Una pequeña empresa española con planta en Dos Hermanas (Sevilla), creada en 2007 por profesionales del sector energético, con negocios en California (Estados Unidos) y aspiraciones a cotizar en el índice tecnológico Nasdaq. Se llama H2B2, tiene una plantilla de menos de 50 personas y es una de las empresas elegidas por el Gobierno para "armar al sector del hidrógeno renovable".
El Consejo de Ministros ha aprobado destinar 74 millones de euros en total a esta compañía y a otras tres: Sener, Nordex e Iveco. Las cuatro fueron seleccionadas en verano por la Comisión Europea para promover el gas del futuro. El hidrógeno funciona como el gas natural, pero en lugar de contaminar con C02 al quemarse emite vapor de agua.
Hace casi tres años que el Ejecutivo tiene clara la apuesta por el hidrógeno de origen renovable (también se le conoce como 'verde'). Es un gas no contaminante con múltiples aplicaciones. La llegada de los fondos europeos y la crisis energética han acelerado su calendario de llegada. Nuestro país apuesta por convertirse en referencia en su producción. No es un delirio del Gobierno de turno: España atrae a uno de cada cinco proyectos de hidrógeno a nivel mundial.
¿Por qué? Para generar este gas hacen falta muchas renovables y tecnología. Fuentes del sector aseguran que nuestro país cuenta con ambos ingredientes.
"Ha habido dos grandes convocatorias a nivel europeo en las que la presencia de proyectos españoles ha sido importante", explicaba Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico este martes. "Cuatro de los 41 proyectos finalmente elegidos por la Comisión están ubicados en nuestro país".
El Gobierno ha dado luz verde para cubrir con subvenciones el 100% del coste de los cuatro proyectos elegidos. El Estado aportará la parte que las ayudas europeas no cubran. Para imprimir velocidad al desarrollo del hidrógeno hace falta dinero. Hay que superar lo que en los procesos de innovación se conoce como 'el valle de la muerte': la tecnología tiene que mejorar y conseguir que los números cuadren.
A diferencia de lo que ocurrió con las placas solares, cuya fabricación se terminó mudando a países asiáticos, en el caso el hidrógeno existe una oportunidad de desarrollo industrial. En nuestro país hay empresas que diseñan y producen las máquinas necesarias para conseguir atrapar la diminuta molécula del hidrógeno -- y que nunca viaja sola --. Para separar el H2 del oxígeno en la molécula del agua (H2O) hace falta una fuente de energía (en este caso sería sol o viento) y un electrolizador.
Dos de los proyectos elegidos en España están relacionados con la producción de este equipamiento: el de H2B2, que recibirá 24,9 millones de euros del Gobierno y el de Nordex, 11,6 millones de subvención. Esta última empresa tiene dos plantas en Asturias y Navarra.
A diferencia de H2B2, que nació ya volcada en el hidrógeno, Nordex es una gran empresa y unos de los principales fabricantes de aerogeneradores del mundo. Sin embargo, su negocio ha empezado a evolucionar hacia el hidrógeno y la fabricación de electrolizadores alimentados con energía eólica. El grupo creó en 2022 una sociedad domiciliada en Barasoain (Navarra) solo para esta línea de negocio tras cerrar dos plantas dedicadas a los molinos de viento (una de ellas en Vall d'Uixó, en la provincia de Castellón). Sus directivos sostienen que hay "muchas sinergias" entre desarrollar una turbina eólica y fabricar un electrolizador.
El tercer proyecto, el de la ingeniería Sener, plantea precisamente construir una fábrica de electrolizadores en el País Vasco. El Gobierno aportará 10 millones a este proyecto. La filial de Repsol, Petronor, figura como socio de la iniciativa. La petrolera ha anunciado inversiones de 2.500 millones de euros para el hidrógeno. Todas las empresas relacionadas con la energía y el transporte están apostando en mayor o menor medida por este combustible para reducir sus emisiones de carbono.
En la industria química y las refinerías se utiliza mucho el hidrógeno, por ejemplo, para quitar el azufre al gasoil. Sin embargo la versión que se consume en estos procesos industriales es la 'gris' porque contamina: el hidrógeno se extrae de la molécula del gas natural y genera como residuo el CO2.
Las aplicaciones del hidrógeno renovable son muy diversas. Sirve como sistema de respaldo a las energías verdes: cuando no hay sol o viento pero sí hidrógeno almacenado, se puede quemar y generar electricidad. También puede contribuir a descarbonizar procesos en la industria si sustituye a su versión gris. Es un candidato a reemplazar al gas natural y además, podría servir como gasolina.
El cuarto proyecto elegido explorará esta vía en la automoción. La empresa Iveco, con plantas en Madrid, Valladolid y Barcelona, recibirá 27 millones para producir vehículos comerciales de transporte pesado propulsados por hidrógeno.
Estos cuatro proyectos, que se enmarcan en el Proyecto Importante de Interés Común Europeo para apoyar la investigación, la innovación, la fabricación y el despliegue industrial del hidrógeno renovable. En la segunda convocatoria hay otras siete iniciativas españolas elegidas.
Nuestro país también es puntero en las patentes relacionadas con este combustible. España es uno de los diez primeros países del mundo en patentes de hidrógeno, acumulando un ritmo de crecimiento anual de estas tecnologías del 5% durante la última década, según revela el último informe de la Oficina Europea de Patentes (OEP) y la Agencia Internacional de Energía (AIE).