Nunca hasta este jueves se había visto a Christine Lagarde tan metida en el papel de 'Lady Halcón'. ¿Se acuerdan? Esa película de los años ochenta en la que la chica se convierte en pájaro cuando sale el sol. Pues bien, en la jerga de la política monetaria se puede ser paloma o halcón. En teoría, la francesa era lo primero cuando llegó a Fráncfort y eso suponía una visión algo más flexible de su trabajo.
Pero la crisis energética y la escalada de los precios han transformado a la presidenta del Banco Central Europeo (BCE) en el ave rapaz. Y los halcones son los banqueros centrales que defienden que hay que actuar de manera rotunda ante la inflación, sin contemplaciones, cueste lo que cueste. Así que los tipos de interés van a seguir subiendo de manera "significativa y continua" en la zona euro. Mensaje claro y rotundo de la 'Lady Halcón' en Fráncfort tras subir en medio punto el precio del dinero hasta el 2,5%.
El BCE ha aflojado algo el ritmo de la subidas --las dos anteriores habían sido de 0,75-- pero avisa de que habrá más: una detrás de otra. "Todavía nos queda mucho camino por recorrer", decía Lagarde. ¿Destino final? Es decir, ¿hasta qué nivel subirán los tipos y ya pararán? Nadie lo sabe, pero parece más lejos que antes.
"El discurso es duro, en línea con el de la Reserva Federal estadounidense o el Banco de Inglaterra. Todos quieren trasladar que todavía es pronto para pensar que se está cerca del techo o que la política monetaria se vaya a relajar", valora María Romero, socia directora de Economía en AFI.
"Los tipos más altos están reduciendo el consumo de los hogares y aumentando el coste financiero de las empresas", admitía Lagarde. Es el precio que hay que pagar y se conoce. La economía de la zona euro solo crecerá un 0,5% en 2023 y se anuncia una recesión "breve y poco profunda" en el arranque del año.
El argumento que sustenta el discurso más duro es que ahora se espera más inflación. El BCE ha revisado sustancialmente su previsiones y eso significa más tiempo de condiciones monetarias restrictivas. Para el año 2023 ahora se pronostica una inflación media del 6,3%, pero la tasa subyacente -- sin energía ni alimentos frescos-- subirá al 4,2%.
Además, en los próximos meses empeorará el frente precios. "Tenemos buenas razones para pensar que en enero y febrero la inflación será superior. Son meses en los que los precios energéticos llegarán al sector minorista. Tenemos este factor muy en cuenta", explicaba la presidenta del BCE.
El otro factor que incidirá en mayor inflación serán los alimentos. En nuestro país suben más de un 15% en el último año. No parece que vaya a cambiar. "Continuarán subiendo desafortunadamente y eso explica por qué hemos revisado nuestras previsiones", explicaba Lagarde. A diferencia de Estados Unidos, en Europa parece que los precios todavía no han tocado techo.
El BCE siempre ha rehuido de la comparativa con la economía estadounidense. Se argumentaba que allí la inflación tenía otras causas y tiempos. Pero este jueves Lagarde ha admitido con menos trabas la analogía. "Aunque las comparaciones son odiosas, si nos comparamos con la Reserva Federal tenemos más terreno que cubrir y más tiempo de recorrido". Por apuntar: en EEUU los tipos están en el 4,5% (y no han terminado las subidas) y en la zona euro en el 2,5%.
La presidenta del BCE niega que haya cambiado su postura. "No estamos pivotando sino mostrando determinación y resistencia para continuar un camino". Y más advertencias: una vez se alcance el destino --que no sabemos dónde está-- no habrá bajadas inmediatas de tipos. "Nos mantendremos en ese nivel el tiempo suficiente para asegurarnos de que la inflación vuelve a cifras normales".
"El BCE ha cambiado su tono porque se ha dado cuenta de que ha sido demasiado condescendiente con la inflación. Ha hecho todo lo posible por no subir los tipos y ha tardado mucho en reaccionar. Ante una inflación en niveles de dos dígitos --en el 10% en noviembre-- no le queda más remedio que cambiar", opina Juan Carlos Martínez Lázaro, profesor de economía IE University.
Junto a los tipos, el banco también ha anunciado que drenará liquidez (dinero) del sistema a partir de la primavera de 2023. "Al haber menos dinero en circulación, el crédito será más caro", explica este economista. No serán cifras muy elevadas: 15.000 millones al mes para empezar. Un 0,3% de lo que podría retirar el BCE. "No es tanto la cantidad como el mensaje: se acabaron las medias tintas y ahora vamos decididamente a luchar contra la subida de precios", argumenta Martínez Lázaro.
Además del título 'Lady Halcón' de la película de Richard Donner de 1985, (casualidad, años a los que volvemos con las tasas de inflación), la situación actual bien podría guardar más paralelismos. Dos amantes condenados por un hechizo a no poder estar juntos. Igual que unos tipos de interés muy altos y un crecimiento vigoroso de la economía. Ambos a la vez son imposibles de lograr. La Lady Halcón del BCE ha dejado claras sus prioridades.