La crisis energética, la inflación y las malas perspectivas de futuro continúan asfixiando a la ciudadanía. Con los precios absolutamente por las nubes y la vida cada vez más cara, son muchos los que tienen que hacer todo tipo de malabares para llegar a fin de mes. Quienes tienen una hipoteca enfrentan la incesante subida de tipos, y quienes todavía no pueden ni permitirse el acceso a una vivienda lo viven como una quimera; como un imposible. Para paliar el caso de los primeros, la banca estudia la congelación hipotecaria; un plan todavía lleno de dudas e interrogantes.
Sobre la mesa, impulsada por la CECA, –patronal de las cajas de ahorro–, con Caixabank a la cabeza, la iniciativa contempla una congelación temporal de las cuotas de las hipotecas a los más vulnerables, lo que incluiría una ampliación del plazo de amortización con el objetivo de facilitar los pagos. Con ello, buscarían evitar el aumento derivado de la subida del Euríbor durante 12 meses a estos clientes, pero todavía no hay nada definido y ni siquiera esto está cerrado.
De hecho, como alternativa también plantean una moratoria del pago de los préstamos, al estilo de lo que ya se realizó en la fase más grave y acusada de la pandemia del coronavirus. En ese momento, el Ejecutivo ofreció un aplazamiento de las cuotas hipotecarias durante un total de nueve meses (tras prorrogarse los tres iniciales), sin ningún interés adicional.
Sobre esta cuestión también ha sido llamada la AEB, donde están Santander, BBVA o Sabadell, quienes también entran en las negociaciones de las patronales con el Gobierno.
Por el momento, aunque las últimas informaciones apuntan a un acercamiento de posturas con el Ejecutivo, todo está en el aire. Mientras el Euribor roza el 3%, con el terrible impacto que ello supone para el bolsillo de los hipotecados, las entidades siguen discutiendo cómo abordar la situación y el clima de crisis e incertidumbre.
Para algunos expertos, ni siquiera la congelación de las hipotecas parece que vaya a solucionar mucho. Fundamentalmente porque las principales sospechas apuntan a que serían muy pocos los que se verían beneficiados por la propuesta. Cabe precisar qué se entiende por cliente vulnerable, en qué términos se aplicará la congelación, con qué intereses, y si se revierte parte o toda la subida de cuotas tras el alza del Euribor. También para qué deudor o a partir de qué situaciones podría solicitarse.
Según el código de buenas prácticas que el Gobierno y los bancos acordaron en 2012, en lo que se entiende por cliente vulnerable, el umbral está fijado en 24.319 euros, –esto es, tres veces el Iprem–, y además exige que el esfuerzo del hogar para hacer frente al pago hipotecario haya aumentado, con la cuota hipotecaria superando el 50% de los ingresos.
En este contexto, Nadia Calviño, vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, ha instado a “garantizar la estabilidad financiera y evitar que este alza de los tipos de interés pueda tener un impacto negativo”, llamando a desarrollar“medidas que puedan aliviar la situación de las familias”.
En este sentido, no obstante, defiende que el Gobierno está permitiendo contener la inflación y mantener el crecimiento económico, y valora el trabajo de la banca, esperando que próximamente se pueda contar on un nuevo marco que refuerce las medidas para los deudores hipotecarios en riesgo que ya se aprobaron 2019 y que incluyen revisión de cuotas, moratorias o dación en pago en los casos más extremos.
Según señala iAhorro, “el principal problema de la subida de tipos está en el endeudamiento”. “El límite que pone el Banco de España para destinar a vivienda se sitúa entre un 30% y un 35% del salario neto mensual, lo que significa que si tienes un TIN (Tipo de Interés Nominal) o una TAE (Tasa Anual Equivalente) definitiva muy alta, te encarecerá muchísimo el coste total de la hipoteca y aumentará la cuota mensual a pagar, por lo que tu capacidad de pago será inferior y esto podría hacer que el banco te denegara la hipoteca por riesgo de impago”.
En suma, “cada vez que los tipos de interés suban, el hipotecado se va a poder permitir una casa más pequeña, sea cual sea el presupuesto. Por ejemplo, si se compra una casa de 300.000 euros a 30 años y un TIN del 1%, pagará cada mes 965 euros por su hipoteca, pero, si para comprarse la misma casa, el TIN sube al 3% la cuota se encarecería casi 300 euros, hasta los 1.265 euros mensuales”.
A este respecto, cabe destacar que el Banco de España recomienda a los futuros propietarios que no destinen más del 30% o 35% de su salario mensual a pagar la cuota de la hipoteca. Por esta razón, cuanto más suban los tipos de interés más difícil va a ser que una persona pueda asumir el pago de un préstamo de estas características. No solo serán más caras las hipotecas: el acceso a una también será más difícil.