La moderación salarial que hemos visto a lo largo de todo 2022 seguramente no se prolongará este nuevo año. Y parece que con razón. El Banco Central Europeo (BCE) prevé un fuerte repunte de los sueldos en la zona euro en los próximos trimestres ante la "sustancial" pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores.
La vuelta del gas a niveles previos a la invasión de Ucrania reduce la presión de costes a los que estaban sometidas las empresas y los procesos productivos. Afecta también a los precios de la electricidad, que aun siendo muy elevados en términos históricos, se alejan de los niveles máximos que vimos hace unos meses. También los carburantes están dando una tregua a los bolsillos de los consumidores.
"Los costes en buena parte están bajando y eso puede abrir una brecha entre el precio de los productos y los costes. Es como un hueco que se genera", explica Manuel Alejandro Hidalgo, profesor de la Universidad Pablo de Olavide e investigador en EsadeEcPol. "Muchas empresas van a tener espacio para mejorar sus márgenes y ofrecer a sus trabajadores mayores salarios nominales".
A falta de conocer el último dato del mes de diciembre, los salarios terminarán 2022 con una subida pactada media del 2,45%. Se trata del mayor incremento desde el año 2008. La gran diferencia es que entonces la inflación media era del 4% y ahora es algo más del doble.
En 2023 arrancará la verdadera recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores, aunque no será total. En términos reales, la capacidad de compra de los salarios se espera que se mantenga por debajo de los niveles de antes de la guerra de Ucrania durante 2023. Esta pérdida se revertirá "parcialmente" hasta el año 2025, de acuerdo al análisis del BCE.
El crecimiento de los salarios será "muy fuerte" en comparación con los patrones históricos en la zona euro, según advierten economistas del banco central en un artículo publicado este lunes. Estas presiones al alza estarán alimentadas por varios factores:
"El crecimiento de los salarios está cobrando fuerza, respaldado por la solidez de los mercados de trabajo y por ciertos efectos de recuperación para compensar a los trabajadores por el aumento de la inflación", resumía la presidenta del BCE tras la última subida de tipos de diciembre.
Las revisiones al alza de la inflación para los próximos ejercicios han venido acompañadas del mismo movimiento en el caso de los sueldos. El BCE pronostica ahora mayores incrementos que hace unos meses. "El crecimiento de los salarios, medido por la remuneración por asalariado, se incrementará desde el 4,5 % en 2022 hasta el 5,2 % en 2023 y descenderá hasta el 4,5 % en 2024 y el 3,9 % en 2025 a medida que la inflación disminuya", según el informe de previsiones.
Los economistas llevan cerca de un año alertando de los temidos "efectos de segunda ronda": una espiral inflacionista en la que los salarios tratan de igualar la inflación que observan en la economía. Esto no ha ocurrido en Europa, pero: ¿y si ahora suben un 5% los salarios?
"Siempre y cuando se mantenga la moderación de los precios energéticos que estamos viendo en las últimas semanas se pueden mejorar los salarios y no generar más inflación", argumenta Hidalgo. "Enarbolábamos el discurso del miedo a los efectos de segunda ronda cuando teníamos el gas a 300 euros el MWh --ahora está por debajo de 70 euros/MWh--. Si en ese momento hubiéramos visto una reacción al alza de los salarios no sé dónde habríamos terminado". Ahora es diferente.
Varios economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) han analizado lo que ha ocurrido en otros momentos históricos parecidos: ¿puede una subida salarial desatar una espiral inflacionista? En la mayoría de los casos analizados, lo que dicen los datos es que tanto el aumento de la inflación como el de los sueldos tiende a estabilizarse al cabo de los trimestres. Al final del shock, el poder adquisitivo vuelve prácticamente a su nivel de partida.