Cuando estábamos en el colegio, había dos tipos de niños: los que en verano se quedaban en la ciudad y los que cogían las maletas y ponían rumbo al pueblo. La tranquilidad, las míticas verbenas de las fiestas, los parajes naturales con encanto… Vivir en un pueblo es un lujo que solo está al alcance de unos pocos, pero no es oro todo lo que reluce. Discriminación, problemas de accesibilidad y falta de recursos son los tres pilares de la España vaciada, sobre todo en el entorno rural.
"La gente idealiza los pueblos y esto también es discriminación, porque no son conscientes de lo que está pasando en algunas partes de España”, relata Sandra. "Se piensan que los siete días de las semanas son como cuando ellos se van de fin de semana a La Sierra. No son conscientes de que no tenemos médicos y que si a tu abuela le da un infarto, en lo que llega una ambulancia o la llevas al centro médico más cercano no sobrevive. Esto no es una exageración. Esto ha pasado en mi pueblo".
Sandra tiene 24 años y vive en un pueblo de la comarca de Sanabria, en Zamora. "Mi pueblo y los que lo rodean son muy bonitos. Están cerca del lago, que es un interés turístico muy potente. El problema es cuando llega el influencer de turno, se hace una foto frente a un camión y se cree que conoce la vida rural", confiesa.
Aunque la población española ha aumentado 6 millones desde el año 2000, la distribución no ha seguido esta misma pauta. Algunas ciudades como Madrid y sus pueblos colindantes se han llenado de gente. Pero, ¿de dónde salen todos esos nuevos inquilinos? Zamora, León, Cáceres y Palencia son algunas de las provincias que más han sufrido la despoblación, especialmente en sus pueblos.
Estas áreas reciben el nombre de 'España vaciada'. En algunos casos el problema reside en la sanidad, ya que o no hay centro médicos, o no hay especialistas que quieran trabajar allí. También es frecuente que, dada la baja demanda, las escuelas o institutos cierren. En otros casos, la limitación está determinada por la falta de accesibilidad, ya que no hay paradas de autobús o estaciones de tren. Sea como sea, todos estos pueblos tienen algo en común: la falta de recursos económicos.
En consecuencia, la gente abandona estas áreas mudándose a ciudades como Madrid, Valencia o Barcelona. "No nos vamos por gusto", afirma Víctor, un joven de 25 años que dejó su pueblo de Cáceres y se mudó a Madrid a finales del años pasado. "No hay trabajo, no hay inversión económica y no hay futuro. Por no haber, no hay gente joven. ¿Qué hacemos? Yo soy el primero que quiere salvar mi pueblo, pero si desde arriba te tiran piedras, acabas buscando otras opciones. Es supervivencia".
Mientras esto sucede, los visitantes ocasionales permanecemos ajenos. La fachada repleta de maceteros con flores que fotografiamos el verano pasado ahora tiene otro color. Se han marchitado. Ya no hay nadie allí.
A las limitaciones económicas se suma una nueva problemática: el riesgo de rebrotes a raíz de las escapadas rurales. A partir del 1 de julio comienza la temporada alta de los pueblos. Años anteriores, los visitantes buscaban rutas de senderismo o disfrutar de las fiestas del pueblo. Ahora los veraneantes aprovechan el fin del estado de alarma para viajar y huir de la ciudad.
"Todo el mundo tiene derecho a sus vacaciones, pero me parece muy hipócrita abandonar los pueblos a su suerte durante todo el año y ahora, con toda la que está cayendo, poner en riesgo a quienes viven allí. Pasó en marzo cuando la gente de Madrid se fue a otras ciudades de España aumentando los contagios", relata Sandra.
La opinión de Sandra es generalizada entre sus vecinos. "En el pueblo nos conocemos todos y los dueños de las casas rurales piensan igual. No quieren contagios, pero tienen que comer. Están en una situación difícil y es entendible que abran el negocio. El problema no es de ellos, sino de quienes saben que pueden ser portadores del coronavirus, y aun así viajan".
Si estás planteándote pasar un par de días en un pueblo este verano, es fundamental que promuevas el turismo sostenible. En otras palabras, ¿cómo puedes ser más respetuoso con la vida rural?