A los españoles (y probablemente a cualquier ciudadano del mundo) nos preocupa mucho la jubilación. Llegar a la edad de retiro laboral con una pensión digna se ha convertido en un derecho de dudosa realización, y la cosa se complica exponencialmente si no cumplimos con los requisitos mínimos que marca la normativa para poder acceder a esta prestación. Afortunadamente, existe una prestación específica para aquellas personas que no han cotizado el tiempo suficiente, es decir 15 años: se trata de la pensión no contributiva de jubilación, pensada para situaciones de necesidad. Eso sí, se trata de una pensión de cuantía reducida que puede no ser suficiente para mantener un nivel de vida digno ni no existen otros ingresos.
La pensión no contributiva de jubilación es una prestación económica que se concede a Quines se encuentren en situación de necesidad cuando no cuenten con recursos suficientes y no hayan cotizado el tiempo suficiente, así como en aquellos casos en que no hayan cotizado nunca. La carencia de recursos es un requisito para acceder a ella: si tenemos medios para vivir, no tendremos derecho a percibirla.
Tal y como recuerda BBVA, lo habitual es que debamos cotizar al menos 15 años para tener derecho a la prestación por jubilación. Desde ese tiempo mínimo, a medida que aumente el tiempo cotizado irá mejorando también la cuantía que cobraremos. En concreto, si hemos cotizado 15 años tendremos derecho a cobrar el 50 por ciento de nuestra base reguladora.
Además de este requisito, es necesario que exista un período de cotización de dos años comprendidos dentro de los 15 años inmediatamente anteriores al momento de solicitar la prestación o al momento en que termine la obligación de cotizar. Ten en cuenta que solo serán válidas las cotizaciones efectivamente realizadas o las asimiladas a ellas legal o reglamentariamente. Además, no cuenta la parte proporcional correspondiente por pagas extraordinarias.
Si quieres acceder a una prestación de este tipo sin haber cotizado el tiempo mínimo, toma nota de los requisitos para acceder a la pensión no contributiva de jubilación:
Esta pensión, una vez concedida, tiene carácter vitalicio, al igual que en el caso de la pensión por jubilación. Eso sí, es necesario cumplir con lo requisitos que marca la ley en todo momento.
En cuanto a la cuantía de la pensión no contributiva de jubilación, se establece función de las rentas personales y/o de las de la unidad económica de convivencia. En cualquier caso, la cuantía no podrá ser inferior a 1.474,90 euros anuales en 2022. Este importe corresponde al 25 por ciento del importe íntegro, que este año es de 5.899,60 euros anuales, o lo que es lo mismo, 421,40 euros mensuales. En el caso de la cuantía mínima, la ayuda asciende a 105,35 euros mensuales.
Ten en cuenta que, al percibir esta prestación, quedarás sujeto a determinadas obligaciones: tendrás que comunicar a la Entidad Gestora cualquier cambio que pueda afectar al reconocimiento de la pensión, así como presentar el primer trimestre de cada año tu declaración de la renta, demostrando así que tus ingresos siguen permitiendo que percibas esta ayuda. Si ya percibes una pensión no contributivas de invalidez, una pensión asistencial o un subsidio de garantía de Ingresos mínimos y por ayuda de tercera persona, no podrás solicitar la pensión no contributiva de jubilación, ya que son incompatibles.
Para evitar depender de una cuantía tan reducida, lo mejor es mantener una estrategia de ahorro que, en la medida de lo posible, nos permita mantener un nivel de vida similar al que venimos manteniendo antes de la edad de jubilación. Si no cumples con los requisitos mínimos de cotización y no dispones de otros ingresos, ten en cuenta que la pensión por jubilación, contributiva o no, siempre será inferior al salario que venías percibiendo.
Una forma de suplir esta carencia económica consiste en comenzar a ahorrar cuanto antes, aunque sea en cuantías pequeñas: se recomienda comenzar a los 30 años e ir aumentando paulatinamente la suma que reservamos cada mes. Además, hacer números te será de gran ayuda para fijarte un objetivo, así como ser constante: es preferible guardar cantidades pequeñas poco a poco que afrontar una suma grande de una vez.