Con 50.000 referencias en su catálogo y presencia en un centenar de países, la marca de moda ultrarápida Shein se ha convertido en un gigante de las compras 'on line'.
Sin embargo, detrás de los vestidos a 10,99 euros o los jerséis a 11,49 euros, se esconde un modelo de producción, creado por Chris Xu, que ha desatado las alarmas por su impacto medioambiental.
Producir prendas en menos de una semana a través de una red de hasta miles de proveedores en China, y entregarlas hasta tres veces más rápido que Zara (uno de sus competidores) tiene un alto coste para el planeta.
La organización ecologista Greenpeace ha alertado de que Shein emplea productos químicos peligrosos para la salud, prohibidos por la normativa europea.
Greenpeace ha analizado las sustancias químicas en una muestra 47 productos Shein. La selección para el estudio incluía prendas y calzado para hombres, mujeres, ropa infantil y de bebés, de las páginas web de Shein en Austria, Alemania, Italia, España y Suiza, y cinco artículos de una tienda ’pop-up’ en Múnich (Alemania).
Encontraron que siete de ellos (15 %) contenían sustancias químicas peligrosas que superan los límites reglamentarios de la UE. Además, cinco de estos productos superan los límites en un 100 % o más, mientras que según las pruebas un total de 15 de los los productos contienen sustancias químicas peligrosas en niveles que la ong considera "preocupantes" por encima del certificado OEKO Tex (32 %)(2).
Greenpeace considera que "esto es relevante porque hasta un 60 % de los productos vendidos en Black Friday pertenecen a la categoría de ropa, calzado o complementos".
Para analizar los 47 productos seleccionados, se remitieron al laboratorio independiente BUI para su análisis químico. Greenpeace destaca que se hallaron niveles muy altos de ftalatos en los zapatos y formaldehído en el vestido infantil.
En opinión de la organización, la presencia de estos químicos demuestra "la actitud negligente de Shein respecto a los riesgos ambientales y la salud humana asociados con el uso de sustancias químicas peligrosas, cuando estos se entran en conflicto con su propio beneficio económico"
El informe destaca que la empresa, con sede en Nanjing (China) "está violando las normas ambientales de la UE sobre productos químicos y poniendo en peligro la salud de las personas que consumen sus productos y que trabajan para producirlos", dice Greenpeace.
La organización señala que los resultados del estudio muestran que el uso de productos químicos peligrosos sustenta el modelo comercial de moda ultrarrápida de Shein, "que es lo opuesto a estar preparado para el futuro. Los productos de Shein que contienen sustancias químicas peligrosas están inundando los mercados europeos y violando las normas que las autoridades no hacen cumplir", ha declarado Celia Ojeda, responsable de biodiversidad en Greenpeace.
En esencia, el modelo de negocio lineal de la ‘fast fashion’ "es totalmente incompatible con un futuro respetuoso con el planeta, pero el surgimiento de la moda ultrarrápida o ‘ultra fast fashion’ liderado por Shein está acelerando aún más la catástrofe climática y ambiental y debe detenerse en seco mediante una legislación vinculante", dice Ojeda.
Greenpeace pide a la UE que haga cumplir sus leyes sobre productos químicos peligrosos, que en su opinión "son un requisito básico para lograr una economía textil circular y el fin de la moda rápida, como se establece en la propia Estrategia Textil de la UE".
Además, la ong considera que las propuestas de la UE también deben abordar el sistema inhumano de "explotación y destrucción que usa la moda ultrarrápida que no debería tener cabida en ninguna industria en el siglo XXI, responsabilizando a las empresas por la explotación ambiental y social en sus cadenas de suministro y el impacto de los residuos de la moda. Esto también debe abordarse con urgencia a través de un tratado global, similar al Tratado Internacional contra la contaminación por plásticos de la UNEA (Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en sus siglas en inglés) que se está discutiendo actualmente, para finalmente abordar la huella de carbono gigante que produce la industria de la moda”, añadió Ojeda Martínez.