Justo cuando el gas está en máximos históricos por el corte del suministro ruso, en medio de la peor crisis energética que se recuerda desde los años 70, justo en este momento es cuando más dependemos de este combustible para producir electricidad. Uno de cada tres kilovatios producidos en España en julio se generaron quemando gas. Es el máximo nivel que se registra en el sistema desde el verano de 2008.
El repunte de hace catorce años coincidió también con una ola de calor, solo que entonces el precio del gas no estaba por las nubes. Ahora se paga cuatro veces más caro de lo que sería lo normal en tiempos de paz. Rusia se ha encargado de provocar toda esta tensión en los mercados reduciendo a mínimos el envío de gas a Europa. Las cotizaciones internacionales han reaccionado a la escasez con acusadas subidas: el combustible es un 36% más caro ahora que a principios de julio.
Más intensidad del gas a un precio cada vez más elevado se traduce en el segundo mes más caro de la historia. El precio medio del MWh en julio se situó en los 258 euros. Solo en marzo, en el inicio de la guerra de Ucrania, se superó este nivel.
Las maniobras de presión de Vladímir Putin con el gas este verano han coincidido en el tiempo con más factores que han terminado de dibujar un mes de julio bastante atípico.
Todos estos factores atípicos han ido generando una serie de huecos a cubrir en el sistema por otras energías: el gas es único que puede cubrirlos porque es la única tecnología hoy en día que puede modular su aportación en función de las necesidades. Moscú con su maniobras geopolíticas ha marcado en gran parte el precio al que lo hemos pagado.
En julio de este año el gas fue la principal fuente de energía del sistema eléctrico cubriendo un 33% al mix. En el promedio de los últimos cinco años para este mismo mes los ciclos combinados solo generaron el 19% de la electricidad. Es decir, el gas suele aportar una quinta parte al sistema y no un tercio como este 2022.
El pasado mes se batió además un récord de generación con gas: el día 13 de julio el 44% de las necesidades de luz fueron cubiertas con los ciclos combinados. En esta comparativa se observa la caída de la aportación de la hidráulica y de la cogeneración en comparación lo que habría sido un julio más normal.
Nuestro país ha negociado con Europa una reducción menor del consumo del gas alegando, de nuevo, que somos una isla energética. No todos los países europeos son igual de dependientes del gas ruso. En el caso español solo aporta el 7% de nuestras compras internacionales. Además, España cuenta con la mayor capacidad de Europa para recibir gas vía marítima de otros proveedores como Estados Unidos.
El objetivo de la Unión Europea es tratar de llenar al máximo la capacidad de almacenaje de gas de cara al próximo invierno. Sin embargo estas cifras pueden resultar engañosas. España, a día 1 de agosto, tiene cubierto el 78% de su nivel de almacenaje. Es una cifra superior a la de países como Italia, Alemania o la media de la UE. Sin embargo, cuando se calcula qué representa esa cantidad guardada respecto al consumo anual, España retrocede a los últimos puestos: tenemos reservas para cubrir solo el 7% de lo que gastamos de gas al año.
Es cierto que si se suma la capacidad de las centrales de regasificación (las que reciben el gas en los puertos), nuestro nivel de resistencia llegaría hasta el 14% del consumo anual.
Un año normal, los tres sectores principales que consumen gas son:
El ajuste que se observa en los consumos en la actualidad es totalmente desigual. Mientras los dos primeros sectores han reducido su demanda una media del 10%, en lo que va de año el sistema eléctrico ha aumentado en casi un 73% sus necesidades de este combustible.