La semana "horribilis" de Liz Truss al frente del Reino Unido
La decisión de recortar los impuestos a los que más ganan provocó la caída de la libra y de los mercados de la deuda el lunes y obligó al banco central a intervenir de urgencia
Este domingo empieza el congreso conservador, donde la primera ministra deberá convencer a los suyos de que su plan funcionará y que ganarán las elecciones de 2024
Los laboristas ya aventajan en 33 puntos a los conservadores en las encuestas, lograrían 498 diputados, por 61 los 'tories', que sería una debacle histórica si los comicios se celebraran hoy
La primera semana completa de Liz Truss en el Gobierno no ha podido ser más catastrófica. Truss se convirtió en primera ministra el pasado 6 de septiembre, pero su mandato quedó interrumpido por el fallecimiento de la reina Isabel II y los once días de duelo posteriores. El país volvió a la normalidad el 20 de septiembre. La semana arrancó con la noticia de la caída el lunes de la libra esterlina, que alcanzó su mínimo histórico frente al dólar de 1,03, consecuencia del anuncio el viernes anterior por parte del ministro de finanzas, Kwasi Kwarteng, de los mayores recortes fiscales en cincuenta años en Reino Unido. Ese anuncio desestabilizó los mercados de la deuda.
El mismo lunes, el Banco de Inglaterra, el banco central británico, emitió un comunicado extraordinario en el que anticipaba nuevas subidas de los tipos de interés. La semana anterior ya había incrementado los tipos en medio punto hasta el 2,25%. Han subido dos puntos en apenas diez meses. Los mercados financieros predijeron que el banco central británico necesitaría aumentar las tasas de interés al 6% para restaurar la confianza. Esto provocaría una subida media de hipotecas con tipo variable de 800 libras (894 euros) de media anual. Algunos bancos, entre ellos Halifax, el proveedor de préstamos hipotecarios más grande del Reino Unido, han retirado temporalmente sus productos ya que
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El miércoles, el Banco de Inglaterra lanzó una intervención de urgencia para comprar deuda pública e intentar calmar los mercados y frenar el desplome de la libra. Anunció una inyección al mercado de la deuda de 65.000 millones de libras (72.600 millones de euros) adquiriendo bonos del Tesoro con vencimientos superiores a veinte años “de manera ordenada y fluida” a razón de 5.000 millones de libras (5.850 millones de euros) cada día durante los trece días previos al 14 de octubre.
En un comunicado, la institución monetaria británica afirmó que había “un riesgo material de inestabilidad financiera en el Reino Unido” y que de no haber intervenido habrían colapsado los fondos de pensiones. Sin embargo, los economistas han advertido que esta inyección de miles de millones de libras de dinero recién acuñado en la economía podría impulsar todavía más la inflación, que ya está en el 10,1% y que se prevé, según Citigroup, que llegue al 18,6% en enero.
Sunak espera la caída de Truss
Los recortes fiscales de Truss que desestabilizaron a los mercados fueron anunciados el viernes 23 de septiembre en el Parlamento por Kwarteng. Suponen un recorte de los impuestos, sobre todo a los que más ganan, por un valor de 45.000 millones de libras (61.000 millones de euros). Precisamente esta fue una de las promesas de Truss en las primarias del Partido Conservador celebradas el mes de agosto y que la enfrentaron a Rishi Sunak. Fue la gran lucha de las primarias: cómo bajar la inflación. Truss defendió una bajada de impuestos y Sunak una subida que ya había iniciado cuando era el titular de finanzas de Johnson. De hecho, parte del anuncio de Kwarteng consistía en revertir las decisiones de Sunak.
Sunak advirtió a Truss que no podía reducir las tasas y a la vez ofrecer el paquete de ayudas a la población que se requería tras el incremento de los precios de la energía. En el plan, conocido como “minipresupuesto”, incluyó un paquete de ayudas valorado en 60.000 millones de libras (69.000 millones de euros) en los próximos seis meses para rebajar el recibo de la luz y el gas. Truss se había presentado en las primarias como la nueva Thatcher por su apuesta por liberalizar los mercados y reducir el tamaño del Estado. A la decisión de recortar impuestos, se añade la de reducir el presupuesto de todos los departamentos del Estado. Sunak está esperando a que su vaticinio se cumpla para demostrar que las bases conservadoras se equivocaron no eligiéndole a él.
No rectificarán
Las rebajas fiscales de Truss fueron criticadas el miércoles de manera excepcional por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que alertó que la decisión del Gobierno de Truss no solo no iba rebajar la inflación, sino que la incrementaría y que ensancharía la brecha entre ricos y pobres en el país.Pidió al Gobierno británico que rectificara. Kwarteng tiene previsto presentar su plan fiscal el próximo 23 de noviembre. Entonces tendrá la oportunidad de introducir cambios. El ministro de finanzas se reunió el miércoles con algunos de los principales bancos británicos, que le pidieron que diera marcha atrás a algunas de sus medidas. Por ahora, ha descartado esta posibilidad.
El “minipresupuesto” de Truss y las turbulencias provocadas han generado un nuevo enfrentamiento con los laboristas, en la oposición. En estos momentos el parlamento británico está en receso mientras se celebran los congresos de los tres principales partidos políticos hasta el 11 de octubre. El líder laborista, Sir Keir Starmer, pidió el miércoles al Gobierno que vuelva a convocar el Parlamento de urgencia para que anuncie el abandono de sus planes fiscales “antes de que se produzcan más daños”.
“El gobierno claramente ha perdido el control de la economía (…) A diferencia de otras situaciones en las que un evento mundial inesperado causa este tipo de crisis, esta vez ha sido autoinfligido por el Gobierno -dijo Starmer-. ¿Y para qué? Para eximir de pagar impuestos a aquellos que ganan cientos de miles de libras”. Otros partidos de la oposición como los liberaldemócratas, los verdes y los nacionalistas galeses del Plaid Cymru también han pedido la rectificación del Gobierno y que se vuelva a convocar a los parlamentarios.
Pero Downing Street, la oficina del primer ministro, ha descartado esta opción. Y el Tesoro ha rechazado las llamadas del FMI, de los mercados y de la oposición a revertir sus planes de rebajas fiscales. El secretario del Tesoro y segundo de Kwarteng, Andrew Griffith, insistió el miércoles que sus políticas de reducción de impuestos son los “planes correctos” y negó que el gobierno fuera responsable de la agitación del mercado. Señaló la guerra de Rusia y Ucrania como el causante y recordó que “todas las economías importantes” se han visto afectadas.
"Robin Hood al revés"
Este jueves Liz Truss, en su primera aparición pública desde el inicio de la crisis, dio una serie de ocho entrevistas para radios regionales de la BBC, el ente de radiotelevisión público británico, para dar una imagen de calma defendiendo los recortes. El efecto fue el contrario. Las entrevistas fueron un fracaso. Los entrevistadores acribillaron a Truss con preguntas como “¿dónde ha estado todo este tiempo?”, o “¿le da vergüenza lo que ha hecho?”. Tacharon sus medidas fiscales de “Robin Hood al revés” por considerar que cogía el dinero de los pobres para devolvérselo a los ricos. Truss se cogió al paquete de ayudas de la energía para decir que también ayudaban a los más vulnerables. Sus respuestas no convencieron a nadie.
El viernes, Truss y Kwarteng se reunieron con el regulador financiero británico, que les pidió un informe de las consecuencias económicas que puede tener su plan, pero se niegan a darlo antes de presentar su plan fiscal en noviembre. El viernes, la libra se situó en 1,12 dólares, el nivel que tenía antes del anuncio de los recortes fiscales, pero la moneda sigue fluctuando. Este sábado entró en vigor el incremento de un 30% de los recibos de la energía, que pasarán de 1.971 libras (2.242 euros) por año de media a 2.500 libras (2.844 euros) que van a ahogar más aún a los ciudadanos, que además tienen que hacer frente a la subida desmesurada de la cesta de la compra.
Negro horizonte electoral
La semana termina con unas encuestas nefastas para Truss y los conservadores que dicen que los laboristas de Keir Starmer arrasarían en unas elecciones si se celebraran ahora. Los laboristas aventajarían en 33 puntos a los conservadores. Lograrían 54% de los votos por el 21% de los ‘tories’. Traducido a escaños, los laboristas lograrían 498, 296 más que ahora, de los 650 que hay. Los conservadores, que ahora tienen mayoría absoluta, perderían 304 asientos y se quedarían en 61. Serían una debacle histórica, sin precedentes para los conservadores.
Hay que tener en cuenta que Truss fue elegida el 5 de septiembre solo con el voto de 80.000 militantes del partido, que suponen un 0,12% del total de los 67 millones de británicos. No tiene, por tanto, el respaldo popular y esto le resta autoridad. Los recortes fiscales de la discordia no estaban incluidos en el manifiesto electoral ‘tory’ de 2019. Truss está dentro del mandato de Johnson, que expira en diciembre de 2024. Tiene una mayoría absoluta conseguida por Johnson con la promesa del Brexit y de reducir las diferencias entre norte y sur. Los recortes de Truss las incrementarán.
Esta mayoría absoluta sería borrada de un soplido si se sacaran las urnas ahora. Truss intentará aguantar hasta las elecciones de 2024. No le será fácil por la presión de los laboristas. En discurso el martes en Liverpool, Starmer dijo que era “el momento de los laboristas” y que fueran preparándose para unas elecciones. Algunos diputados conservadores empiezan a arrepentirse de la elección de Truss, pero no la pueden hacer caer porque esto provocaría elecciones y no están preparados. Este será el telón de fondo de la conferencia del Partido Conservador que empieza este domingo en Birmingham. Kwarteng pronuncia su discurso el lunes y Truss el miércoles. Truss deberá convencer a su partido de que su plan funcionará y que con ella ganarán los comicios de 2024. Si los laboristas no les fuerzan a anticiparlos.