Uno de los grandes 'chascos' que puedes llevarte al entrar en el mundo laboral y negociar tu primer sueldo es comprobar que el salario (bruto) que cerraste con tu empresa no tiene nada que ver con el que finalmente es ingresado en tu cuenta: el llamado salario neto.
La principal diferencia entre salario bruto y salario neto es que el primero es el que la empresa te ofrece de forma global, pero el segundo es el que percibes una vez restadas determinadas cantidades que van destinadas a Hacienda y a la Seguridad Social.
La 'culpa' no es del empleador, sino de tu obligación de pagar estos conceptos. Sin embargo, para saber cuánto vas a ganar realmente es importante conocer qué significa cada uno de ellos y aprender a calcular cuál será tu salario neto. Toma nota de la diferencias entre salario bruto y salario neto.
La principal diferencia entre salario bruto y salario neto es que el primero es más elevado que el segundo. Esto es así porque la cantidad de dinero que te paga la empresa sufre una serie de retenciones que van destinadas a Hacienda y a la Seguridad Social. Por tanto, la suma que es ingresada cada mes en tu cuenta se correspondería con tu salario neto, es decir, el resultado de restar a tu salario bruto esta retenciones y cotizaciones.
Conocer esta diferencia es clave para negociar tu contrato y asegurarte de poder cumplir con tus obligaciones financieras de la forma más holgada posible.
El salario bruto es la cantidad de dinero que percibes a cambio de desempeñar un trabajo para una empresa. Está compuesto por tu salario base y por todos los complementos salariales que te correspondan, como pueden ser nocturnidad, toxicidad, mejoras por convenio, antigüedad, horas extra... Todos estos conceptos se sumarán a tu salario base, dando lugar a un salario bruto que es precisamente la conjunción de todos estos conceptos.
A tu salario bruto (que contiene tu salario base + todos los complementos aplicables a tu caso) se le restan una serie de cantidades que van destinadas a cubrir tus obligaciones con el Estado. Hacienda y la Seguridad Social son la receptoras de este dinero.
De un lado, se te aplicará una retención en concepto de IRPF (te explicamos cómo funciona el Impuesto sobre la Renta), un tributo cuya recaudación va destinada al sostenimiento de los gastos públicos y cuyo abono es, en principio, obligatorio para todos, si bien existen excepciones pensadas para proteger a las personas con menos recursos. Tu IRPF se utilizará para sufragar los gastos a los que hace frente el Estado en muy distintos ámbitos.
De otro, se aplicarán una serie de retenciones destinadas a la Seguridad Social. Las mas importantes son la cotización por contingencias comunes, (que es la más 'cara' de todas, ya que sirve para sufragar las pensiones y otras prestaciones), la cotización por accidentes de trabajo o enfermedad profesional (de aqui salen las prestaciones que percibiremos en caso de que nos veamos en alguna de estas dos situaciones), la cotización por desempleo (es decir, el 'colchón' público destinado al paro) y la formación profesional y otros porcentajes (programas formativos, reciclaje de trabajadores...)
Por tanto, cuando tengas que decidir si aceptar o no un empleo o una propuesta de salario, ten en cuenta las sumas que deberás restar al salario neto que te ofrezcan. Lo habitual es que se mencionen cifras anuales: 18.000 euros, 30.000 euros... Para saber cuánto cobrarás y cómo calcular tu salario neto, puedes utilizar una calculadora online.