La anunciada compra de 300 aviones por parte de Ryanair por 37.000 millones de euros da una idea de cómo se está acelerando la conformación de la nueva etapa postpandémica en el sector del transporte aéreo. La compañía low cost ya ha encargado a Boeing 150 aeronaves del modelo 737 MAX y tiene opciones de encargar 150 más. Es el mayor pedido de su historia, en un momento de crecimiento del tráfico aéreo tras la paralización obligada por la crisis del covid.
Diferentes compañías vienen anunciando desde hace meses planes para ampliar y renovar sus flotas en este contexto de recuperación, en el que las cifras que manejan las asociaciones empresariales del sector sobre la evolución del tráfico aéreo no dejan de aportar datos positivos sobre la evolución de la actividad.
En el caso de España, la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) confirma que en los tres primeros meses del año el número de pasajeros español ha estado ligeramente por encima del registrado en 2019. “Fue un 2,1% superior en enero; un 2,2% en febrero y un 0,6% en marzo. Es un dato muy optimista, porque supone incrementar los datos de hace cuatro años, cuando se alcanzó el récord histórico de los 275 millones de pasajeros, algo que no se había producido nunca”, señalan desde la organización.
La fuerte tendencia de crecimiento de la demanda de viajes aéreos el pasado marzo la ha certificado también la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA). Según sus datos, el tráfico global -medido en pasajeros transportados/kilómetro- creció un 52% interanual y se sitúa ya en el 88% respecto a al mismo mes de 2019.
“La capacidad también está mejorando, con unos factores de ocupación internacionales que ya alcanzan el 81,3%. Y lo que es más importante, la venta de billetes para viajes tanto nacionales como internacionales indica que el fuerte crecimiento continuará durante la temporada estival del hemisferio norte", pronostica Willie Walsh, director general de IATA.
Esta tendencia al alza del tráfico aéreo se refleja en España en el aumento de la capacidad prevista para la temporada de verano, que arrancó a finales de abril y se prolonga hasta el fin de octubre. Para estos meses, las compañías aéreas han programado 219 millones de asientos para operarse en España, lo que supone un 3% más de los que finalmente se volaron en el verano de 2019.
Algunas regiones, como Canarias, Baleares o Andalucía, presentan unas cifras incluso superiores, con un 7,8%, 7,4% y 8,2% respectivamente.
Este crecimiento de la demanda se está produciendo a pesar las importantes subidas de los precios de los billetes aéreos. El encarecimiento se está produciendo en la mayoría de las rutas y en España los datos del Índice de Precios de Consumo señalan que los precios de los vuelos internacionales llevan registrando fuertes incrementos interanuales desde el pasado mes de junio.
Las cifras más recientes, indican que en marzo fueron casi un 19% más caros que en el mismo periodo de 2022. Un aumento cinco veces más elevado que la tasa de inflación general de ese mes.
Según un reciente informe de IATA sobre este asunto, las tarifas aéreas en los países de la OCDE han estado por debajo de los niveles de inflación hasta finales del pasado año, y eso a pesar del importante aumento de los precios del combustible. Este materia prima constituye entre el 25% y el 30% de los costes operativos de las aerolíneas y llegó casi a duplicar su precio en la primavera de 2022, tras la invasión rusa de Ucrania.
Este es el principal motivo que explica, dicen, la subida de los billetes de avión, que habrían recuperado en mayo del pasado año el precio promedio que tenían antes de la pandemia. Pero no es el único. La Asociación de Transporte Aéreo Internacional señala también que los costes de las compañías aéreas se habrían visto incrementados por “las limitaciones de capacidad, incluidas las interrupciones en la cadena de suministro, los retrasos en la entrega de aeronaves, la escasez de tripulaciones de vuelo y los altos costos laborales”.
“Los precios de los billetes no los ponemos las compañías aéreas, sino que son fruto de la integración de la oferta y la demanda. Ha habido un incremento importante de algunos insumos, sobre todo en el combustible. En cualquier caso, nosotros intentaremos que el transporte aéreo siga siendo asequible para la mayoría de los bolsillos como lo era hasta ahora”, señalaba recientemente Javier Gándara, presidente de ALA.
La constante recuperación de las rutas y los pasajeros, y las buenas perspectivas del sector para los próximos meses, no han despejado completamente las preocupaciones del sector. La situación económica de los hogares, muy golpeada la inflación, es una de esas nubes que podrían oscurecer el horizonte de la recuperación total.
Además, las aerolíneas temen que puedan repetirse las dificultades que se registraron el pasado verano en algunos aeropuertos europeos por la falta de personal tras la pandemia y el impacto en España de las huelgas que están llevando los controladores aéreos franceses, como parte de las movilizaciones contra la reforma de las pensiones.
“Hemos visto ya que el 15% de nuestros vuelos se han visto afectados por las huelgas que se han producido estos meses. Y en el 88% de los casos son sobrevuelos sobre el espacio aéreo francés. Se debería proteger los sobrevuelos de otros países para que una huelga regional no repercuta en terceros”, reclaman desde ALA, destacando los retrasos y las cancelaciones que se han venido produciendo y en los costes operativos extras que están produciendo para las compañías.