Una nueva encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios en colaboración con otras cuatro organizaciones de Bélgica, Italia, Portugal y Brasil pertenecientes al grupo Euroconsumers, revela una notable contracción del consumo desde el pasado mes de enero. La cesta de la compra no para de subir. El Índice de Precios de Consumo (IPC) subió un 0,8% en mayo en relación al mes anterior e incrementó su tasa interanual cuatro décimas, hasta el 8,7%, por el encarecimiento de las gasolinas y de los alimentos, según los datos avanzados publicados este lunes por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En lo que se refiere al consumo de energía, el 45% de los españoles bajó la calefacción durante el invierno para ahorrar en la factura, mientras que un 42% admitió haber desconectado aparatos o haberlos dejado de usar por el mismo motivo. Unas restricciones que también se observan en el ámbito de la movilidad: un 36% de los españoles reconoció haber dejado de usar el coche por el aumento del precio de los carburantes.
También se observan cambios significativos en la cesta de la compra: un 42% de los encuestados españoles está priorizando el consumo de productos de marca blanca; mientras que el 21% ha reducido la adquisición de alimentos básicos como son las carnes y los pescados. Un 23% ha reducido la compra de aguay un 21% la de carnes y pescados. Eso sí, un 11% ha aumentado la compra de productos no perecederos.
El ocio es otro de los grandes afectados: el 33% está recortando sus salidas a bares y restaurantes y el 29% de los consumidores ha renunciado o aplazado las compras de ropa, incluyendo, aunque en menor medida, la compra de ropa para los hijos, reconocido por el 13% de los encuestados. Un 25% de españoles ha reducido los viajes, un 23% las actividades culturales.
Y las expectativas de los consumidores no son positivas. Cuatro de cada cinco encuestados consideran que los precios de la energía y los carburantes seguirán subiendo. De ahí que dos de cada tres, una significativa mayoría, tengan miedo a gastar y prefieran ahorrar para prevenir tiempos más difíciles. Tiempos que ya son de por sí muy duros para muchos: uno de cada tres consumidores advierte que no dispone de ahorro suficiente para hacer frente a nuevas subidas de precios en los próximos meses. De hecho, un 13% ha cancelado las visitas el dentista, un 19% ya tiene difícil pagar las facturas y un 21% ha decidido cambiar sus planes de vacaciones.
A pesar de todo, el 57% del total de los encuestados europeos son partidarios de mantener las sanciones a Rusia, incluso aunque afecten a las economías nacionales. De hecho, el 58% prefiere renunciar a cierto confort en su día a día, si con ello consigue ayudar a parar la invasión de Ucrania. OCU urge al Ejecutivo que tome medidas para suavizar los efectos negativos que la situación económica está teniendo en los consumidores.
Los costes logísticos de las empresas españolas exportadoras de alimentos y bebidas se han multiplicado, al menos por tres, por el impacto de las restricciones en China a causa de la covid y por la guerra de Ucrania, que complican el comercio internacional sobre todo por vía marítima.
Empresas de sectores clave para la exportación española -como el hortofrutícola o el de conservas pesqueras- hablan de incrementos cercanos al 300 % en los costes logísticos o del precio de un contenedor multiplicado por diez, como es el caso de las industrias de bebidas, y en general han constatado que el panorama es muy difícil por el entorno inflacionista y la escasez de materias primas.
Los problemas son más evidentes en el transporte marítimo, ya sea por el bloqueo de los puertos ucranianos por Rusia -con el descenso de materias primas agrícolas- o por las restricciones portuarias en China frente al coronavirus que redujeron la oferta de contenedores y están provocando retrasos en las rutas mercantes.
Los líderes de la Unión Europea (UE) abordaron en su última cumbre la necesidad de facilitar la salida de cereales de Ucrania, para evitar un desabastecimiento que aparte de elevar precios puede provocar hambrunas en Oriente Medio o en África.
El secretario general de la patronal de fabricantes de conservas pesqueras Anfaco-Cecopesca, Roberto Alonso, ha declarado a Efe que las limitaciones logísticas de materias primas afectan "indudablemente" a la competitividad de las empresas y al poder adquisitivo del consumidor. Para el transporte de conservas, el papel de China es crucial, porque al estar los puertos parados no llegan contenedores de ese origen que después se usan en la exportación, por ejemplo a América. Esto también ocasiona retrasos en la entrega de pedidos, además de suponer una tendencia alcista en costes logísticos que en ocasiones se han incrementado hasta el 300 %, según Alonso.
"La incertidumbre dificulta la planificación de las empresas que intentan reforzar sus destinos europeos sin descuidar otros, como Estados Unidos. La guerra fue un elemento adicional que dificultó la recuperación económica tras la pandemia", ha señalado. "Nuestro sector sabe trabajar, aspiramos a un entorno más estable, pero estamos en una situación de incertidumbre y habrá que esperar a final de año para comprobar cómo se comporta el consumidor en su cesta de la compra y la afectación de Ucrania", según Alonso.
Las ventas hortofrutícolas fuera de Europa se han visto afectadas por la guerra y las restricciones de puertos chinos como el de Shanghái, según la Federación de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex).
"Hace tres años un contenedor para enviar mercancía a China o Singapur podía costar entre 3.000 y 3.200 euros y ahora ha subido hasta 9.000 y 12.000 euros, lo que hace inviable la exportación", han declarado a Efe fuentes de Fepex, además de resaltar que el descontrol en los tiempos de espera y de tránsito perjudica a los alimentos perecederos.
Las exportaciones españolas de frutas y verduras fuera de Europa (520 millones de euros) bajaron un 10 % en 2021, según datos del Departamento de Aduanas e Impuestos Especiales procesados por Fepex.
En general, Fepex ha identificado dos subidas importantes: una en noviembre de 2021 por la ausencia de chóferes, lo que elevó un 20 % el coste del transporte rodado de España a cualquier destino europeo, y otra desde marzo, porque las empresas logísticas han vinculado el precio de los portes que contratan con los exportadores al coste del petróleo y en consecuencia, "aplican subidas cada mes".
Los exportadores hortofrutícolas, según la patronal, asumen la mayoría de los incrementos del transporte, porque en muchos casos se trabaja con contratos cerrados al inicio de campaña entre la empresa productora y la otra parte, el cliente europeo, ahora no quiere abonar parte del coste del tránsito.
En la misma línea, el director de Espirituosos España -patronal de bebidas alcohólicas-, Bosco Torremocha, ha reconocido el efecto de la inflación, el incremento de los costes de la energía y de las materias primas asociados a la guerra de Ucrania, con "récords cada mes" que impactan en los resultados de estas empresas.
Torremocha ha apuntado que el coste de un contenedor ha pasado de los 2.000 a los 20.000 dólares (de 1.870 a 18.700 millones de euros) y que a corto plazo habrá incertidumbre por la energía, si bien han quedado atrás tensiones como las provocadas antes de Navidad por el "efecto llamada" por miedo al desabastecimiento o por la huelga de transportistas de principios de año.