Stefan Hartung, presidente de Bosch: “Llevaremos la computación cuántica a aplicaciones que van a cambiar el mundo”

  • “Con la simulación de materiales queremos sustituir los metales preciosos y tierras raras necesarios en los motores eléctricos y de hidrógeno”, señala

  • “La aplicaremos a nuevos sensores que alcanzarán un nuevo nivel de sensibilidad y abrirán un enorme espectro de posibilidades”, asegura

  • “Hay quien anuncia resultados para la próxima década y aunque se necesita tiempo, algunas aplicaciones ya están en camino”, afirma

IBM y Bosch colaborarán en el desarrollo y aplicación de la computación cuántica. Un anuncio trascendente realizado en el Bosch Connected World 2022, el evento anual de tecnología del mayor suministrador mundial para la industria de la automoción. “Es una asociación entre gente brillante. Ambos socios aportamos algo que es de interés para el otro”, afirmó Stefan Hartung, presidente del consejo de administración de Bosch, durante una muy exclusiva mesa de prensa en la que participó NIUS.

Y Bosch, fiel a su filosofía, tiene un enfoque práctico para esas mentes brillantes. Quiere encontrar sustitutos a los metales preciosos y tierras raras que son imprescindibles en todos los motores de los coches eléctricos y de hidrógeno. “Con la simulación de materiales queremos sustituir los metales preciosos y tierras raras necesarios en los motores eléctricos y de hidrógeno para obtener motores más pequeños, ligeros y eficientes, además de más ecológicos”. Otros objetivos: liderazgo tecnológico, autonomía en materiales, reducción de costes y mayor sostenibilidad por reducción de minería. “Aportamos nuestros años de experiencia en la simulación de nuevos materiales y sus características y a cambio obtenemos una ventaja competitiva a nivel internacional al llevar la simulación cuántica al siguiente nivel”, dijo Hartung. Ambas compañías conseguirán expandir sus mercados y sus clientes.

Cálculo veloz

La capacidad de cálculo de la computación cuántica es infinitamente superior a la de nuestros ordenadores actuales. Igual que su velocidad para ejecutar algoritmos. De esta forma determinar las propiedades de los nuevos materiales podrá realizarse en solo una pequeña fracción del tiempo que necesitaría un ordenador convencional. De hecho estos no pueden hacerlo por falta de tiempo, espacio de memoria y falta de precisión.

Así que la palabra “prometedora” se queda muy corta para esta tecnología. “Pertenece a la siguiente ola de innovación tecnológica”, afirma Hartung que no puede ser específico en cuanto al tiempo de aplicación de estas simulaciones que se “trabajarán durante los próximos diez años”. Cuando le pedimos una fecha más exacta dice que “algunos afirman que los primeros resultados estarán listos en la próxima década y otros que tardará un poco más. Será necesario seguir una serie de etapas tecnológicas. Es necesario tiempo, porque apenas se conocen sus capacidades. Y también para desarrollar convenientemente las aplicaciones”.

De momento, Bosch tendrá acceso a los 20 ordenadores de este tipo que IBM posee en EE.UU. Unos ordenadores que evolucionan a un ritmo vertiginoso, pues cada año prácticamente multiplican por dos su potencia. En 2019 el ordenador cuántico más potente de IBM constaba de 53 bits cuánticos. En 2021 ya tenía 127. Y justo el mismo día del evento de Bosch, IBM anunciaba su nuevo ordenador con 433 qubits denominado “Solaris”. ¿Y a futuro? Pues IBM anunció 4.000 qubits para 2025 y hasta ahora ha venido cumpliendo sus plazos.

Medir impulsos nerviosos

Pero la filosofía de Bosch es “Innovación para tu vida” y no piensan quedarse en la mera investigación a futuro. Quieren aplicar esta computación ultra veloz a su producto estrella, uno tan pequeño que es difícil de ver: los sensores. Más de la mitad de los teléfonos móviles inteligentes del planeta cuentan con sensores Bosch en su interior así que Hartung es claro “siempre estamos interesados en hacerlos evolucionar”.

Por eso ya tienen unos 30 expertos que trabajan en la nueva tecnología de sensores cuánticos. “Trabajan con los campos electromagnéticos. Son capaces de medir señales con una sensibilidad tal que sería imposible medirlas de otro modo. Un ejemplo un poco extremo: quizá se podrían medir emisiones del cerebro, o señales de determinadas máquinas. No solo podríamos ver la luz que percibimos, sino también el espectro de luz infrarroja. Veríamos cosas que nunca hemos sido capaces de ver. Llevaremos la computación cuántica a aplicaciones que van a cambiar el mundo”.

Los futuros sensores cuánticos, que podrán lograr una precisión mil veces mayor que los actuales. “Todo será más exacto, más sensible, de tamaño más reducido. La auténtica clave de todo esto es que podremos alcanzar un nuevo nivel de sensibilidad y esto abrirá una enormidad de posibilidades. Con ello conseguiremos un diagnóstico mucho más preciso en multitud de situaciones críticas lo que será realmente útil. O por ejemplo, ayudar a diagnosticar el Alzheimer. ¿Estamos ahí ya? No, pero algunas de estas aplicaciones están en camino y creo que es un área enormemente prometedora”.

Desde calcular con precisión milimétrica capacidades de carga hasta permitir el control puramente mental en realidades virtuales y poder mover prótesis médicas mediante impulsos nerviosos, las aplicaciones son infinitas. “Y será necesario que aprendamos nuevas reglas para esas aplicaciones. Por ejemplo, al ser tan extremadamente sensibles, tendremos que aprender a diferenciar con exactitud de dónde proceden esas señales que estamos midiendo -si de la luz o de otro emisor, del cerebro como hablábamos antes, por ejemplo- lo que se convierte también en un aspecto fundamental”.

Desde principios de año una empresa emergente trabaja en la comercialización de estos sensores, El marcado de la computación cuántica alcanzará un valor de unos 840.000 millones de euros en los próximos quince a treinta años, según Boston Consulting Group. Y McKinsey afirma que el de los sensores cuánticos crecerá hasta un valor de mercado de unos 7.000 millones de euros en un tiempo menor.

Aunque no son tan específicos sobre los materiales de las baterías -no confirman su trabajo, ni tampoco lo niegan-, el movimiento de los electrones fuertemente correlacionados que se establecen en sus membranas, las convierten en un terreno ideal de trabajo. En general la electromovilidad y las energías renovables serán también áreas de trabajo de Bosch.

Invertir 10.000 millones

Pero no solo en desarrollos cuánticos trabaja Bosch, que ya tiene 40.000 expertos en software en su empresa y va a invertir 10.000 millones de euros en digitalización y conectividad hasta 2025. “Pero no seremos una compañía tecnológica, porque siempre estaremos dirigidos al consumidor y siempre ofreceremos una gama de productos físicos. Esta orientación al producto hace que nuestro modelo de software sea tan diferente al de tantas otras compañías. Pero ¿sabe qué? ese reto nos encanta, es lo que nos hace diferentes”.

Esta orientación hace que surja otro de los grandes hitos del futuro para la industria automotriz, el 5G. “Ya estamos trabajando en la fábrica flexible, con gemelos digitales que puedan recrear el entorno de trabajo. Todo eso requiere de una red veloz, robusta y confiable. Tenemos varios experimentos desarrollándose en varias instalaciones y una de ellas es la de Aranjuez en Madrid”.

A la futura llegada del 6G la califica como “avance fundamental para muchas funciones. El problema de la respuesta instantánea entre máquinas quedará resuelto”. Y modificará los vehículos. “Cada vez necesitamos mayor capacidad de procesamiento en los coches por el incremento de funcionalidades: sistemas de ayuda a la conducción, infoentretenimiento... Y esa computación en el coche resulta más cara que una computación externa. Así que un remedio es usar la nube y reducir el ordenador del coche, lo que abarataría esas prestaciones. Esa será la siguiente “ola” tecnológica. Pero para eso ¿qué se necesita? una red robusta y fiable. Sin embargo, las funciones esenciales siempre permanecerán en el coche. No pondremos los frenos en la nube”.

Chips y producción

Bosch también fabrica los famosos chips o semiconductores, y quisimos saber cuándo volverá su suministro a la normalidad. “Creo que 2023 será mejor que 2022, pero en automoción la demanda está creciendo. Es porque se emplea cada vez un mayor número debido al incremento de las funciones de los vehículos. En 2024 espero que se dé otro avance en la normalización, pero en cualquier caso será una cuestión de años. La pregunta es si la demanda de coches tenderá a reducirse por temas de la economía”.

Esto nos llevó a una posible alerta por la reducción de la producción de coches en Europa debido a las regulaciones, crisis económica, crisis de la energía... “Hemos visto al mercado mundial virar hacia Asia en los últimos años debido al gigantesco mercado chino. Y allí también tienen una enorme producción de coches que es tres veces o más que la de Europa. Para nosotros ese es el principal punto de atención, pues su influencia en la producción es enorme a nivel mundial. En cuanto al volumen de producción europeo no crecerá de manera potente. De momento, la producción está asegurada para los próximos seis meses. Esto es porque, aunque la gente dejase de comprar coches, las fábricas tendrían que cubrir los coches no entregados debido a los problemas de la cadena de suministros. En la segunda mitad de 2023, se podrá ver qué demanda permanece y también si se da una posible caída de los suministros debido a posibles problemas relacionados con la energía”.

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