Aviso de Putin. El presidente ha advertido en las últimas horas que el mercado energetico, en especial el europeo, sufrirá "consecuencias catastróficas" si persisten las sanciones contra Rusia por la invasión de Ucrania. Ya el 14 de junio Rusia redujo drásticamente sus envíos de gas a Alemania a través del oleoducto Nordstream 1. Pero al situación puede empeorar. El lunes 11 de julio el Nordstream 1 parará completamente entre 10 y 14 días para las tareas de mantenimiento anual. ¿Volverá a abrirse después? Hace semanas que Alemania y otros países del centro y norte de Europa se preparan ante un eventual corte total del gas ruso. ¿Y España? "No nos veremos afectados directamente", ha dicho la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, pero eso no significa que no vayamos a sufrir por el encarecimiento del gas y por el efecto arrastre de una posible recesión si Alemana se queda sin gas. .
España no sufrirá directamente por un corte total del suministro ruso. De enero a mayo, las importaciones rusas han supuesto el 7% de todo el gas importado por España. Argelia, nuestro suministrador tradicional, ha supuesto un 25% de las importaciones y se ha visto superado por EE.UU. con el 35%. El gas argelino llega en su mayor parte por gasoducto y el de Estados Unidos en forma de gas natural licuado (GNL) transportado por buques metaneros. La GNL vuelve a su estado gaseoso en las plantas de regasificación. Un metro cúbico de gas licuado GNL equivale a 600 metros cúbicos de gas natural. Las importaciones rusas se podráin cubrir con más GNL importado desde de EE.UU., Nigeria, Qatar u otros países productores.
Las reservas subterráneas de gas natural superan ya el 72% de la capacidad, uno de los porcentajes más altos de Europa. Pero hay que matizar el dato. España, con tres depósitos subterráneos operativos –el Castor no se construyó y los de Marismas en Doñana no están del todo operativos- tiene una de las capacidades de almacenamiento subterráneo más pequeñas del continente. Lo compensa con las seis plantas en superficie de GNL, a la que se sumará la séptima del Musel, en Gijón, que hasta ahora no se había puesto en marcha. España acapara un tercio de toda la capacidad de GNL que tiene Europa. “Estamos muy bien posicionados en nuestra capacidad de almacenamiento de gas natural, muy por encima de nuestra media histórica y muy por encima de lo que están otros países de nuestro entorno”, afirma la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera.
Las reservas subterráneas a principios de julio son las más altas de los últimos cinco años, salvo 2020., según los datos de los operadores europeos que publica GIE-AGSI. En España el pasado año se consumieron 378,5 TWh (Teravatios) de gas natural. El 76% se destinó a los consumos de hogares, comercios e industrias, mientras que el 24% restante fue a la producción de electricidad. Sumando la capacidad de las reservas de los almacenamientos subterráneos y las de las plantas en superficie de GNL, se podría atender un 15% del consumo anual.
Aunque nuestro suministro no dependa del gas ruso, sí que se ve afectado por los precios internacionales del gas, ahora en máximos en el mercado holandés que sirve de referencia en Europa. Nadie apuesta por una bajada. Los precios de los contratos de gas a futuro se mantienen por encima de los 170 euros el megavatio hora hasta principios de 2023. Al recorte parcial del suministro ruso, se ha sumado la avería en una gran planta de GNL de EE.UU., el temor a un recorte del suministro noruego de gas por una huelga y la feroz competencia global por los buques metaneros. El precio del GNL es más volátil que el contratado por el gasoducto argelino, sometido a revisión cada cierto tiempo. Ahora Argelia está renegociando los contratos al alza, más por aprovechar la subida internacional del precio que por la crisis diplomática con España, según el presidente de Naturgy. España tendrá gas, pero tendrá que pagar más por él.
Los altos precios del gas natural afectan a las familias, a ciertas industrias y a la producción de electricidad. Para el sector residencial el Gobierno aprobó en septiembre del pasado año una limitación a las subidas de las tarifas reguladas, para que no se trasladara a la factura toda la subida del precio del gas. Además, hay industrias que realizan un consumo intensivo de gas, las más importantes son las refinerías, la química y la farmacéutica. Para algunas de ellas se han incluido ayudas en los dos decretos de medidas anticrisis que suponen destinar 375 millones de euros para apoyar a empresas dedicadas a la fabricación de productos químicos, cerámicos, abrasivos o de acabado de textiles, entre otros.
El gas de las plantas de ciclo combinado genera de media en torno al 15% de toda la electricidad en España. Sin embargo, marca el precio al que se paga toda la electricidad –es lo que se llama mercado marginalista. Así ha sido en España y en toda Europa hasta la aprobación de la 'excepción ibérica'. Ahora en España, el gas se paga al precio del gas, pero el resto tiene un tope. La factura ha bajado un 14% con este mecanismo en los primeros quince días de aplicación, pero cuanto más caro esté el gas, más alto será el precio de la electricidad pese a la rebaja y pese a marcar precios muy por debajo de otros mercados mayoristas europeos.
El mayor impacto del corte del gas ruso puede venir de fuera. La economía alemana era muy dependiente de la importación de hidrocarburos rusos. Han reducido ya a la mitad sus importaciones de gas, pero al ritmo actual el Gobierno alemán duda de que vaya a tener sus reservas al 90% a principios de noviembre. Algunos estados alemanes (Länder) ya han empezado a ahorrar rebajando la iluninación urbana o la temperatura de las piscinas.
Si Alemania tiene que implantar racionamiento, es posible que tengan que parar algunas de sus industrias. Hasta cinco institutos económicos alemanes dan por hecho que Alemania entrará en recesión en 2023 si Rusia lleva a cabo un corte total del gas. La recesión de la economía alemana también afectará a España. Después de Francia, Alemania es el segundo socio comercial de España. Allí exportamos, sobre todo, automóviles, frutas y legumbres y productos químicos, por un valor total de 29.500 millones en 2020. Ese año las importaciones superaron los 34.000 millones, fundamentalmente, en químicos, semifacturados y bienes de equipo. Además, los alemanes son uno de los clientes más importantes del turismo español. Hasta mayo suponen el 15% de todos los visitantes internacionales y han gastado más de 3.800 millones de euros. Antes de la pandemia, en 2019, vinieron a España 11,2 millones de alemanes.