Con los precios del mercado eléctrico disparados por la crisis energética, los consumidores se plantean cómo rebajar el importe que pagan por la luz que consumen. En el mercado español conviven dos sistemas de contratación: la tarifa regulada o PVPC y el sistema libre. Los altos costes de la energía ha disparado el trasvase de clientes desde el mercado regulado al libre, pero muchos clientes se preguntan por las ventajas e inconvenientes de contratar en este último ante la constante presión de la compañías comercializadoras.
El mercado eléctrico español esta compuesto por cinco grandes distribuidoras a las que acompañan otras 300 en zonas muy reducidas del territorio nacional. La competencia por hacerse con unos de los casi 30 millones de contratos ha convertido al mercado español en uno de los más complejos y competitivos.
La volatilidad de los contratos ha hecho que el trasvase entre el mercado libre y el regulado sea constante en busca de mejores ofertas o tratando de huir de las tarifas disparadas por los costes de generación. En los últimos meses, más de un millón de clientes se han pasado de la tarifa regulada a la libre, aunque la excepción ibérica puede revertir esta tendencia.
En el mercado libre, las empresas comercializadoras compiten por la captación de los clientes en un entorno de oferta y de demanda. Aunque las cifras son muy cambiantes, un 80 por ciento de los contratos de luz en España estarían dentro de este mercado libre y sujetos a sus ventajas e inconvenientes.
En el mercado libre, todo depende de lo que se pacte entre el cliente y la comercializadora con tarifas que buscan sacar todo el provecho no solo a la multitud de necesidades de los consumidores, sino también de la tecnología: los contadores inteligentes.
Los clientes del mercado libre acuerdan un precio por kilovatio hora que puede ser fijo a lo largo de todo el día o que se ajusta a los periodos de consumo (tramos punta, llano o valle. También es posible contratar tarifas indexadas que van vinculadas al precio del mercado regulado.
Las tarifas en el mercado libre no suelen estar sujetas a permanencia aunque sí tienen periodos de vigencia que suele ser de un año. Vencido este plazo, la compañía comercializadora debe de informa con un mes de antelación a su cliente cuál será el nuevo importe por kilovatio hora para que decida qué hacer.
La ventaja de un precio fijo pactado durante un plazo determinado es que nos permite saber de forma aproximada cómo será nuestra factura de luz y cuánto tendremos que pagar por lo que podemos planificar nuestro presupuesto, siempre que mantengamos un consumo estable.
Sobrevivir en un mercado tan competitivo como el español es muy complicado para la mayoría de los consumidores a los que la mayor parte de los conceptos a tener en cuenta les son bastante ajenos. Hay que tener en cuenta que, según la CNMC, casi el 70 % de los consumidores no conoce las diferencias entre estos dos mercados, y que el 60 % ni siquiera sabe cuál de los dos tiene contratado.
Muchos consumidores desconocen que para contratar el bono social eléctrico no se puede hacer desde el mercado libre por lo que hay que pasarse al regulado.
La web Kelisto, uno de los portales especializados en comparar productos y servicios del mercado dibuja el perfil de los consumidores a los que puede interesar contratar en el mercado libre de la luz:
Consumes más en las horas punta: si realizas tu consumo en las horas centrales del día, o no sueles llevar un control de este, te conviene buscar una tarifa libre con el precio fijo. Este tipo de ofertas mantiene el mismo precio durante las 24 horas del día.
Quieres contratar algún servicio adicional: si buscas una tarifa que incluya un servicio de mantenimiento o una que tenga los servicios de luz y gas, esto solo podrás encontrarlo en el mercado libre.
Buscas algún descuento adicional: el mercado libre es el único en el que se ofrecen descuentos en el precio de la luz. Por ejemplo, Factor Energía incluye un descuento del 12,5% en el total de la factura, mientras que Endesa ofrece el primer mes de consumo gratis.