Nunca antes se había vivido una situación en el mundo del deporte, con tanta repercusión a nivel nacional e internacional, como el caso de Luis Rubiales y el polémico beso en la boca a la futbolista Jennifer Hermoso. Las reacciones a lo ocurrido son una demostración incontestable de que la sociedad ha cambiado y de que los actos machistas ya no tienen cabida en ningún ámbito.
La plantilla de la Selección Española Femenina de Fútbol sabía que su triunfo iba a generar mucho más que aplausos, pero ni sospecharon que con el ingrediente inesperado del comportamiento de Rubiales, pondrían patas arriba una institución tan masculinizada como la Real Federación Española de Fútbol.
"Que esto no quede aquí, que no quede solo en la inhabilitación de un presidente de fútbol, sino que realmente se genere un cambio social", señala Beatriz Álvarez, presidenta de la Liga de Fútbol Femenino.
Un cambio que ellas llevan años peleando: desde conseguir su primer convenio colectivo, que les reconoce derechos por maternimdad o de conciliacion, a poder jugar y llenar estadios como el metropolitano o San Mames. Y su lucha no se quedará ahí (varias voces también reclaman equiparar los salarios del fútbol masculino y femenino).
"Está también demostrando (las reacciones al caso Rubiales) que somos un país que quiere una sociedad mejor. Que ya no nos callamos, que ese mensaje para las futuras generaciones es muy importante", precisa Eli Pinedo, exjugadora de balonmano.
Se han duplicado las licencias de jugadoras en ocho años. Y las niñas ya tienen referentes. "Creo que esta victoria va a suponer un antes y un después realmente. Es verdad que es a costa siempre de que demostremos el doble...", sentencia Marina Cortijo, presidenta de la Fundación Mujeres Jóvenes. Algo se mueve en el futbol y tendrá su efecto en la sociedad.