París se prepara para acoger los Juegos Olímpicos de 2024 por tercera vez en su historia, siendo la única ciudad hasta el momento en hacerlo, y dando muestra de la conexión especial que existe entre la capital francesa y los JJOO. Esta relación se remonta a sus raíces históricas ya que el fundador de los JJOO, el Barón Pierre de Coubertin, era francés y el COI fue fundado en la Universidad de La Sorbona de París en 1894.
Aunque Coubertin inicialmente deseaba que los primeros Juegos se celebraran en París, finalmente se eligió Atenas por su simbolismo. Sin embargo, París tuvo su oportunidad en 1900 en el marco de la Exposición Universal, “estos Juegos fueron especiales, por no decir caóticos”, asegura el director del Centro de Estudios e Investigación Olímpico de la Universidad Europea, Carlos García Martí. “Coubertin, sin los medios económicos ni técnicos necesarios, pidió a los organizadores de la Exposición que se encargaran de los Juegos. Éstos no se tomaron muy en serio el encargo, por lo que fueron organizando pruebas a lo largo de cinco meses sin una uniformidad en las competiciones”, explica el experto de la Universidad Europea. “Muchos años después, el COI decidió cuáles de aquellas competiciones eran olímpicas y otorgó medallas retroactivamente”, continúa explicando al tiempo que comenta como curiosidad que “Margaret Ives Abbott, ganadora de la competición de golf, murió sin saber que era campeona olímpica, algo que solo conoció su hijo décadas después”.
Este año, los Juegos vuelven a París marcados por la celebración del centenario de los Juegos Olímpicos de 1924, una edición que se organizó en el Estadio de Colombes, “que fue el estadio nacional de Francia durante décadas hasta la inauguración del Parque de los Príncipes en 1972, y también fue sede del Mundial de Fútbol de 1938”, y que estuvo marcada por la I Guerra Mundial en la que “Alemania fue excluida por su responsabilidad en el inicio de la guerra y la URSS no participó porque los soviéticos rechazaban el deporte por considerarlo como ‘burgués’”, indica Carlos García Martí.
Deportistas legendarios como Paavo Nurmi, conocido como uno de los 'finlandeses voladores', y Johnny Weissmuller, ganador de tres medallas de oro en natación y posteriormente conocido por su papel como Tarzán, brillaron en estos Juegos. Además, la película ‘Carros de Fuego’ los inmortalizó, aunque con “algunos errores históricos significativos, pero muestra muy bien las condiciones de la época, como las pistas de ceniza y la ausencia de tacos de salida y colchonetas, proporcionando una visión auténtica de los desafíos que enfrentaron los atletas”, afirma el experto de la Universidad Europea.
El director del Centro de Estudios e Investigación Olímpico de la Universidad Europea también apunta que los Juegos de 1924 “marcaron un paso importante en la evolución del deporte, destacando la rivalidad entre estadounidenses y británicos, las dos grandes potencias deportivas de la época. Aunque los Juegos aún eran un evento modesto, con deportistas amateurs que autofinanciaban sus viajes, sentaron las bases para el crecimiento y profesionalización del deporte en las décadas siguientes”. Además, señala que “en aquella época, la participación femenina era limitada, y no fue hasta la edición siguiente que comenzó el atletismo femenino. Este freno en la inclusión femenina llevó a la creación de proyectos como los ‘Women’s World Games’ de Alice Milliat”, una respuesta a la visión tradicional de que el deporte era predominantemente masculino que “estuvo mal vista hasta por el propio Coubertin”.
Estos eventos han dejado una huella imborrable en el deporte mundial y en la propia ciudad, que se erige una vez más como un epicentro del espíritu olímpico.
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