Los Reyzábal, una familia multimillonaria rota por la trágica muerte de su heredera, Ana, con 14 años
La pequeña perdió la vida en un accidente en canoa en un campamento de verano, cuya causa investigan sus padres: "Llegaremos hasta el final"
Era bisnieta de Julián Reyzábal, campesino burgalés que empezó de botones y creó un imperio audiovisual e inmobiliario
Recordamos la historia del clan, dueño del Windsor, cuya venta por 500 millones de euros tras el incendio desató disputas por la herencia. Su tía es la eurovisiva Barei
La muerte de Ana Reyzábal Rus (14 años), en un accidente en canoa durante un campamento en Comillas (Cantabria), ha sumido en un profundo dolor a una de las familias más ricas y poderosas de España, los Reyzábal.
Ana era bisnieta de Julián Reyzábal Delgado, patriarca del clan de origen burgalés, fallecido en 1978 con 76 años, después de amasar un imperio fruto de una brillante trayectoria que comenzó en su adolescencia como botones en Bilbao.
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Son los propietarios del emblemático edificio Windsor –que ardió en llamas hace 15 años y cuyo solar se vendió por 500 millones de euros-, además de la Torre Picasso, una treintena de salas de cine, conocidas discotecas, productoras, empresas inmobiliarias y laboratorios de cosméticos.
¿Quién era Ana Reyzábal?
Ana era hija de Eduardo Reyzábal Fernández Villajurbin y nieta del fallecido Eduardo Reyzábal Larrouy, el cuarto de los 7 hijos del patriarca Julián Reyzábal y una de las herederas de esta multimillonaria familia, a la que también pertenece la cantante Barei (Eurovisión 2016), cuya historia repasamos a continuación.
Julián Reyzábal, de botones al 'dueño' de Madrid
Los medios explican el ascenso de Julián Reyzábal hasta convertirse en uno de los hombres más ricos de España en su inteligencia y olfato para los negocios.
Julián Reyzábal Delgado nació en Caleruega (Burgos) en el seno de una familia de campesinos.
De adolescente se mudó a Bilbao, donde empezó trabajando de botones pero inició pronto sus contactos en el mundo del cine, al trabajar también en la reventa de entradas para ganarse un dinero con el que financiar sus estudios posteriores de Contabilidad.
En Bilbao conoció a la que después sería su esposa, Milagros Larrouy Orive, hija de una familia “bien” de la ciudad, con quien tuvo siete hijos: José María, Julián, Florentino, Eduardo, Milagros, Fortunato y Jesús.
Julián y Milagros se vinieron de Bilbao a Madrid en 1930 para trabajar él en una distribuidora de cine, SAGE, y su mujer de taquillera. Pronto montaría su propio cine para proyectar películas. Fue el origen de un imperio que más tarde englobaría una treintena de salas, la productora Ízaro Films, una línea de cosméticos que tuvo a Marujita Díaz de imagen en sus inicios, una red de discotecas y una potente rama inmobiliaria en Madrid.
A través de Ízaro Films, producia y exhibía en sus cines grandes títulos de la época del destape como Los bingueros, La lola nos lleva al huerto,Los bingueros, La lola nos lleva al huerto y hasta internacionales como Marco Antonio y Cleopatra con Charlton Heston. La productora tenía contratados en exclusiva a Fernando Esteso y Andrés Pajares.
A finales de los 50, Reyzábal era dueño de varios de los cines, locales e inmuebles más glamurosos de Madrid y Bilbao: el Montera, el Palacio de la Prensa, el Carlos III, el Callao, el Ciudad Lineal, el Bristol, el París, los Roxy, el Consulado, el Bilbao, el Canciller, el Versalles, el Victoria...
Así repartió el negocio entre sus 7 hijos
Entre 1955 y 1960, el patriarca fue dando puestos de responsabilidad a sus hijos a medida que se iban licenciando. A José María, el mayor, le puso al frente de la productora y distribuidora Izaro Films.
Jesús, aparejador que ganó medallas como pelotari, al frente de las obras de varios edificios en la Castellana; Fortunato (el economista), llevaba la administración; Florentino (abogado) seleccionaba películas; Eduardo (químico) -el abuelo de la fallecida Ana-, se dedicó a los productos de belleza Reyza...
A Julián, amante del rock, le encargó lo que él inventó como "salas de juventud", una serie de locales en los sótanos de los cines donde ofrecía bailes y conciertos a la clase baja.
Murió antes del incendio y millonaria venta del Windsor
El patriarca Julián murió en 1978 con 76 años, antes de ver cómo su simbólico edificio Windsor, que había comprado 20 años antes al Banco Central para “construir la torre él solo”, ardía en llamas.
El negocio más sonado de la familia fue precisamente la venta, en 2006, del solar que quedó del Windsor para dar cabida, entre otras cosas, a la ampliación de El Corte Inglés de Castellana. Una operación de 500 millones de euros a repartir entre sus herederos, que propició varias disputas en la familia.
Cinco de sus 7 hijos ya han fallecido
Cinco de sus siete hijos ya han fallecido. Ellos son José María; Eduardo, el abuelo de Ana, que murió en 1985 a los 45 años de un cáncer de laringe; Fortunato, de un infarto a los 42; Jesús, con 69 años; y Julián, con 78 años tras una larga enfermedad. En la actualidad solo viven Milagros y Florentino.
Guerra judicial por su fortuna con el presunto amante de Julián Jr.
La millonaria fortuna de los Reyzábal acaparó titulares en prensa en los últimos años por el enfrentamiento judicial que la familia mantiene con el amante de uno de los herederos.
Según contó El Confidencial el año pasado, el que fuera asistente personal de Julián Jr, dice haber tenido una relación sentimental estable con él.
Se trata del marroquí Ali Watman, y sus hermanos Hassan y Nazem (todos nombres ficticios), quienes reclaman un testamento en el que decían figurar como principales herederos de 70 millones de euros, la cantidad que le correspondería a Julián Jr. tras la venta del solar del Windsor en 2006 por los mencionados 500 millones. La familia demandó logrando que se desestimara su reclamación.
Tras una década de denuncias, juicios y discrepancias en cambios testamentarios sobre la herencia de Julián Reyzábal Lorrouy, que padeció Alzheimer en sus últimos años, los tres hermanos marroquíes vieron restituido su honor por la Audiencia Provincial de Madrid. En un fallo de mayo de 2019 que recogió El Confidencial, los absolvía de los delitos de estafa continuada y apropiación indebida a que se enfrentaban. Los hermanos Florentino, Jesús, José María y Milagros Reyzábal les habían denunciado en 2010.
La presunta relación de Julián Jr. con Ali Watman y sus hermanos se remonta años atrás, cuando el hijo del patriarca, soltero, vivía en la mansión de la familia en Miraflores de la Sierra. Se encargaba de gestionar las salas de fiesta de la familia en los sótanos de los cines, locales en los que actuaron artistas como Tip y Coll, Bigote Arrocet, Moncho Borrajo, Alberto Cortez o Serrat, publicó El País.
Los hermanos marroquíes trabajaban como sus empleados de confianza (chóferes, hombres de seguridad) y habrían tenido con él una "relación más allá de la laboral". Es por ello que a la hora de realizar su testamento les habría dejado todos sus bienes, algo a lo que siempre se opuso la familia.
La eurovisiva Barei, nieta de Julián y tía de la niña fallecida
La familia Reyzábal siempre ha estado ligada al espectáculo. Uno de los miembros conocidos de la familia es la cantante Bárbara Reyzábal González-Aller, conocida como Barei (37 años), que nos representó en Eurovisión en 2016.
“Una millonaria en Eurovisión”, titulaba la prensa ese año, cuando la nieta de Julián Reyzábal y tía de la niña fallecida -Ana- fue a Estocolmo con la canción Say yay,Say yay quedando en el puesto nº 22, después de ganar el festival de Benidorm, dos discos en el mercado, haber compuesto temas para Malú o Edurne y actuado en el Starlite de Marbella como telonera de Lenny Kravitz.
El padre de Barei era Fortunato Reyzábal, hermano de Eduardo Reyzábal, el abuelo de Ana.
Economista y encargado de la administración familiar, Fortunato falleció en 1983, de un ataque al corazón durante una cacería, cuando la cantante tenía solo un año.
Barei tiene dos hijos, India y León, con los que posa en Instagram:
Bárbara (Barei) ha tirado profesionalmente por la música, pero entonces se publicó que también tenía presencia en el mundo de las finanzas como consejera de dos empresas en las que aparecen vinculados su madre María Teresa González-Aller y sus tres hermanos. Éstos también están involucrados en el sector audiovisual con algunos de los cines más emblemáticos de la capital, como los Callao, Roxy A, los del Palacio de la Prensa y los Victoria.
Además, Julián Reyzábal, hermano de la cantante, tiene varias sociedades inmobiliarias y es también consejero delegado de Inversiones Cartucho S.L., que gestiona espacios publicitarios en lugares públicos. Por su parte, Lourdes, otra hermana de Bárei, es presidenta de la Fundación Raíces, que ayuda a menores en riesgo de exclusión social.
Escándalo de malos tratos de uno de sus nietos
En 2018 la familia Reyzábal se vio envuelta en un escándalo mediático después de que la modelo María Sanjuan acusara de maltrato a uno de sus herederos, Josué Reyzábal, nieto del patriarca e hijo de Jesús, El Cachorro, que salió airoso de la batalla judicial, aunque pasó 72 horas en el calabozo.
Todo comenzó con una acalorada discusión, en la noche de Año Nuevo de 2018, que tuvo el matrimonio en un piso de Madrid. El hombre se había metido el iPhone de su mujer por error en el bolsillo del pijama, según contó LOC. La esposa entró en cólera y el marido acabó arrojando el móvil a través de una ventana. Un hecho que llevó a María San Juan a llamar a la Policía y acusarle de maltrato psicológico.
Ella recurrió en nueve ocasiones y fue condenada al pago de las costas por tres juezas "por mala fe".
Muy religiosos, tienen una capilla en Miraflores de la Sierra
Los Reyzábal buscarán refugio en la fe para sobrellevar la terrible pérdida de Ana. La familia, devota de la virgen de Begoña, construyó en 1952 una capilla en la Gruta de Begoña, en lo alto de una colina de Miraflores de la Sierra.
Un monumento familiar y religioso que alzaron en este pueblo del norte de Madrid donde el clan posee un chalet y donde hay una calle dedicada al hijo del patriarca Julián Jr., que vivió allí, en el mismo lugar donde veraneaban Vicente Aleixandre o Ramón y Cajal. Ahora se encuentra abierta al público y es donde la familia celebra cada 31 de agosto el funeral por el patriarca.
Así fue el relevo generacional hace 7 años
En 2013, la tercera generación de los Reyzábal tomó el relevo en la gestión de cerca de una decena de empresas, informó entonces Voz Pópuli.
Varios de los nietos del fundador del imperio familiar asumieron puestos de gestión en varias sociedades tras la muerte del hijo menor del patriarca, Jesús El Cachorro.
Dos de sus hijos, Sara y Josué Reyzábal Delgado, se convirtieran en consejeros delegados de varias de las empresas pilotadas hasta entonces por Jesús.
Por un lado, su hija Sara asumió sus funciones en la inmobiliaria Nueva Cocisa y en Nueva Najarra y Espectáculos Callao, controlando tres de los cines más importantes de Madrid: los Callao, el Palacio de la Prensa y los Victoria.
Su hermano Josué Reyzábal fue nombrado consejero de esas sociedades y apoderado en la inmobiliaria Siega. Esta rama de la familia también tiene una Sicav, Mesana, de la que Sara Reyzábal fue nombrada secretaria.
Por su parte, Julián Reizábal González-Aller. primo de los anteriores y nieto del patriarca, fue nombrado entonces consejero delegado en Nueva Najarra, Nueva Cocisa y Espectáculos Callao, y su hermano Ignacio, vocal de la primera. Tomaron así el relevo de su madre, Teresa González-Aller Monterde, viuda de Fortunato Reyzábal.
En esta rama de la familia están las otras dos hermanas, Lourdes y la cantante Barei.
Otro brazo familiar es el de los hijos de Florentino Reyzábal, el arquitecto de la familia. Su hija Blanca relevó a Javier Reyzábal Gómez, que murió en mayo de 2012 con 42 años y estaba casado con Ángela Roig, sobrina de Juan Roig (presidente de Mercadona) e hija de Francisco Roig, presidente del grupo Roig y expresidente del Valencia C. F.
Su muerte propició una guerra entre las dos familias -Roig y Reyzábal- por una presunta herencia oculta en México, según destapó El Confidencial.
El patriarca de esta rama, Florentino Reyzábal, el único de los 7 hijos de Reyzábal con vida junto a Milagros, fue nombrado apoderado de Abraxas, un fondo con intereses en energía fotovoltaica. Él fue el principal sucesor del fundador del clan y era también presidente de Asón, la sociedad inmobiliaria que vendió el Windsor.