La ley de la oferta y la demanda es el principio básico sobre el que se basa la economía de mercado y, por el cual, cuando una variable aumenta, la otra disminuye. Pero, ¿ocurre siempre de esta manera? A finales del siglo XIX, el economista británico Robert Giffen se dio cuenta de que ciertos bienes, que ahora reciben su nombre, no cumplían esta lógica y, ahora, en pleno contexto de inflación, podríamos estar percibiendo este efecto en algunos de los alimentos básicos, cuya bajada del IVA no se percibe en el 26% de los casos, según la OCU.
El economista Santiago Niño Becerra ha compartido en Twitter un hilo en el que plantea si podríamos estar sufriendo este tipo de efecto en plena inflación con productos básicos “mayoritariamente consumidos por rentas medias bajas y bajas”, es decir, si aumentará su demanda, a pesar del aumento de su premio y su oferta.
Concretamente, explica, que si el precio de los productos básicos aumentase “por encima de las reducciones o eliminaciones de IVA que se aplicasen” y la demanda se mantuviese o, incluso, se incrementase al “porque para estas rentas estos bienes son asequibles”, estaríamos sufriendo el efecto Giffen.
Los denominados bienes Giffen deben cumplir tres condiciones: se demandan más cuanto menor es la renta del consumidor; son casi indispensables para la subsistencia de la persona que los adquiere y hay una escasez de bienes sustitutivos.
Alfred Marshall (1985) en su libro ‘Principio Económicos’, explicó con un ejemplo cómo si aumenta el precio de los productos básicos, estos aumentan su demanda porque los consumidores no se pueden permitir adquirir adquirir otros.
“Como ha señalado Mr. Giffen, un aumento en el precio del pan genera una pérdida de recursos en las familias trabajadoras más pobres, y provoca un aumento en la utilidad marginal del dinero tales que obligan a dichas familias a recortar su consumo de carne y alimentos más caros. Siendo el pan todavía el alimento más barato al cual pueden acceder, las familias consumirán más del mismo”, ejemplificaba.
En España, el Gobierno ha aplicado una supresión del IVA hasta junio del 4% a todos los alimentos de primera necesidad, entre ellos el pan o la leche, y una rebaja del 10% al 5% del aplicado al aceite y la pasta. Esto, según un análisis de Asufin, ha hecho que la compra realizada el 30 de enero sea un 12% más barata que la del 29 de diciembre y un 1,48% inferior a la del 2 de enero.
Sin embargo, en un periodo de tiempo más amplio, en un año, Facua-Consumidores en Acción señala que cuatro de cada diez alimentos se han encarecido por encima del 30%, es decir, que a pesar de la reducción del IVA, cuestan más que hace un año. "Resulta evidente que la bajada del IVA en algunos productos ha tenido un efecto extraordinariamente leve en la cesta de la compra dado el brutal encarecimiento que se ha producido en el último año", ha advertido.
Desgranan que la subida media más alta se ha producido en la veintena de precios de aceites analizados ha sido del 47,4%, seguidos de la leche y los lácteos (49 productos) con un incremento del 34%. Por su parte, la carne y el pescado (118 precios analizados) se han encarecido un 24,2%, mientras que los precios de las bebidas (44 productos entre los que hay refrescos, zumos, aguas, cervezas y otras bebidas alcohólicas) han aumentado un 23,5%.
Asimismo, el precio en los productos de limpieza e higiene personal analizados (34) ha aumentado una media 19,3% en el último año, mientras que las frutas y verduras (74 precios) lo ha hecho en un 17,7% y las pastas, legumbres y arroces (27), en un 12,2%.
Lo que se desconoce y, cabe preguntarse como el citado economista, es si a pesar de estas rebajas, estos productos --como señala Facua-- podrían aumentar su precio y aun así no ver disminuida o, incluso, que se incrementase su demanda.