Tras el revuelo provocado por el cambio de la sede fiscal de Ferrovial a Países Bajos, la multinacional española ha confirmado que sigue adelante con la decisión pese al malestar del Gobierno pero asegura que mantendrá el empleo en España. Ignacio Madridejos, CEO de Ferrovial ha señalado que "el plan es mantener el empleo, la actividad, las inversiones y seguiremos contribuyendo fiscalmente como siempre hemos hecho".
La compañía ha tratado de justificar una salida que ha provocado un enfado monumental en el Ejecutivo. Algunas de las razones apuntan a las infraestructuras en EEUU y según un informe del Banco Sabadell, al ahorro de unos 40 millones. Pero para una empresa con unos ingresos de 6.800 millones no parece la razón principal. Más motivo parece el hecho de que Ámsterdam se haya convertido en el centro financiero de Europa, lo que hace que sea más fácil encontrar más inversores y con más capital. Y el hecho de que allí no exista el impuesto de patrimonio.
El Gobierno redobla sus críticas contra Ferrovial por su traslado a Países Bajos con Yolanda Díaz acusándola de haberse aprovechado del dinero público de los ERTES. "Ferrovial se acogió a varios ERTES en nuestro país y los hemos salvado con dinero público" e Ione Belarra tachándola de antipatriota. "No puede haber nada más antipatriota que aprovecharte de esas ayudas públicas cuando las cosas van a mal y cuando las cosas van mejor aprovecharte y no pagar los impuestos que te corresponden".
Podemos plantea, además, una iniciativa para que las empresas que se marchen del país y hayan recibido ayudas públicas devuelvan el dinero. La parte socialista del Ejecutivo insiste en que de marcha atrás.
El Partido Popular teme que el traslado de la sede de Ferrovial a Países Bajos sea la "antesala" de la salida de España de otras empresas que no aguanten "la presión y el maltrato" que a su juicio ejerce el Gobierno. "Un Gobierno no puede ver a las empresas como enemigo", ha afirmado el coordinador general del PP, Elías Bendodo, en rueda de prensa desde la sede nacional de su partido, donde ha recalcado que el traslado de Ferrovial es una "mala noticia".
Rafael del Pino Calvo-Sotelo es desde hace más de 20 años presidente de Ferrovial, una empresa de origen familiar que fundó su padre en 1952, pero además es uno de los rostros más destacados del panorama empresarial español y la tercera fortuna del país con un patrimonio que supera los 3.800 millones de euros.
Nacido en Madrid en 1958, es hijo del empresario Rafael del Pino y Moreno y de Ana María Calvo-Sotelo, hermana del expresidente del gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo, quienes además de Rafael tuvieron otros cuatro hijos: María, Joaquín, Leopoldo y Fernando.
Siguiendo la tradición familiar, Rafael del Pino, que compartía nombre con su fallecido padre, decidió estudiar ingeniería. Se decantó por Caminos, Canales y Puertos.
Al igual que su padre, su abuelo Fernando del Pino fue también ingeniero y uno de los fundadores de la Sociedad Filarmónica Madrileña.
La historia de Rafael del Pino Calvo-Sotelo, un hombre serio y discreto, está ligada a la historia de Ferrovial. Tras pasar por varias empresas de ingeniería y viajar por países europeos para conocer nuevas tecnologías ferroviarias, el 18 de diciembre de 1952 su padre decidió fundar Ferrovial, configurada como una empresa meramente familiar. La compañía, orientada al sector ferroviario que inspiró su nombre, tuvo su primera oficina en un desván junto a la madrileña Iglesia de los Jerónimos.
En paralelo al desarrollo económico y social de España, Ferrovial creció más allá del ferrocarril con la construcción de obras hidráulicas, edificaciones y carreteras tanto dentro como fuera de nuestro país, una internacionalización que arrancó en los años 60.
Tras esta exitosa trayectoria, el patriarca dio un paso al lado al frente de Ferrovial y cedió el testigo en el año 2000 a su hijo Rafael, que ya ejercía como consejero delegado del grupo desde 1992. Si bien mantendría hasta su fallecimiento en 2008 el cargo de presidente de honor.
Antes de convertirse en el nuevo presidente de Ferrovial, Rafael del Pino Calvo-Sotelo pasó por Cintra, la filial concesionaria del grupo entre 1998 y 2009, y fue testigo directo del debut de la compañía en el parqué español en 1999. La historia de Ferrovial no hubiese sido la misma sin una serie de inversiones que han marcado el devenir de un grupo que se ha convertido en una de las enseñas líderes en infraestructuras a través de sus divisiones de autopistas, aeropuertos o construcción.
Entre ellas, la autopista Bilbao-Behovia en 1968 que supuso entrar en un negocio nuevo; la compra de Agromán (1995) tras la incorporación de España a Europa; la adquisición de la autopista de Toronto ETR 407 a mediados de 1999; la compra de la firma británica de servicios urbanos Amey en 2003 y de la española Cespa y la opa sobre BAA en junio de 2006, gracias a la cual pasó a gestionar el aeropuerto de Heathrow en el Reino Unido.
Además de liderar la estrategia de Ferrovial, Del Pino es el principal accionista individual del grupo a través de su sociedad patrimonial neerlandesa Rijn Capital, con la que controla el 20,4 %. En agosto de 2015 la familia Del Pino reorganizó su estructura accionarial Ferrovial, que hasta entonces controlaban a través de sus sociedades Portman Baela y Karlovy.
La compañía ha hecho de la internacionalización su seña de identidad y su facturación en el extranjero suma más del 80 %. Con el foco puesto en Norteamérica, la compañía opera concesiones de autopistas en Estados Unidos y Canadá. Además, es un actor destacado en el sector aeroportuario del Reino Unido.
Tras vender servicios y con un nuevo consejero delegado la compañía inicia una nueva andadura que pasa por el traslado de su sede social a Países Bajos, donde debutará en Bolsa, y a la que sucederá su cotización en Estados Unidos, una decisión que ha generado un enorme revuelo.