Ana Isabel Peces, directora y voz de la docuserie de Rocío Carrasco: "Fui a la entrevista sin un papel, me dejé llevar"
Entrevistamos y ponemos cara a la periodista que ha estado al frente del documental desde el principio y hace las preguntas a su protagonista
Ana Isabel Peces Marañón lleva más de dos décadas trabajando en televisión. Pero cuando sus jefes le dijeron, hace año y medio, "ve a casa de Rocío Carrasco, escúchala y luego nos cuentas lo que ves", poco podía imaginar que ahí comenzaría el mejor trabajo periodístico de su carrera, convertido hoy en un fenómeno mediático y social.
Anais, como la conocen en la tele, fue a su primer encuentro con Rocío Carrasco, antes de empezar a grabar, "sin ningún prejuicio". Ya habían coincidido en Hable con ellas, donde la hija de Rocío Jurado era una de las presentadoras y ella, subdirectora del programa, pero entonces no conocía nada de su historia personal. "Desde que llegué a su casa y empecé a hablar con ella me di cuenta de que era una mujer maltratada", cuenta a NIUS la directora de Rocío, contar la verdad para seguir viva y voz de la serie documental que hace las preguntas y a quien hoy podemos poner cara:
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En su certero diagnóstico con Rocío Carrasco quizá tuvieron que ver los 20 años que Ana Isabel, licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, lleva trabajando como redactora y directora en programas de televisión, fundamentalmente de La Fábrica de la Tele. Pero también, su formación en estudios de género y feminismo, entre los que destaca el Título de Especialista en Gestión de Políticas de Igualdad de la Universidad Carlos III de Madrid.
Hoy se habla de ella como otro de los aciertos de la docuserie de Telecinco. La forma tranquila, discreta y educada, pero directa e imparcial, con la que lleva a Rocío Carrasco por el relato de su vida también eriza la piel de los espectadores. Ha sabido dejarla hablar, respetar sus silencios e interrumpirla solo cuando es necesario, a menudo para ayudarla a leer las sentencias que ella misma también se estudió durante el arduo y minucioso proceso de documentación llevado a cabo antes de la grabación. "Lo tenía todo en mi cabeza, pero fui a la entrevista sin un guion de preguntas, sin un papel, me dejé de llevar", nos revela ahora sobre las 60 horas de conversación que tuvo con Rocío Carrasco.
Ana Isabel Pérez Marañón cuenta a NIUS cómo fue su implicación en este proyecto llevado en secreto junto a los directivos de La Fábrica de la Tele (Óscar Cornejo y Adrián Madrid), cómo fue todo el proceso, y cómo Rocío, contar la verdad para seguir viva ha cambiado la vida de Rocío Carrasco y la de muchas mujeres, pero la suya también.
Pregunta: ¿Imaginabas cuando empezaste a hablar con Rocío Carrasco el fenómeno mediático en el que se convertiría?
Respuesta: No. Sí sabíamos desde el principio lo que teníamos entre manos, porque no hacía falta más que hablar con ella un rato para darse cuenta. Yo tengo formación en estudios de género. Ya había escuchado a muchas mujeres maltratadas, y desde el primer día que hablé con Rocío me di cuenta de que ella era una mujer maltratada. Pero que fuera a ser de interés público, que a la gente le importase tanto y se fuera a montar todo este revuelo mediático, la verdad es que no lo esperábamos.
P: ¿Cuándo te diste cuenta de la trascendencia que tendría?
R: Lo empezamos a ver cuando se emitió. Sabíamos que lo que Rocío contaba era tremendo, que iba a llegar al corazón de la gente, pero en televisión nunca sabes lo que va a pasar. Y menos con los temas de violencia de género, que a veces llegan a producir un rechazo incomprensible. Sabíamos que era una historia que había que contar, pero este resultado no lo imaginábamos.
Mis jefes solo me dijeron 've a su casa, escúchala y luego nos cuentas qué ves'"
P: ¿Cómo llegas a entrevistar a Rocío Carrasco?
R: Yo me incorporo al proyecto en septiembre de 2020. Lo único que me dijeron mis jefes fue "ve a su casa, encuéntrate con ella, escucha y luego nos cuentas lo que ves", nada más, no me dijeron qué me iba a encontrar. Yo no conocía entonces nada de su historia personal.
En los primeros encuentros ya nos dimos cuenta de que era un caso de maltrato mediático descomunal
P: ¿Cómo es ese primer encuentro con Rocío Carrasco?
R: Es un encuentro muy normal. Yo iba sin ningún tipo de prejuicio. Aparecía en algún momento Fidel [el marido de Rocío Carrasco], pero no se quedaba. Ella me iba contando, yo iba haciendo preguntas y tomando apuntes que todavía conservo… Fueron varios días y cada día me encontraba algo nuevo. Teníamos que espaciar los días porque ella se agotaba, como es normal. Para ella era muy difícil contar esto y más a una extraña como era yo en ese momento. En estos encuentros vimos que estábamos ante un caso absolutamente excepcional, de un maltrato mediático descomunal, del que todos hemos sido cómplices de una forma más o menos directa. A partir de ahí le presentaron un proyecto de programa y se decidió grabar.
Iba unos días a casa de Rocío y otros los pasaba escondida en Mediaset, nadie sabía lo que estaba haciendo
P: ¿Cómo conseguisteis mantener el proyecto en secreto?
R: Desde el principio se produjo un doble trabajo paralelo. Yo iba dos días a su casa y luego me venía otros dos días a Mediaset para buscar información de lo que me había contado. Estaba escondida en un rincón, todo el mundo me decía "¿qué estás haciendo?", y yo respondía "nada, nada".
P: ¿Cómo se decide que seas tú quien la entreviste también en la grabación?
R: El proceso de documentación era muy importante, no solo para confirmar que Rocío decía la verdad, porque eso se veía en el momento, sino también para buscar la información y documentos gráficos que contrastaran su discurso. También hubo un profundo trabajo de investigación con las sentencias, yo no sé la cantidad de papeles judiciales que me he estudiado al milímetro… Todo ese proceso llevó a que decidieran que yo fuera la persona que hiciera la entrevista en televisión, porque era quien controlaba la entrevista con ella, la verdad mediática y la parte judicial.
P: ¿En qué momento decidís llamarlo "Rocío, contar la verdad para seguir viva"?
R: No recuerdo pero no fue al principio. Desde que la entrevistamos hasta que grabamos pasó un largo tiempo de preparación de todo el material, y en ese proceso surgió el título, no sé a quién se le ocurrió, seguramente a algunos de mis jefes [los directivos de la Fábrica de la Tele, Óscar Cornejo y Adrián Madrid].
P: Cinco meses después de tu primer contacto con Rocío, empezáis a grabar con ella….
R: Sí, yo empecé a hablar con ella en septiembre y en febrero arrancó la grabación de la entrevista.
Rocío estaba muy nerviosa pero confió mucho en nosotros. Yo fui sin un papel, me dejé llevar
P: ¿Cómo estuvo Rocío Carrasco durante la entrevista?
R: Muy nerviosa, como es normal. Asumir que eres una víctima es complicado, pero públicamente y después de tantos años de silencio, más. Ella confió mucho en nosotros en todo momento. De hecho, toda la entrevista se hace sin guion, yo no tenía siquiera un guion de preguntas. Lo tenía todo en la cabeza y me dejé llevar por ella. Había un trabajo previo hecho, eso sí, yo repasaba las fechas, pero fui a la grabación sin papel.
Fidel no estuvo ni un minuto en la grabación, se quedaba detrás ayudando al equipo de Producción
P: Carlota Corredera dijo que Fidel Albiac no acompañó a Rocío durante la grabación...
R: No. Fidel venía a acompañarla pero no estuvo ni un solo minuto en la grabación. Estaba por allí. Es cierto eso que contó Socialité, que ayudaba a Producción a traer la comida del equipo, un día nos traía un pollo asado, otro día unos huevos fritos… Él estaba como un mero apoyo, por si Rocío necesitaba algo, pero no vio ni un minuto de la grabación. Ella llegaba con Fidel pero luego se quedaba con nosotros.
Rocío no dejaba de mirarme a los ojos, yo no podía permitirme el lujo de llorar
P: Rocío llora a lo largo de toda la entrevista. ¿Llegaste a emocionarte tú y llorar también en algún momento?
R: Yo soy una periodista muy emocional, no lo puedo evitar y lo vivo como una parte de mí, pero en este caso no podía permitírmelo, porque la tenía enfrente, ella no dejaba de mirarme a los ojos, yo no podía permitirme el lujo de ser yo la que llorara. Sí que lloré el último día, pero los demás me tuve que contener. Otra cosa es cuando acabábamos la grabación cada día. Yo me iba a mi casa y me desinflaba, pero con ella tenía que estar fuerte, no tenía sentido que fuera yo la que llorara cuando la que estaba sufriendo era ella.
P: ¿Cuál fue la pregunta que más te costó hacer?
R: Cuando le pregunto si quiere a sus hijos, creo que la hice por separado, ‘¿quieres a tu hijo?’ y ‘¿quieres a tu hija?’.
La gente me decía 'no entendemos lo de sus hijos', pero yo solo puedo decirles que yo, sí lo entiendo
P: Como madre que tú también eres, ¿entiendes la postura de Rocío con sus hijos?
R: Al principio no lo entendía, pero yo siempre he tenido precaución en no criticar a las madres en general, porque me parece tremendamente injusta la presión social que sufrimos las mujeres en general en este sentido. Parece que cualquier cosa que hagamos está mal o podríamos hacerlo mejor.
Antes de conocerla, no entendía a Rocío, pero tampoco la criticaba. Después de escucharla, cuando la gente me decía ‘es que lo de sus hijos, no lo entendemos’, yo respondía que ‘solo puedo decir que yo, sí lo entiendo’. Yo comparto con ella que lo más importante de mi vida es ser madre, que ojo, no tiene por qué ser así en todas las mujeres. Pero al final empaticé con Rocío. Entiendo el punto en el que está con sus hijos y cómo ha llegado hasta él. Al principio no sabía si esto me iba a ocurrir, pero me ha ocurrido.
P: ¿Cómo te ha cambiado a ti personalmente entrevistar a Rocío Carrasco?
R: Rocío tiene unos valores como muy antiguos, el honor, la verdad… Unos valores que me recuerdan a la educación de mis padres, me lleva mucho a ellos. Conecto con ella en eso, en esos principios aparentemente tan anticuados, que no forman parte de nuestro día, y en esa capacidad de renuncia que ella ha tenido por amor, que me parece muy admirable. Me ha cambiado el punto de vista de lo que es capaz de hacer una madre. Eso me ha chocado mucho de ella.
¿Por qué cree que hay gente que aún no la cree?
P: El apoyo a Rocío ha sido impresionante, pero ¿por qué crees que todavía hay alguna gente que no la cree?
R: Porque creo que es igual que el machismo. Para dejar de ser machista primero tienes que asumir que lo eres. Para entender que Rocío dice la verdad, tienes que asumir no haberla creído en algún momento. Y no todo el mundo sabe hacer autocrítica, lo veo mucho en los colaboradores. Decir que Rocío es buena madre, para todas esas personas que la han tachado de mala madre durante tantos años, es admitir un error. Y a la gente le cuesta.
P: ¿Qué error crees que cometió Rocío Carrasco?
R: Estar callada tanto tiempo.
El miércoles veremos a Rocío desplegar las alas de Ave Fénix y contándonos cómo le ha cambiado la serie
P: ¿Te quedó alguna pregunta en el tintero que veamos este miércoles, cuando Rocío Carrasco vuelva al plató? ¿Qué nos falta por conocer de ella?
R: Nos queda ver el final del Ave Fénix levantando las alas. Ella ya ha contado su historia, una petición casi terapéutica de su equipo psicológico y psiquiátrico. Y esto es el punto final, hasta donde nosotros podemos ayudarla en esa recuperación. Ella está muchísimo mejor que cuando empezamos a trabajar. Ahora le toca desplegar esas alas y seguir su camino. También le queda demostrar cómo le ha cambiado a ella la serie. Porque ella lo ha vivido en varias partes, la grabación, el tiempo transcurrido hasta que estrenamos la serie y la repercusión tras la emisión. Tendremos que preguntarle cómo le ha cambiado a ella la repercusión de la docuserie y quitarse ese peso de la mochila que tenía.
Rocío está preparada para los ataques, cuando dio el paso de hablar asumía las consecuencias
P: ¿Crees que está preparada para lo que venga ahora, desde el punto de vista de los medios?
R: Ella es una mujer adulta, está fuerte. Al dar el paso de hablar asumió las consecuencias. En el último capítulo yo le pregunto si está preparada para los ataques y ella dice "basta ya de amedrentarse, aquí estoy para lo que venga". La única diferencia es que ahora no está sola, no le vamos a soltar la mano.
Yo no le voy a soltar la mano, ha ido más allá de un mero trabajo periodístico
P: Tú, además, te habrás convertido en uno de sus principales apoyos después de tantas horas con ella…
R: Yo no le voy a soltar la mano y luego ella decidirá si suelta la mía o no. Es un vínculo maravilloso. Yo siempre que pueda estaré a su lado porque me ha permitido todo, preguntarla, cuestionarla, arroparla. Al final, eso es la vida. Es un trabajo periodístico, pero ha ido un poco más allá.
Ojalá más famosos cuenten su vida con este formato, la precisión y escuchar largas horas aporta mucho a la televisión
P: Rocío, contar la verdad para seguir viva
R: Ojalá, porque ha sido un proyecto profesional maravilloso. Le hemos dedicado mucho tiempo, hemos trabajado con mucha precisión, hemos sido muy minuciosos. Cada vez que ella contaba algo, nosotros nos íbamos a los archivos para ver exactamente cómo era todo. Esa precisión aporta mucho a la televisión. Y escuchar a la gente, que es maravilloso, y en la tele a veces va todo muy rápido. Poderla escuchar tantas horas ha sido un lujo.