Luis Rubiales declara hoy en la Audiencia Nacional. Hoy es el día en el que fue presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) tiene que responder ante un juez sobre el beso no consentido que dio a Jenni Hermoso. Se enfrenta a dos delitos: uno de agresión sexual por el beso y otro de coacciones. Aunque él dice que no hizo nada malo podría enfrentarse a 4 años de cárcel.
Más de un centenar de medios de comunicación, nacionales e internacionales, van a esperar a Luis Rubiales en los juzgados de Madrid de la Audiencia Nacional. Hay un gran despliegue policial.
El expresidente de la Federación Española de Fútbol tendrá que responder a las preguntas que el juez Francisco de Jorge le haga sobre ese beso que vieron millones de personas en la final del mundial de fútbol femenino el pasado 20 de agosto. La declaración será a puerta cerrada.
La estrategia de la defensa de Luis Rubiales es afirmar que el beso fue consentido. Ante la Asamblea General de RFEF dijo que el beso "fue espontáneo, mutuo, eufórico y consentido”. Hace unos días dio una entrevista a un medio británico donde se reafirmó y se negó a pedir perdón a la jugadora.
Sin embargo, la campeona del mundo afirmó ese mismo día en un comunicado a través del sindicato FutPro que "en ningún momento" lo consintió, y unos días después lo ratificó ante la Fiscalía. Por el momento, Jenni Hermoso sólo ha declarado ante el ministerio fiscal, aunque es previsible que el juez la cite a lo largo de la investigación.
El ministerio público cree que el expresidente de la RFEF pudo cometer un delito de agresión sexual al dar un beso no consentido a Hermoso sujetando con las dos manos su cabeza, según esta misma declaró; y otro de coacciones por las presiones que la futbolista relató haber sufrido de su superior y su entorno profesional para que justificase públicamente lo ocurrido. Por ambos delitos a Luis Rubiales podrían caerle cuatro años de prisión.