Ciudadanos haciendo malabares para llegar a fin de mes; una cesta de la compra donde cada vez entran menos alimentos ante el incesante incremento que han estado experimentado los precios; pequeños negocios al borde de la quiebra; una crisis energética catapultada por una nefasta guerra; y los carburantes por las nubes y ya sin bonificación. La inflación ha dinamitado nuestra economía y nuestros bolsillos, y en estas circunstancias más de un trabajador espera que su empresa tenga un gesto, por mínimo que sea, que le demuestre que en esta crisis está de su lado; algo que en muchas ocasiones queda tan solo en un mero deseo.
Mientras el IPC ha vuelto a subir en el último mes, situándose en el 5,8%, –y después de que en 2022 llegase a estar casi en el 11% interanual, constituyendo el dato más elevado de los últimos 30 años–, la respuesta de la población activa es clara: el 46% de las personas que trabajan en España dejarían su trabajo si su empresa no le compensa la subida de precios por la inflación.
Así lo defiende el IV Informe de Tendencias en Beneficios presentado por Cobee, en el que se analizan aspectos como las condiciones laborales en las empresas españolas, el nivel de satisfacción de los empleados y sus preocupaciones ante la pérdida de poder adquisitivo por la subida de precios.
Con ello en cuenta, como cabe esperar ante una crisis que cada vez hace más difícil que salgan las cuentas, la inflación se ha convertido en uno de los temas que más preocupan al conjunto de la sociedad española, por delante incluso del paro, el cambio climático o la guerra de Ucrania.
Así lo constata el CEO de Cobee, Borja Aranguren, quien explica que la situación de estos últimos años ha afectado de forma directa en nuestras prioridades: “Hemos visto que la inflación es un tema que preocupa mucho”. “Ahora se prioriza mucho la salud, el bienestar físico y mental, y se dejan atrás otro tipo de beneficios más relacionados con la formación, el entretenimiento o las finanzas personales a largo plazo”, explica.
No en vano, la inflación ha llegado incluso a que el consumidor cambie sus hábitos alimentarios, ajustándose cada vez más a una cesta de la compra con productos que ya se consideran prohibitivos. Llenar la nevera no solo es más caro, sino que además en ella ahora no entran productos que antes quizás sí podían adquirirse sin que ello supusiese un enorme quebradero de cabeza.
“Lo notas en que tu salario cada vez llega a menos. Cada vez tienes que acortar más. Vas al supermercado, se supone que bajan el IVA, te quitan cosas… pero yo cada vez compro menos y pago más”, cuenta una consumidora, reflejando lo que muchos piensan.
Ante esta problemática, recoge el informe, los planes de retribución flexible o los beneficios sociales se han posicionado como una forma de compensar la subida de precios, ya que permite disponer de más dinero cada mes al disponer de ventajas fiscales en su IRPF, además de ser una muestra de que la empresa se preocupa por sus empleados.
En este sentido, son muchos los trabajadores que consideran que, de este modo, “tanto la empresa como el trabajador” se ven beneficiados.