La burbuja en la que aparentemente vivía el mercado laboral español parece que ha pinchado abruptamente en julio. Imposible seguir impasible creando empleo mientras las señales de incertidumbre y de inflación van campando a sus anchas en el resto de la economía (española y europea). Tarde o temprano este aparente desacoplamiento de la realidad tenía que terminar.
Los datos no son buenos: por primera vez desde que hay registros, la Seguridad Social perdió afiliados en un mes de julio. El paro, por su parte, aumentó en 3.200 personas cuando lo normal es que disminuya en los meses de verano. Ha sido un julio raro.
“Es imposible que la única variable que quede inmunizada ante el contexto económico internacional sea el mercado de trabajo”, reconocía el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez. Todo indica que el contagio se produjo en julio y que se ha concentrado sobre todo en los últimos quince días. En ese periodo se dieron de baja 100.000 cotizantes.
Sorprende, sin embargo, el brusco frenazo cuando el principal motor económico –el turismo—vive su mejor temporada alta desde la llegada de la pandemia. Las visitas de extranjeros están a punto de recuperar los niveles precovid. Nuestros clientes internacionales vuelven a ocupar hoteles, terrazas y playas e incrementando un 10% su gasto.
Y es justo entonces cuando se trunca la buena racha del empleo.
El resultado general, aun siendo malo, “tampoco puede considerarse una hecatombe”, insistía el ministerio de Trabajo. En Seguridad Social se hablaba de una "fortaleza desconocida en los datos de afiliación". Sin embargo otros apuntan en otra dirección.
La patronal CEOE considera que este “comportamiento inhabitual en periodo estival anticipa una desaceleración preocupante del empleo”. La peor parte se la llevaron los autónomos: 10.000 menos en julio. Su patronal ATA teme que 2022 sea el primer año en una década en la que se pierdan trabajadores por cuenta propia.
Julio ha sido un “toque de atención”, reconoce el Gobierno. Está por ver qué pasará en agosto. El Ejecutivo insiste en ampliar el foco; una visión más amplia ofrece una imagen mucho más positiva.
Hay elementos para pensar que la reacción del mercado laboral en esta crisis puede ser diferente. El Gobierno nos preparara como diciendo: no mires solo julio. Pero resulta complicado no hacerlo y tratar de anticipar los próximos acontecimientos. Y cuando se levanta la vista, la incertidumbre es tan elevada que da hasta sensación de vértigo. La desaceleración del mercado de trabajo podría ser la señal definitiva de: 'aviso, vienen curvas'.