Los detalles del camino para que el nuevo corredor de hidrógeno verde entre España y Francia se convierta en realidad se comenzarán a descubrir este viernes en la reunión que mantendrán los presidentes de ambos países junto con el de Portugal, en la cumbre del EuroMed que se celebra en Alicante. Los tres dirigentes tendrán que abordar asuntos como el coste y los plazos de construcción del BarMar, una infraestructura que estará diseñada solo para transportar hidrógeno verde y poder así acceder a la máxima financiación los fondos europeos para su construcción.
Este corredor de energía renovable, que unirá Barcelona y Marsella a través de una conexión marítima por el Mediterráneo, se ha impulsado como proyecto común tras la decisión de abandonar la construcción del MidCat a través de los Pirineos. Las reticencias de Francia ante un plan caro y poco útil para abordar las necesidades actuales de transportar gas en plena crisis energética por la guerra de Ucrania enterraron definitivamente la finalización del proyecto gasistico. Su sustituto, el BarMar (o H2Med, como también se denomina), está llamado a ser una de las piezas de una futura red europea de hidrógeno.
La UE ha hecho una fuerte apuesta por esta tecnología para avanzar en el objetivo de reducir en un 55% las emisiones de CO2 para 2030, y conseguir la neutralidad climática 20 años después. Una estrategia que se ha intensificado en los últimos meses con la necesidad de r la dependencia del gas ruso. Así, Bruselas ha asignado ya 27.000 millones para desplegar infraestructuras claves de hidrógeno y ha anunciado la creación de un Banco de esta materia prima con una inversión de 3.000 millones de euros.
En esta carrera por el impulso de esta versión verde del hidrógeno obtenido con energías renovables (el gris, que se utiliza actualmente, se produce con hidrocarburos y es contaminante) España se encuentra en las posiciones de cabeza. Nuestro país se ha adjudicado el 20% de los 5.200 millones de financiación de la UE para proyectos de investigación e innovación del hidrógeno y para avanzar en su aplicación industrial y en la construcción de baterías.
La presidenta de la Comisión Europea señalaba ya esta primavera el liderazgo de España en el desarrollo del hidrógeno renovable destacando que alberga uno de cada cinco proyectos a nivel mundial. "España es líder mundial y europeo en energías renovables", aseguraba Von der Leyen. "Ha construido una red rica y diversa de proveedores de energía y se ha convertido en un país muy atractivo para la promoción del hidrógeno verde".
La muestra de esta fortaleza se traduce en cifras: ya existen cerca de 80 proyectos de esta tecnología. “Ha habido una auténtica avalancha. Se han presentado muchos y también muchos han recibido ayudas, entre estos últimos encontramos de todas las grandes energéticas del país. Hay proyectos de electrolizadores de producción de hidrógeno –la mayoría- y una serie de planes dedicados a la utilización de ese hidrógeno, principalmente en plantas petroquímicas y en siderurgia, o en transporte”, señala Julio Balana, experto en mercados energéticos del Consejo general de Ingenieros Industriales.
Por eso ya se estima que, si todos estos proyectos salen adelante, los objetivos marcados por el Gobierno para en la estrategia de desarrollo del hidrógeno se van a quedar muy cortos. Por ejemplo, se preveía que en 2030 hubiera 4 gigavatios (GW) de potencia instalada con electrolizadores, pero ahora mismo ya hay proyectos sobre la mesa que multiplican esta cantidad casi por cuatro. Solo en las últimas semanas se han adjudicado 487 megavatios (MW) en 29 proyectos que se desarrollarán en nueve comunidades autónomas y que movilizarán una inversión del entorno de los 900 millones de euros.
Los planes actuales en este sector también permitirían lograr el objetivo de que el 25% del hidrógeno sea verde al final de esta década. “Hoy en día se utilizan 500.000 toneladas de hidrógeno al año en España y el 99% es hidrógeno gris. Estamos hablando de 125.000 toneladas y si todos los proyectos salen adelante se llegará a ese porcentaje, sin ninguna duda”, pronostica el experto.
Entre los proyectos más importantes en el desarrollo del hidrógeno renovable, más allá de la construcción de ese corredor verde que unirá la península con Francia, destacan:
A pesar de las enormes apuestas políticas y económicas para desarrollar esta materia prima que permitiría avanzar en los objetivos de descarbonización, el camino del hidrógeno verde no está despejado de obstáculos.
“Los electrolizadores (los aparatos que producen hidrógeno separándolo del oxígeno del agua) funcionan con energía eléctrica, y si el precio de esta es muy caro todo lo que se derive de ella va a ser muy caro”, señala Balana sobre los posibles escollos que dificultarían el despliegue de esta tecnología.
Otro, dice, es la necesidad de aumentar mucho la instalación de energía renovable. “Para que sea hidrogeno verde tiene que estar producido con renovables y para eso ha de haber un desarrollo de estas energías muy grande, mucho más del que está previsto para 2030 en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, que se publicó en 2020 y que ya no es coherente con los objetivos que se pretende conseguir ahora”.
Por último, el experto señala otra de las dificultades más destacadas para la versión sostenible de esta materia: “Su precio de producción, que es hasta tres veces más elevado que la del hidrógeno gris”. No obstante, se espera que con todos los proyectos que ya se están perfilando se lograrán alcanzar economías de escala que permitan que sea más barato, aunque reconoce que si no se consigue esta rebaja la implantación de esta tecnología será más complicada.