fuerza laboral en la construcción son, dice Daniel Barragán, secretario general de CCOO del Hábitat, las dificultades para hacer una carrera profesional a largo plazo y los problemas de seguridad laboral. “Es cierto que las tablas salariales están por encima del SMI y tenemos un buen convenio, pero estamos hablando de oficios complicados que no ofrecen estabilidad a largo plazo y dan sensación de precariedad, sobre todo con los antecedentes de la última crisis, en la que se perdió una generación entera de trabajadores del sector”.
Si la falta de trabajadores se observa como una de las principales barreras para el crecimiento del sector, la otra amenaza sigue siendo la de los precios de las materias primas. Estos comenzaron a subir por la crisis de los suministros y se terminaron de encarecer como consecuencia del impacto de la guerra en Ucrania.
A pesar de que el Gobierno puso en marcha el pasado año una norma para permitir la revisión de precios en los contratos (que se tuvo que ir ampliando para dar respuesta a las demandas de las empresas), el responsable de la Confederación Nacional de la Construcción cree que será necesario aún ir más allá para evitar que los altos costes de los insumos paralicen la actividad.
“Los incrementos en los precios de los materiales se están moderando, pero estamos hablando de que los periodos de ejecución de las obras son muy largos, así que hay que buscar un sistema de requilibrio económico para los contratos”, explica Fernández Alén, que recuerda que casi 2.000 licitaciones quedaron desiertas entre octubre de 2021 y septiembre de 2022, por un valor de 882 millones de euros.
“Esta situación afecta a todo tipo de obras. En la pública no se acude a las licitaciones y en la privada se retraen. Muchas de las inversiones se están ralentizando o se paralizan para ver cómo evolucionan los materiales o si finalmente llega una figura razonable que reequilibre los contratos. Lo que está claro es que los empresarios quieren certeza ante la inestabilidad de los precios”.