Joel Embiid, estrella de los Philadelphia Sixers y MVP de la pasada temporada en la NBA, ha confirmado públicamente que sufre parálisis de Bell, una afección caracterizada por una debilidad o paralización facial repentina de ciertos músculos de la cara.
El pívot camerunés, nacionalizado francés y estadounidense, ha comunicado la noticia justo después de brillar con los ‘76ers’ al batir su récord anotador en un partido de playoffs, con 50 puntos frente a los New York Knicks, a los que se impusieron por 125-114.
De este modo, ha zanjado los rumores que ya existían en la previa de ese duelo sobre la posibilidad de que sufriese una dolencia de este tipo y que estuviese siendo tratado sobre ello. “Creo que empezó uno o dos días antes del partido de Miami”, ha dicho, en referencia a ese encuentro que tuvo lugar el 17 de abril.
Describiéndolo como “bastante molesto”, ha explicado que había estado sufriendo migrañas y debilidad muscular en el lado izquierda de la cara.
“Es desafortunado, así es como lo veo. Pero no es una excusa. Tengo que seguir empujando”, ha señalado ante los medios tras confirmar su parálisis de Bell, recalcando que va a seguir peleando y luchando junto a su equipo, que ha logrado poner la serie en 1-2 antes los Knicks tras llevarse el primer partido disputado en Pensilvania.
La parálisis de Bell, como la que sufre Joel Embiid, es la causa más frecuente de parálisis facial. Según indica la Clínica Universidad de Navarra, existen múltiples causas que pueden provocar una alteración del nervio facial, siendo la más común, en un 80%, la de la parálisis facial ideopática, con la que también se conoce la parálisis de Bell.
La causa exacta por la que se produce es desconocida, pero fuentes médicas como la citada apuntan a que “puede deberse a una inflamación del nervio producida por virus de la familia herpes simple”, aunque no se descarta que pueda derivar también de otras infecciones.
La buena noticia es que este tipo de parálisis facial tiene un pronóstico benigno. Ello significa que la mayor parte de los casos logra una recuperación total de la función del nervio pasado un tiempo que, según Clínica Universidad de Navarra, suele oscialar “entre 4 y 6 semanas, llegando hasta los 6 meses para la recuperación completa”.
En este sentido, la secuela que definen como más frecuente es “un leve grado de parálisis de los músculos que se afectaron”.
Respecto a los síntomas, casi siempre suelen aparecer solo en un lado de la cara y de forma repentina. Muchas personas refieren molestias por detrás del oído antes de que se note la debilidad muscular en el área, así como también se han descrito en ocasiones dificultades para cerrar un ojo; para comer y beber, debido a la parálisis; babeo; problemas para sonreír y hacer otras expresiones; o debilidad general en la zona.
Además, otros síntomas que pueden darse es el de la resequedad de los ojos; boca seca; dolor de cabeza; o incluso hiperacusia, al sentir que le sonido es más fuerte en un oído; y pérdida del gusto.
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