Cuando una persona llega a urgencias con dolores de estómago, fiebre y una obstrucción intestinal, lo último que se le pasa por la cabeza a un médico es que la causa sea un trastorno psicológico, pero a veces la realidad supera la ficción.
Te voy a contar la historia de Ainhoa, que protagonizó este extraño caso, y tras una valoración médica le diagnosticaron Trastorno de Pica, un problema poco conocido pero que puede volverse peligroso. Hoy ha compartido su testimonio en Yasss para dar visibilidad a su patología y que las personas que la sufren se sientan comprendidas.
Para comprender mejor la complejidad de este trastorno he querido hablar con alguien que lo conoce de primera mano. Ainhoa me cuenta que durante su adolescencia atravesó varias etapas de mucha ansiedad que gestionó comiendo cosas sin valor nutricional como gomas de borrar, minas de lápices, trozos de papel, etc. En consecuencia, acabó con una obstrucción intestinal en urgencias. Esta es su historia:
"Lo que voy a contar se remonta a mi adolescencia, cuando empecé el instituto más o menos. Siempre he sido una chica muy nerviosa y en aquella época lo era todavía más. Tuve una fase en la que me quitaba pelitos de la parte de atrás del pelo, de las cejas e incluso de las pestañas y luego me los comía, pero por suerte se me pasó.
Dejé de comerme el pelo y empecé a comer otras cosas. Iba a rachas, no os penséis que todos los días me comía un kilo de papel. Casi siempre empeoraba cuando tenía exámenes. Mientras estudiaba en casa me ponía a morder un folio de papel y a hacer pelotitas que luego me tragaba. También mordisqueaba la goma de borrar, los lápices de madera, las minas del portaminas y las tapas de algunos bolis. De todos modos era algo muy esporádico y nunca me pasó nada.
En segundo, tercero y cuarto de la ESO se me pasó un poco. Creo que me acostumbré al instituto y no tenía tanta ansiedad. El problema volvió en bachillerato. Lo pasé muy mal por la presión y volví a los hábitos de meterme cosas en la boca y comérmelas sin pararme a pensar en lo que estaba tragando. No me daba cuenta, era como algo automático que me relajaba, pero un día empecé a encontrarme muy mal.
Llevaba dos semanas o así estudiando mucho para los exámenes de Navidad, y para mí estudiar significaba comer cosas raras. Empecé a encontrarme como con una gripe enorme o una gastroenteritis. Me dolía la tripa, tenía ganas de vomitar y estaba con mucha fiebre. Mis padres me dijeron de ir al día siguiente al médico, pero me encontraba tan mal que esa misma noche me fui con mi madre a urgencias.
No me acuerdo de las pruebas que me hicieron porque han pasado varios años, pero sí que recuerdo cómo me sentí cuando el médico me dijo que eso no parecían heces. Al parecer lo normal en las obstrucciones es que se te acumulen heces, pero en mi caso no era así. Me preguntó que qué es lo que había comido y aunque me dio mucha vergüenza, dije la verdad.
Hablaron con mi madre y luego conmigo y me explicaron que lo que tenía era un Trastorno de Pica, que básicamente significa que comes cosas que no son comida. Vamos, lo que yo hacía.
Por suerte la obstrucción no fue total y no necesité cirugía, pero lo pasé muy mal. Tuve que estar unos días en el hospital y fue horrible. Al final logré expulsar lo que me había comido y me derivaron a psiquiatría. Allí conocí a una psicóloga que me ayudó muchísimo. Mis padres también tuvieron que ir a hablar con ella y con el tiempo aprendí a canalizar mi ansiedad de otra forma.
Todavía hoy en día me sorprendo a mí misma llevándome cosas a la boca cuando estoy muy estresada, pero ahora sé parar. No he vuelto a tener un problema de ese tipo (excepto morderme las uñas, eso lo doy por perdido)."
Ainhoa tuvo la "suerte" de sufrir una obstrucción intestinal parcial, pero hay muchísimas más complicaciones:
Como veis, no es para tomárselo a risa.
La mayoría de pacientes son niños o adolescentes, pero se han detectado picos de Trastorno de Pica en dos poblaciones:
Se hipotetiza que las mujeres embarazadas pueden tener algún déficit de nutrientes que les impulsa a comer cosas no nutritivas como yeso o papel, pero no se conoce del todo la causa.
Tal y como hemos visto en el caso de Ainhoa, el Trastorno de Pica es reversible, pero es necesario un tratamiento multicomponente.
Esto significa que varios profesionales deben cooperar para ayudar al paciente:
Por un lado, los médicos deben realizar los análisis de sangre correspondientes para poder administrar los nutrientes necesarios en caso de que haya déficit (sobre todo de zinc) o tratar complicaciones como la intoxicación por plomo o mercurio o las obstrucciones intestinales.
Por otro lado, si la situación lo requiere, un psiquiatra puede pautar un psicofármaco para controlar los impulsos que llevan al paciente a comer cosas no nutritivas.
Finalmente, los psicólogos deben enseñar al paciente técnicas alternativas para gestionar la ansiedad, pero también es muy importante trabajar con los padres ya que, como hemos dicho antes, la mayoría de personas con Trastorno de Pica suelen ser menores. Es importante reforzar otras conductas incompatibles con comer cosas no nutritivas y vigilar al niño o adolescente para que no se lleve a la boca papeles, gomas, césped, tierra u otras sustancias.
El tratamiento del Trastorno de Pica suele ser largo y requiere mucho control parental y psicológico, pero es eficaz.