La selección española femenina de fútbol se proclamó este domingo, 20 de agosto, brillante campeona del mundo por primera vez en su historia tras imponerse en la final del Mundial de Australia y Nueva Zelanda a Inglaterra por 1-0, en un gran partido culminado con un gol, en el minuto 29, de la defensa sevillana Olga Carmona, otra vez disfrazada de heroína.
España tocó por fin el cielo con su primer gran título y ya tiene su ansiada estrella, un premio fruto del trabajo de muchas generaciones de futbolistas y confirmado por seguramente la mejor que había dado el fútbol femenino nacional. Lo hizo, como en cuartos y en semifinales, sufriendo hasta el final, pero dando esta vez muestras de mucha madurez para controlar los intentos de una campeona de Europa, competitiva, pero que salvo en algunos compases, siempre dio la sensación de ser inferior.
El equipo que dirige Jorge Vilda fue fiel a sí mismo y dejó su sello en el Stadium Australia. Encontró la resistencia, como era de esperar, de un combinado inglés que no se rindió en ningún momento y que sobrevivió agarrado a una gran Mary Earps, que le mantuvo con vida deteniendo un penalti con 1-0. Pero España se defendió bien, aguantó su ímpetu bajo la batuta de Aitana Bonmatí, elegida Balón de Oro de la cita, e hizo valer el tanto de Olga Carmona para alcanzar la gloria en Sídney.
España fue de menos a más. Con la única novedad de Salma Paralluelo como '9' y con Jenni Hermoso de medio en lugar de Alexia Putellas, acusó algo los nervios en el inicio de su primera final en comparación con su rival, que se asentó más rápido y amenazó de su peligro rápidamente, con una Lauren Hemp muy activa. La delantera, tras un aviso de Alessia Russo tras un robo en el medio, fue la primera en meter miedo con un disparo al travesaño.
Sin embargo, no cundió el nerviosismo en las filas de la selección, que replicó al instante, con una buena doble oportunidad de Salma Paralluelo, que no acertó a rematar un buen centro, y de Alba Redondo que sí lo hizo, pero de una forma demasiada centrada que no logró superar a Mary Earps. La 'Roja' trataba de imponer su mayor calidad técnica en el medio y cuando lograba zafarse de la presión inglesa daba sensación de peligro, sobre todo por el costado izquierdo de su ataque.
El partido se fue equilibrando. La campeona de Europa era más directa en su juego y buscaba apretar bien para intentar sorprender, pero recibió así el gol español. Lucy Bronze abandonó su lado para hacer una circulación demasiado larga hacia el centro y perdió una pelota que España transformó en una transición letal. Mariona Caldentey recibió y aguantó el desdoblamiento de Olga Carmona, cuyo disparo cruzado fue imparable para Earps.
El tanto asentó aún más a la 'Roja', pero el equipo que dirige Sarina Wiegmann apretó en el tramo final en busca del empate, aunque fue Salma Paralluelo la que rozó el 2-0, con un disparo al palo justo antes del descanso tras el que Wiegmann movió al equipo con las entradas de Lauren James, su mejor delantera en este Mundial y sancionada los dos últimos partidos, y Chloe Kelly.
Y tras un buen aviso inicial de Mariona Caldentey, Inglaterra trató de meter una marcha más, agobiando, aunque sin grandes ocasiones. La respuesta de Jorge Vilda fue meter un doble lateral por la derecha con la entrada de Oihane Hernández por Alba Redondo, en busca de tener más seguridad defensiva. España, apoyada en el despliegue de Aitana Bonmatí, enorme en la segunda mitad, el talento de Mariona Caldentey y el liderazgo atrás de Irene Paredes, se fue rehaciendo y tuvo en su mano la sentencia.
Una mano de Keira Walsh fue finalmente señalizada, tras una larga espera y consulta en el monitor, como penalti por Tori Penso. Jenni Hermoso asumió la responsabilidad, pero Mary Earps le leyó las intenciones y mantuvo con vida a su selección, que aprovechó este subidón emocional para volver a crear problemas, aunque su única ocasión real fue un potente disparo de James que encontró la buena respuesta de Cata Coll.
Los minutos fueron pasando, pero esta vez la selección supo sujetar mejor el guion que ante Países Bajos y Suecia. Tuvo opciones para no vivir agobios con los espacios que dejaba ya su rival, pero tampoco se encerró descaradamente, se agarró a su calidad con la pelota y sobrevivió con entereza al arreón final, con más corazón que cabeza. Tras casi un cuarto de hora de añadido, Tori Penso decidió que no había que esperar más la entrada en la historia, algo quizá impensable hace un año y que ahora es una realidad.