Nunca las reservas de gas natural de la Unión Europea habían acabado el invierno en niveles tan elevados. En los últimos días de marzo se han situado en el entorno del 55% de la capacidad de almacenamiento, doblando los datos que se registraban en las mismas fechas de 2022 y muy por encima de la media de los últimos años, según los datos de Gas Infrastructure Europe (GIE). El valor está, incluso, por encima del registrado al comienzo de la primavera de 2020, justo cuando la pandemia provocó la paralización de buena parte de la producción industrial.
En España el nivel de gas almacenado al final de la temporada de las calefacciones es aún más elevado. Se sitúa en el 78%, lo que supone un incremento de 20 puntos con respecto al pasado año. Además, está entre los cinco países de la UE que conservan un mayor porcentaje de sus reservas estratégicas.
Que los almacenes hayan acabado la temporada de invierno con más de la mitad de su capacidad llena de gas son muy buenas noticias para los consumidores europeos, que llevan más de un año lidiando con la crisis energética provocada por la invasión de Ucrania y la fuerte caída del suministro procedente de Rusia a través de gasoductos.
Las reservas han llegado con niveles inusualmente altos al mes de abril porque la demanda de gas se ha reducido de forma importante durante el otoño y el invierno. Ha sucedido, principalmente, gracias a unas temperaturas más cálidas de lo normal y a una disminución del consumo por parte de la industria.
Esto, junto con un gran aumento de las compras de gas natural licuado (GNL) y un avance en el uso de energías renovables, ha permitido salvar los meses más difíciles. Pero la crisis energética no ha terminado. Los expertos y los responsables europeos advierten de que hay que empezar a tomar medidas para evitar problemas de suministro a finales de este año.
"El nivel de almacenamiento ahora que salimos de la temporada de frío es un buen indicador de que estamos mejor, pero todavía no se ha acabado, tenemos que prepararnos para el siguiente invierno", advertía este martes la ministra de Energía e Industria de Suecia, a su llegada al Consejo de Energía de la Unión Europea
Una de las iniciativas que ya ha salido adelante en esa reunión para seguir sorteando la crisis energética pasa por extender el compromiso al que llegaron los miembros de la UE para reducir voluntariamente el consumo de gas un 15% entre el 1 de agosto y el 31 de marzo. Según los cálculos comunitarios, hasta diciembre de 2022 la reducción de la demanda fue del 19%, por encima del objetivo acordado, y permitió un ahorro de 42.000 millones de m3 de gas.
La propuesta de Bruselas de mantener un año más esta medida, hasta marzo de 2024, ha recibido el visto bueno de los ministros de energía y tendrá que ser formalizado en los próximos días. Servirá, señalan, para estabilizar el suministro y para facilitar el llenado de los almacenes de gas, que deben estar al 90% el próximo 1 de noviembre.
Mantener el ahorro durante los próximos meses hará más fácil alcanzar ese nivel de reservas para la vuelta de la temporada de frío y alejará la posibilidad de que se repitan las tensiones en los precios que se produjeron durante agosto y septiembre del pasado año cuando los 27 se apresuraban a completar los almacenamientos. Este año, la tarea puede ser aún más complicada para algunos países europeos porque el gas ruso ya solo fluye por dos conductos, a través de Ucrania y del gaseoducto de Turkstream, mientras que durante el verano pasado aún se mantenía el NordStream 1.
Un estudio del centro de estudios Bruegel sobre las perspectivas del gas en Europa estima que en las condiciones de suministro actuales sería necesario que la UE redujera un 13% la demanda de gas entre febrero y octubre para alcanzar sin problemas los objetivos de almacenamiento de cara al otoño, un ahorro que tendría que llegar al 20% en el caso de que las temperaturas sean más frías de lo habitual y al 26% si se interrumpieran totalmente las llegadas de gas procedente de Rusia.
La recomposición de las reservas para el próximo invierno y la garantía del suministro pasan también, señalan los autores del informe, por mejorar la capacidad de la UE de importar gas natural licuado (GNL). Las compras de este producto ya aumentaron hasta niveles récord el pasado año (un 60% respecto a 2021, según Bruegel), con un elevado volumen de las importaciones extra procedentes de Estados Unidos.
Mantener ese flujo en los próximos meses dependerá, señalan, de cómo aumente la demanda extracomunitaria, especialmente la procedente de China y de cómo se desarrolle el crecimiento económico del gigante asiático tras el fin de la política de ‘covid cero’.
Además, los expertos de Bruegel advierten de la necesidad de que se instalen y comiencen a funcionar las nuevas plantas de almacenamiento y regasificación que se han planificado para proporcionar capacidad adicional de importación de GNL en zonas estratégicamente importantes del continente. Actualmente, España con seis infraestructuras en marcha y una pendiente de entrar en funcionamiento, cuenta con un tercio de la capacidad regasificadora total de la UE.