El 'termómetro cemento' y otros indicadores apuntan a un fuerte crecimiento de la inversión en el arranque del año

  • El consumo de cemento sube un 5,4% en enero cuando se esperaba un dato negativo

  • El indicador en tiempo real de BBVA Research de la inversión arrojaba un crecimiento cercano al 9% a finales del mes de enero

  • El Gobierno basa en gran parte su optimista previsión de 2,1% de crecimiento en 2023 en el impacto de los fondos europeos

El consumo de cemento fue durante años uno de los indicadores consultados por los expertos para aproximarse a la temperatura de la economía sin tener que esperar a la estadísticas oficiales -muchas son trimestrales y llegan siempre con algo de retraso--. Era lo más parecido a saber qué estaba ocurriendo en tiempo real. Aunque desde que existe el big data, el cemento ha dejado de mirarse con tanta lupa, sigue aportando una señal y en el mes de enero sorprendió: su consumó aumentó un 5,4%.

"Esperábamos valores más bajos en este inicio del año, pero ha sido un mes especialmente seco en el que el clima puede haber permitido recuperar parte del consumo perdido en diciembre por las fuertes lluvias. Ha influido también el efecto calendario, por la ausencia de festivos", explica el director general de la asociación de cemento Oficemen, Aniceto Zaragoza.

Hace un mes la previsión era la de comenzar el año con valores negativos "como consecuencia de la comparativa con el buen arranque del sector en 2022". Además del efecto de meteorológico, otra posibilidad de la positiva cifra de avance en enero podría estar relacionada con la ejecución del Plan de Resiliencia del Gobierno. Desde Oficemen sostienen que en 2022 no se notó en este sector la llegada de los fondos, pero esperan detectar este impulso a lo largo de 2023. Quizá el primer empujón ya está aquí.

El Gobierno confía en que éste será el año en el que realmente se notará en la actividad económica el impacto de los fondos UE. Muchos de los proyectos en los que se lleva trabajando desde hace meses aterrizarán en 2023. De hecho, es precisamente esta hipótesis sobre ejecución de los planes de recuperación la que explica la diferencia entre la previsión de crecimiento del Gobierno del 2,1% y la del resto de organismos, todos por debajo de ese nivel del 2%. Hace tan solo unos días, la Comisión Europea revisó al alza su pronóstico para el PIB de nuestro país hasta el 1,4% este 2023, todavía alejado de la cifra oficial del ministerio de Economía.

En el cuadro macroeconómico del Ejecutivo se contempla un crecimiento de la inversión en bienes de equipo cercano al 10% por el efecto de los fondos europeos. En la construcción la inversión se espera que crezca un 8,4%.

¿Hay más señales?

Además del cemento, hay otros termómetros más variados y ajustados en tiempo real a lo que ocurre en la economía. Son los que se nutren de la información que proporciona el big data: cantidades ingentes de información en formato digital. Uno de los últimos en publicar estos datos ha sido BBVA Research. Ofrece indicadores por el lado de la demanda del PIB: consumo, inversión, exportaciones e importaciones. Esto es lo que cuentan:

  • La inversión sí parece estar tomando impulso. A finales del mes de enero arrojaba un crecimiento interanual del 8,9%, si bien se habría reducido al 4,7% a mitad de febrero.
  • Es especialmente relevante el comportamiento de inversión en "intangibles". La entidad incorpora en este apartado: programación y consultoría informática, servicios técnicos de arquitectura e ingeniería, actividades contables, jurídicas y consultoría, principalmente.
  • La inversión en construcción --y aquí podríamos relacionarlo con el dato de consumo de cemento-- cerró enero con un crecimiento del 15%, moderado al 4,4% a mitad de febrero.

En conjunto, según este termómetro de actividad de BBVA Research, es la inversión la que estaría tirando más de la economía frente a un consumo que habría entrado en terreno negativo desde el arranque de febrero. El último dato disponible a 12 de febrero, y que se nutre del gasto con tarjeta de los clientes de la entidad, arroja una caída del gasto de los hogares del 1,2% respecto a las cifras de hace un año.

Este dato sería coherente con el descenso de las importaciones que se observa --ligadas al propio consumo de los españoles--. Por su parte las exportaciones, uno de los sectores que sorprendió positivamente el año pasado --sobre todo en el lado de las mercancías-- mantendrían un tono de ligero crecimiento.

El camino de los fondos y su impacto en la actividad económica parece ir por un lado y la trayectoria de otros sectores, como consumo, por otro. En el arranque de 2023 es donde todos los analistas sitúan el momento bache del año. La previsión para el primer trimestre es de un crecimiento del PIB muy plano o incluso negativo. El cemento y otros indicadores en tiempo real nos están dando pistas de cómo es la dimensión de este socavón y quién está tirando para arriba.

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