¿Una cuenta que paga un 4,15% de intereses? La oferta no viene de ningún banco, sino de un gigante tecnológico. Apple anunció hace tres días esta oferta a los usuarios de su tarjeta de crédito Apple Card. El producto se ha lanzado en Estados Unidos en colaboración con una entidad, Goldman Sachs, y remunerará a ese interés del 4,15% hasta 250.000 dólares (228.000 euros). Los clientes pueden transferir fondos de cuentas bancarias ligadas a su tarjeta Apple de manera electrónica.
La incursión de la tecnológica en este nuevo producto bancario coincide con un momento en el que muchos ahorradores estadounidenses están moviendo su dinero. Las estadísticas del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) muestra esta salida de depósitos, que si bien se ha acentuado con la crisis del Silicon Valley Bank, venía ya de antes y "simplemente reflejan las repercusiones de la subida de tipos de la Reserva Federal", apunta este organismo.
Si los bancos no pagan, el ahorrador termina buscando rentabilidad para su dinero en otro lugar. Es un fenómeno que está ocurriendo en todos los países que están viviendo este nuevo ciclo de la política monetaria. Y es un aviso para el sector financiero del peligro que acecha si una de las grandes tecnológicas (BigTech) avanza en este negocio.
"Las grandes BigTech han dado ya sus primeros pasos de entrar en el negocio bancario y pueden ver ahora la oportunidad de empezar a robar cuota de mercado. Ellos tienen datos y dominan la tecnología. Cuando realmente se planteen que el negocio bancario les interesa, habrá que estar atentos y a ver dónde nos lleva", opina Mario Cantalapiedra, economista.
¿De qué depende que empresas como Apple, Google, Microsoft o Meta entren en este negocio? Son varios los factores --el regulatorio es uno de ellos--, pero sin duda también es una cuestión de rentabilidad. "La actividad bancaria no es muy rentable y las tecnológicas están acostumbradas a retornos del 35% en sus negocios. El día que lo vean un negocio, lo harán y quizá aprovecharán la debilidad de que los clientes no están contentos con su banco", apunta Cantalapiedra.
De momento, la cuenta de alta remuneración de Apple se limita al mercado estadounidense. El gran asalto de las tecnológicas a este sector todavía no se ha dado, pero sí se van abriendo nuevas vías de exploración de negocio.
Ese movimiento bastante generalizado de salida de depósitos empieza a observarse en nuestro país. Pequeños ahorradores están traspasando su dinero en el banco a las letras del Tesoro, por ejemplo. La deuda pública paga hasta un 3% de intereses y tener el dinero parado no renta nada. La inflación además se va comiendo parte del valor del ahorro.
La banca española va especialmente rezagada en este traslado de tipos más altos a los depósitos. A cierre de febrero ofrecía un 0,86% para un plazo fijo, mientras en Italia y Francia ya se supera el 2% en intereses. Es de los intereses más bajos de la zona euro. Los tipos oficiales están desde marzo en el 3,5%.
Los bancos españoles apuran la desincronización: repercuten subidas a sus clientes en los créditos (el llamado activo) sin tocar los depósitos (el pasivo). La diferencia entre ambos tipos de interés se va ensanchando y aumentando los ingresos del sector.
Los resultados de Bankinter, la primera entidad en presentar cuentas del primer trimestre, confirman la dinámica: el margen de intereses aumentó más de un 63% "acentuando su tendencia al alza especialmente en los dos últimos trimestres", apuntaba la entidad. En unos días le seguirán el resto de bancos con crecimientos, seguramente, bastante notables.
En el caso de Bankinter, la consejera delegada, María Dolores Dancausa, reconocía que si bien su entidad todavía no está remunerando los depósitos de forma generalizada, sí lo realiza de manera individual, en función de la vinculación del cliente con el banco. También admitía que miran de reojo "permanentemente" la oferta de otras entidades.
Nadie sabe cuál será el día exacto, pero casi todo el mundo da por hecho el fenómeno: la llamada guerra del pasivo terminará llegando a la banca española. Con el arranque del año se han detectado ya algunos movimientos en bancos pequeños. ING ofrece un 2% a tres meses para nuevos ingresos. Openbank hasta un 2,75% si se domicilia la nómina o pensión. Wizink paga un 3% para un plazo de dieciocho meses.
Pero no se puede hablar de batalla por el pasivo (es decir, tratar de ganar clientes a través de la remuneración del ahorro) hasta que el pistoletazo de salida lo dé uno de los grandes: Santander, BBVA, Caixabank o Sabadell. Uno de los motivos de este retraso es la elevada liquidez que hay en el sistema: a los bancos no les hace falta atraer el dinero de nuevos clientes.
"El día 28 de junio es clave porque la banca tiene que devolver al Banco Central Europeo (BCE) 549.000 millones de euros de liquidez. Puede que sea entonces el momento en el que veamos ya esa guerra por el pasivo", explica Cantalapiedra. "Creo que en España vamos retrasados por esta cuestión y porque la cuota de mercado está muy concentrada en tres entidades y ninguna ha decidido empezar a remunerar el ahorro conservador".