La falta de puntos de recarga públicos en España es sólo una leyenda urbana. Los datos hablan, exponiendo la realidad. Y esos datos indican que en España prácticamente no usamos los puntos públicos de carga para coches eléctricos.
La media de utilización de estas infraestructuras es del 4,2%, según AEDIVE, la Asociación Empresarial para el Desarrollo de la Movilidad Eléctrica. “Es una media de uso nacional calculada en base al conocimiento que tenemos de las infraestructuras de recarga que hay, de la potencia que tienen, del uso que se ha contrastado con nuestro ecosistema (se refiere a las empresas que forman parte de Aedive, más de 200 directas y unas 1.500 indirectas). Y, más allá de que haya mayor afluencia en unas estaciones de recarga que en otras, la media de uso es del 4,2% a nivel nacional.
En Cataluña por ejemplo la media de usabilidad asciende en un abanico de entre el 9% y el 12%”, según indicaba su director general, Arturo Pérez de Lucía, en la presentación del primer Anuario de la Movilidad Eléctrica 2022-2023. Aedive ha trabajado con los operadores mediante acuerdos de confidencialidad para conseguir estos datos de manera agrupada. Y ha sido posible gracias a que los puntos de recarga tienen una especie de código gracias al que se ha obtenido una información “lo más fidedigna posible” y obtenida gracias “a métodos científicos”.
Por cierto que lo de Cataluña ya lo adelantamos hace varios meses en este artículo en NIUS , en el que la Tercera Teniente de alcalde y Concejala de Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona, Laia Bonet, afirmaba que “en Barcelona los datos nos dicen que el uso de esos puntos está solo entre el 8% y el 12%”.
De ahí surgen dos pensamientos. El primero es que los números indican que la red de recarga pública es, en principio, más que suficiente para las necesidades actuales y dado el parque móvil de vehículos eléctricos existente en nuestro país. Este parque es de 325.675 unidades de vehículos eléctricos de toda tipología (motos, scooters, cuatriciclos, pick up, industriales...) matriculados a 31 de diciembre del año pasado, según Aedive. ¿Y por qué va sobrada la red? Pues los mismos usuarios de estos vehículos lo ponen de manifiesto en una encuesta llevada a cabo por esta asociación: casi un 86% de ellos tiene punto de recarga en su vivienda y por tanto recurre a la llamada recarga vinculada. Además, las autonomías sobre todo de los turismos empiezan a ser suficientes para varios días de movimientos “normales” entre semana sin enchufar.
Claro que es en las ciudades, donde más se van a necesitar a largo plazo debido a la mayor densidad demográfica. Y sin embargo, “el despliegue de recarga pública es una medida impopular” según el portavoz de AEDIVE afirmaba refiriéndose principalmente a las urbes.
Los cargadores restan espacio de aparcamiento y generan problemas a la administración local, según algunos de sus integrantes confiesan a media voz. Pero serán muy necesarios en ese futuro de cinco millones de coches eléctricos para 2030 que dibujó el Gobierno en el PNIEC (serían matriculaciones de 600.000 vehículos al año de aquí en adelante. El año pasado se vendieron en España 36.444 eléctricos puros y 48.193 híbridos enchufables).
La segunda idea es que queremos que la recarga pública sea como un airbag, que esté ahí para salvarnos en caso de que haya un problema. Un caso hipotético, porque de nuevo sólo un 8% de los usuarios de eléctricos encuestados dicen haberse quedado sin batería y haber necesitado ayuda externa en alguna ocasión, frente a un 92% que dicen no haber pasado nunca por ese trance. ¿Es esto indicativo de algo más allá de la prudencia derivada de la falta de ganas de meterse en problemas por parte de sus usuarios? Lo dejaremos a la valoración del querido lector, porque la encuesta no indica, por ejemplo, en cuántas ocasiones han pasado por momentos apurados.
Decimos esto porque más de un 36% de esos usuarios indican que hoy se puede viajar con un eléctrico por España según su experiencia, pero no por todas las Comunidades Autónomas y un 14% dice que no es posible. Es decir que la mitad de los usuarios de eléctricos no están muy contentos con la red a pesar de que esté infrautilizada. Y preguntados sobre qué tipología de puntos de recarga públicos creen que hay que promover, apuntan a la carga pública en itinerancia de alta potencia (más de 100 kW) como la más necesaria, seguida de la de entornos urbanos de baja y media potencia. Es un problema que también expusimos en primicia gracias a un profundo análisis de Ramon Calderón, Manager de Electromovilidad y Relaciones Institucionales de SEAT en un evento de la Cátedra de Transición Energética de la Fundación Repsol.
Calderón comentó que “Es precisamente en las rutas interurbanas donde hay que vertebrar la infraestructura de recarga pública y debe ser ultrarrápida”. Así que parece que, no es que la red sea escasa, sino que posiblemente por error de percepción quizá no esté creciendo donde debiera.
Posiblemente dentro de varios años se haga evidente otro posible error de percepción como este, que ya adelantamos en primicia en NIUS y es que desde algunos puntos de vista la recarga nocturna es un error y es mucho mejor para la sociedad que los eléctricos acompañen la producción solar de energía. Trataremos de recordárselo cuando se ponga en evidencia.
AEDIVE ha contabilizado gracias a su ecosistema industrial, tecnológico y de servicios 21.573 puntos públicos de carga operativos. De ellos, el 65% son de una potencia de 22 kW en adelante y de estos, el 30% son rápidos y de alta potencia hasta 400 kW, “lo que desdice las opiniones que señalan que la mayoría de los puntos de carga en España son de baja potencia”. La asociación AEDIVE se basa en que 22 kW es lo que la Unión Europea considera como recarga rápida, aunque lo más habitual es que se hable de recarga rápida a partir de 50 kW en todos los foros de la electromovilidad.
Los datos también apuntan a que 2022 ha sido un año de gran crecimiento en los puntos de recarga públicos. Y de fuerte cambio de tendencia, ya que se instalaron 8.200 puntos nuevos. Es una cifra que supone el 38% de las llamadas IRVEs (infraestructuras de recarga de vehículos eléctricos) públicas actualmente operativas. Además se montaron otros 7.400 puntos públicos que no pudieron ponerse definitivamente en marcha y que hubieran incrementado la cifra hasta el 54%.
Otros datos algo más “para frikis” son que el consumo energético total de los puntos de recarga en España fue de 176 GWh en toda España, con una media de 10.000 kWh por punto de carga. Pero son importantes porque las energías renovables cada vez tienen mayor cuota en el mix energético nacional y el coche eléctrico como consumidor de esa electricidad será un eje fundamental en gestión de la demanda. Según Eurostat y el Ministerio de Transición Ecológica, en España somos primeros en Europa en producción de energía eléctrica mediante la solar térmica, segundos en eólica y terceros en fotovoltaica, además de quintos en hidráulica.
Esa gestión energética será más complicada que en la actualidad, pero hará que abunde la oferta de puntos de recarga y logrará que la recarga se ofrezca “a precios muy interesantes” en el futuro a medio plazo, aspectos que confluirán para hacer que “sea cada vez un problema menor para el usuario”, según Pérez de Lucía.
Da cierto orgullo conocer que los fabricantes españoles de puntos de carga facturaron 300 millones de euros en 2022. Ensamblaron 360.000 unidades de diferentes tipos y potencias, de las que la mayoría (345.000) correspondieron a equipos de corriente alterna (AC) y el resto (15.000) de corriente contínua, la llamada carga rápida (DC).
De esa producción se exportó el 87% (315.000 equipos) a todos los mercados europeos más importantes con una cuota de mercado superior al 20%. También se envían a Estados Unidos, Canadá o México en América del Norte o a Colombia, Chile y Uruguay en el sur.
Son empresas cuyos órganos de decisión están en España, con unos crecimientos anuales del 50% aproximadamente. De ahí que su previsión es la de fabricar más de 480.000 puntos de recarga en este 2023.
Sus inversiones en I+D son muy elevadas, con un promedio del 25% de su facturación. Posiblemente por eso cuentan con una elevada reputación y reconocido liderazgo tecnológico e industrial, especialmente en los equipos de carga de alta potencia en los mercados donde están presentes.