Las subidas de los precios de los carburantes afectan a casi todo, y muchas familias tienen que acudir a los bancos de alimentos. No hay otro remedio. Las colas son cada vez más largas. España vive una situación más que complicada en términos económicos.
La inflación está golpeando a los hogares con tanta dureza que las colas del hambre, como en Valencia, no paran de crecer. "Que bajen cuanto antes las cosas porque es que sino la gente no va a poder ni comer", señala una mujer. "Todo lo que era antes accesible, ahora está por las nubes", añade otra vecina.
El precio desbocado de la luz, los combustibles y la cesta de la compra está arrastrando a miles de familias a tener que pedir ayuda para sobrevivir. "Cada vez que voy al súper es que con 50 euros no hago nada", precisa otra usuaria. "Si no es por esto no podemos pasar el mes", señala un hombre.
Los bancos de alimentos están desbordados. "Hay mucha gente y esto ha hecho que tengamos que duplicar el esfuerzo y hacer días especiales de repartos para este tipo de familias", comenta sobre la situación Jaume Serra, presidente del Banco de Alimentos de Valencia.
Y es que hay comedores sociales en otras comunidades, como en Vigo, al borde del cierre porque no pueden pagar las facturas. "Los alimentos traen detrás pago de nóminas, pago de la luz, de la electricidad, que como a todos nos ha subido y nuestros recibos son de 1.500 euros", señala Guadalupe Egido, del Comedor Misión del Silencio.
Para poder seguir dando de comer a los más necesitados han puesto en marcha una campaña de donativos apelando a la solidaridad de los ciudadanos."La situación está tan difícil ahora mismo que por eso venimos aquí", señala una mujer. La población se ve afectada por la inflación.