'Revolving', microcréditos, reunificar deudas: atención a las soluciones 'milagro' para llegar a fin de mes
Las asociaciones de usuarios bancarios aseguran que aumentan las consultas y contrataciones de productos financieros para lograr liquidez
El saldo del crédito 'revolving' está creciendo en el entorno del 15% interanual
Los expertos recomiendan ajustar los presupuestos, reducir los gastos y tratar de negociar productos de crédito a corto plazo con las propias entidades bancarias
La cesta de la compra por las nubes, la factura del gas, el recibo de la luz... el aumento de los gastos de los hogares, provocado por la inflación disparada, está llevando a las familias a tener que hacer malabares con sus presupuestos para llegar a fin de mes. Esta situación, que desde hace meses ya se traduce en un descenso del consumo, provoca también que muchos consumidores, especialmente los más vulnerables, estén buscando soluciones para hacer frente al aumento de los gastos.
“Cuando viene una subida de precios y una bajada del poder adquisitivo, lo que sucede normalmente no es una rápida adaptación rebajando los gastos. Al principio, lo que se hace es intentar aguantar recurriendo a productos financieros, sobre todo a las tarjetas, y luego ya no queda más remedio que reducir el consumo”, explica el responsable de Estudios de la Asociación de Usuarios Financieros (ASUFIN), Antonio Gallardo.
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Esta tendencia la acredita también la Asociación de Usuarios de Bancos Adicae, que señala que las consultas sobre endeudamiento aumentaron un 20% en septiembre respecto al mes anterior y fueron, también, un 12% más elevadas que en el mismo periodo del año pasado.
Tarjetas revolving
Ante los primeros problemas de liquidez los expertos señalan que lo más habitual es que los consumidores opten por recurrir al uso de tarjetas de crédito. Y señalan que, dentro de esta opción, la más peligrosa es la que se refiere a las tarjetas revolving. Y esa es, justamente, la que más está creciendo en los últimos meses.
“El saldo dispuesto en crédito revolving está creciendo en tasas de entre el 10 y el 15% interanual. Estas tarjetas permiten pagar una cuota baja y aplican intereses muy elevados (de hasta el 21%) al resto de la deuda que se fracciona y aplaza. Si no se amortiza capital y vamos añadiendo deuda, la bola se va a haciendo más grande”, explica Gallardo. Y considera que a pesar de que aun persiste cierto desconocimiento sobre el funcionamiento de este producto, hay muchos consumidores que sabiendo lo que implica, no encuentran otra opción para lograr liquidez.
“Se trata de casos en los que no queda más remedio que acudir a estas tarjetas, que incentivan el gasto y están diseñadas para que tengas dispuesto el saldo al máximo”. Por eso recomienda intentar prolongar su uso el menor tiempo posible, pagar las cuotas más altas que se pueda permitir y ajustar los gastos para ir haciendo la deuda lo más pequeña posible.
Préstamo personal
Otra de las opciones que pueden plantearse los consumidores es la de solicitar un préstamo personal. Un estudio de Asufin ya revelaba a comienzos de verano que casi un tercio de los españoles (29,3%) tenía intención de pedir uno, lo que supone el mayor dato registrado en los dos últimos años. La asociación destacaba entonces que ya estaban subiendo los préstamos para atender necesidades financieras, pero se trata de una alternativa que tiene complicaciones.
“El problema es que entre comisiones de apertura y lo que marque la entidad financiera ya se parte de cantidades relativamente altas. Y a eso se añade el problema de la justificación. No es lo mismo pedir el dinero para hacer un máster, que para tender liquidez, porque en ese caso ya se está indicando que existe un desfase en la capacidad de pago”, señala el experto.
Esas dificultades son las hacen, dice, que se acabe acudiendo a entidades fuera del propio banco o a las revolving. Es como un proceso de expulsión de los productos de tu banco habitual, y cada paso que se da supone una capa más de gasto, hasta llegar a la de los minicréditos.
Los minicréditos
Son uno de los productos financieros en los que también se está detectando un aumento de la demanda. Se trata de productos de riesgo, por su elevado tipo de interés y porque se dirige a quienes atraviesan dificultades económicas y no consiguen financiación por vías tradicionales. El reclamo son costes bajos con devoluciones a corto plazo y ofrecimiento de préstamos gratuitos para los nuevos clientes.
“La secuencia es que pasas de un préstamo personal, en el que puedes tener tipos de interés de un 6% o un 7%, a un préstamo rápido de 3.000 euros donde ya son un 12% o un 15%, y de ahí a una tarjeta revolving que es un 18% y finalmente vas a un minicrédito donde acabas metiéndote en un 3.500% TAE por un préstamo a 30 días”, reflexiona Gallardo.
Y añade que en este mercado que había permanecido estancado durante un tiempo se están sumando riesgos nuevos, ya que los consumidores llegan a no saber con quién están contratando el minicrédito. “Los consumidores lo contratan a través de una web, que es solo un intermediario, creen que lo han hecho con una empresa y quien se lo está reclamando después es otra. El problema, además, es que algunos de estos minicréditos parece que están diseñados para que no se paguen, porque la penalización por impago es altísima. Es la peor de las soluciones y está creciendo en número de clientes.”
Negociar con la entidad y reducir gastos
Dada la complejidad de estos productos y las consecuencias negativas que pueden acabar acarreando a los consumidores en una situación de dificultad financiera, los expertos recomiendan no perder de vista el presupuesto disponible y recordar que un préstamo es solo una solución puntual.
"Lo primero es reducir gastos para adaptarnos a las circunstancias y hay que demostrar a la entidad financiera que tenemos capacidad de devolución", resume Gallardo que pone varios consejos sobre la mesa:
- Intentar negociar un producto a corto plazo como anticipo de nómina o similar con el banco habitual.
- Si se opta por reunificar deudas para cerrar diferentes saldos pendientes, hay que intentar hacerlo con la propia entidad financiera y siempre con la precaución de que el coste no se alargue mucho (para evitar que acabemos salvando el corto plazo pero condenando el largo).
- Si decide optar por una tarjeta de crédito revolving, lo primero es ser conscientes de su funcionamiento, y también hay que hacer un esfuerzo en reducir el gasto para no acumular más deuda e intentar reducir los saldos lo antes posible.
- Y si estamos pensando ya en otros tipos de productos que no son nada recomendables, se puede también valorar alternativas como préstamos entre amigos o familiares.
A pesar del aumento de los precios que pueden complicar la situación financiera de muchas familias, las asociaciones de consumidores señalan que, de momento, no se detecta un repunte de la morosidad, aunque reconocen que ya en algunos casos se está tensando la cuerda y para pagar las deudas se esta incurriendo en deudas nuevas.
"Ahora no hay una restricción grande del crédito, aunque es cierto que las condiciones son cada vez más duras. El riesgo es de un sobreendeudamiento más que de un aumento de la morosidad", señalan. No obstante, reconocen que un deterioro del mercado laboral provocado por el empeoramiento de la situación económica si podría dibujar ese horizonte en el futuro.