El producto más dulce del supermercado es que el que ha dejado un sabor más amargo en el bolsillo de los consumidores en el último mes. El azúcar registró en octubre una subida cercana al 43% en términos interanuales y el aumento fue de un 27% respecto a los precios de septiembre, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística.
El aumento de este producto fue casi el triple del que registró el grupo de los alimentos, y eso que este índice batió todos los récords, con una subida del 15,4%.
En el caso del azúcar, la “tormenta perfecta” que ha impulsado los precios se debe a un descenso de la oferta provocada por menores cosechas, y por una limitación de las exportaciones de algunos de los principales productores mundiales, motivada por la subida del petróleo.
En España se consumen anualmente 1,26 millones de toneladas de azúcar, según datos del Ministerio de Agricultura.
Tras la liberalización del sector y el fin del sistema de cuotas en 2017, cada productor puede decidir sembrar lo que considere que es rentable, y en los últimos años en nuestro país (y en otros del sur de la Unión) se ha reducido la superficie cultivada porque los precios no resultaban interesantes para los productores a pesar de las ayudas que se reciben de la UE.
“Se ha ido abandonando el cultivo de remolacha porque no era económicamente sostenible y tenía unos gastos muy altos. Este año se ha reducido la superficie cultivada en Castilla y León de las 21.000 a las 15.000 hectáreas”, explica Lorenzo Rivera, responsable de remolacha-azucarera de COAG.
Y es que, si esos precios ya desde hace años no servían a los productores para cuadrar las cuentas, el aumento de los costes en los últimos meses como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania y el encarecimiento del gas, ha hecho más complicado aun que salgan los números.
"Los costes fitosanitarios son hasta un 30% más caros y los de fertilización se han disparado: la tonelada de abono costaba 350 euros y ahora la pagamos a 1.000. Y la factura eléctrica para el riego se ha multiplicado por tres. Antes suponía 2.500 euros al mes y este año he llegado a pagar 8.300” enumera Rivera, cuya producción de remolacha se riega con el agua de pozos subterráneos.
Ese aspecto, la falta de agua, ha sido otro de los condicionantes que ha jugado también en contra de la cosecha de remolacha, ya que la sequía ha obligado a muchos agricultores a abandonar ese cultivo y optar por productos que emplearan menos recursos hídricos.
“No estamos a gusto con precios altos, pero es que se nos ha remunerado muy mal, por lo menos en la última campaña, con precios que no eran atractivos para los remolacheros y que han provocado que se haya sembrado poco. Nosotros queremos producir más, pero con unos precios rentables. Quizá hace unos meses no fuera así, pero justo en este momento la industria azucarera tiene margen. Un margen que debería repartirse entre los productores y los consumidores para que el azúcar no se convierta en un artículo de lujo”, reflexiona José Antonio Turrado, secretario general de Asaja en Castilla y León.
Esta subida de los precios en España, que fuentes de la Sociedad Cooperativa General Agropecuaria ACOR reducen al entorno al 19% desde el verano, se observan también en todos los mercados productores europeos. Y es que esos problemas relacionados con el incremento de los costes y la falta de agua se han registrado también en Francia, la mayor industria azucarera de la UE, que acaba de comunicar que recorta más de un 2% sus estimaciones para la próxima cosecha, en la que espera producir 31,94 millones de toneladas de remolacha azucarera.
"Son los precios que se están produciendo en los mercados internacionales, motivados fundamentalmente por una reducción de la superficie y el aumento de los costes agrícolas que se están produciendo en todas partes", explica Turrado, que se refiere también a otra de las razones que que han provocado los intensos encarecimientos de los últimos meses: la decisión de Brasil, el mayor productor de azúcar del mundo, de destinar parte de la producción de caña a fabricar bioetanol ante la subida de los precios del petróleo, ya que este biocarburante puede sustituir a los combustibles fósiles.
Ese desplazamiento de la oferta de caña de azúcar a usos no alimentarios, junto a la decisión de la India (el segundo productor mundial, por delante de la Unión Europea) de restringir las exportaciones para garantizar el abastecimiento propio en el contexto de la pandemia, han sido claves también el aumento de los precios que se ha trasladado a todos los mercados.
Los expertos coinciden en que un aumento de la oferta si se restablece la producción de azúcar el Brasil por la bajada del petróleo o una mejora de las cosechas en Europa, con precios energéticos más reducidos, podrían aliviar la subidas que se han registrado.
Mientras tanto, los agricultores, que en el norte de España tienen que comenzar la temporada de siembra de la remolacha azucarera en febrero, aseguran estar expectantes para conocer qué precios ofrecerá la industria por este producto.
"Lo que se podría hacer para bajar los precios es incentivar la producción nacional para, por lo menos, corregir el diferencial que tenemos con el aumento de los precios que se ha producido en el centro de Europa y que aquí ha sido más escandaloso porque nosotros dependemos más de las importaciones", señala el responsable de Asaja . Y lamenta: "Cuando hay una situación de escasez mundial los países que son deficitarios son los que más notan los incrementos de los precios, y es el consumidor el que acaba pagando más y a veces con menos garantías".