Hipotecas: ¿cuáles son los riesgos de avalar a un familiar?
Los avalistas se enfrentan a importantes riesgos y ponen en juego su patrimonio
Avalar a un familiar en una hipoteca puede acarrear algunas consecuencias en caso de impago
El precio de la vivienda se dispara: los préstamos hipotecas se hunden y la compra se frena
En el momento de solicitar una hipoteca, los requisitos habituales son tener ingresos fijos y contar con solvencia económica. De lo contrario, el titular deberá buscar a un avalista para que la entidad bancaria le preste el dinero solicitado. Esta figura –generalmente alguien de la familia– estará sujeta a los términos del contrato hipotecario, de modo que debe tener presente los posibles riesgos de avalar a un familiar.
El papel del avalista cuando se formaliza una hipoteca será clave en caso de que el titular no pague la deuda que ha contraído con el banco. De hecho, es su capacidad para ofrecer garantías económicas la que hace posible que se lleve a cabo la operación.
MÁS
Una situación muy habitual es que los padres avalen la hipoteca de sus hijos, con el objetivo de que estos puedan comprar una vivienda a la que no tienen acceso por no ser lo suficientemente solventes.
Riesgos de avalar a un familiar
Como cabe esperar, ser avalista de un familiar o de cualquier otra persona conlleva una serie de riesgos que conviene conocer:
- El principal de todos es que estará obligado a hacerse cargo de las deudas de la persona avalada cuando esta no las pague. De acuerdo con la Ley Hipotecaria de 2019, la entidad bancaria podrá emprender acciones legales si el deudor ha acumulado doce meses de impago o si la cantidad económica impagada equivale al 3% del importe total.
- Para saldar esas deudas, el avalista responderá con todos sus ingresos –tanto los que tiene en el momento de la firma, como los que pueda conseguir en el futuro–, así como con el resto de su patrimonio. Por lo tanto, estará exponiendo todo lo que tiene. En este punto hay que diferenciar la figura del avalista respecto a la de hipotecante no deudor. En el caso de este último, no responde con todo su patrimonio, sino que se compromete solo con una parte. De ese modo, asegura un porcentaje de su patrimonio. En cambio, ya hemos apuntado que el avalista podría exponer todo lo que tiene si su avalado no afronta los pagos de la hipoteca, ya que se aplica el principio de responsabilidad patrimonial universal que se encuentra recogido en el artículo 1911 del Código Civil.
- Haber avalado una hipoteca también puede limitar cualquier solicitud de crédito que se quiera realizar posteriormente. Esto sucede porque las propiedades y el patrimonio ya están comprometidos. De hecho, este aval aparecerá en la Central de Información de Riesgos del Banco de España (CIRBE), “una base de datos que recoge la información de los préstamos, créditos (riesgo directo), avales y garantías (riesgo indirecto) que cada entidad declarante mantiene con sus clientes”.
- Si hay más de un avalista, existe una responsabilidad solidaria. Esto significa que, si hay un impago, se puede reclamar la deuda a cualquiera de ellos, ya que la entidad bancaria no está obligada a repartir la responsabilidad. Por ejemplo, si la hipoteca de un matrimonio está avalada por los progenitores de ambos cónyuges, el banco podrá reclamar la cantidad no pagada a cualquiera de ellos, probablemente al que cuente con un mayor patrimonio.
- En caso de fallecimiento del titular de la hipoteca, el avalista deberá hacerse cargo de la misma. Asimismo, si la persona que fallece es la que ha avalado una operación, dicho aval pasará a sus herederos, lo que podría ponerles en una situación desfavorable.
- Finalmente, en el momento en que la persona titular del préstamo hipotecario deja de pagar las cuotas mensuales, su nombre pasa a formar parte de las diferentes listas de morosos. La más popular es la de la ASNEF (Asociación Nacional de Entidades Financieras), aunque hay otras como la RAI (Registro de Aceptaciones Impagadas) o la BADEXCUG. Pero no lo hace solo, sino que también se incluye el nombre del avalista, que a partir de ese momento tendrá dificultades para solicitar cualquier tipo de préstamo o crédito por parte de los bancos.
Minimizar los riesgos de avalar a un familiar
Expuestos los riesgos que supone avalar a un familiar o a cualquier otra persona, hay que señalar algunos aspectos en los que los avalistas han de poner especial atención para no quedar tan expuestos en caso de impago.
- Confianza total en la persona a la que se va a avalar. No cabe duda de que un familiar suele ser alguien muy cercano, pero antes de convertirse en avalista de su hipoteca, conviene conocer la situación económica para estar al tanto de los riesgos de impago.
- Del mismo modo, el avalista tiene que estar al tanto de todas las condiciones que vaya a firmar, pues solo conociendo todas las opciones, podrá acometer una acción de estas características con las máximas garantías.
Finalmente, puede ser útil realizar un estudio financiero propio que atienda a la posibilidad de hacer frente a un impago por parte del titular de la hipoteca. Y es que, cuanta mayor información se tenga, menores serán los riesgos.