La educación sexual es un terreno inexplorado para muchos, sobre todo cuando entra en juego la importancia del consentimiento. En teoría todos tenemos claro que "solo sí es sí", sin embargo, en la práctica real son muchas las mujeres que han vivido experiencias de abuso sexual. El problema es que ellas no lo saben.
"¿Cómo es posible que abusen de ti y no seas consciente?", se preguntan muchos. Pues principalmente, por temas culturales. Tristemente, vivimos en una sociedad que normaliza las agresiones machistas: tocar el culo a una chica en la discoteca, sobar a una amiga "de broma", etc.
Otra de estas agresiones, es la de quitarse el preservativo sin el consentimiento de la otra persona con la excusa de que "el condón molesta" o que "quita sensibilidad". En este sentido, muchos hombres deciden presionar a su pareja sexual para no utilizarlo o, en el peor de los casos, quitarse el preservativo en medio del acto sexual sin que la otra persona se entere. Esta práctica tiene nombre: 'stealthing'
Los tiempos avanzan y la ley también. En consecuencia, son muchos los países que han decidido castigar penalmente el 'stealthing'. Uno de los primeros en sumarse a esta iniciativa legal fue Suiza, que en 2017 condenó a un hombre por quitarse el preservativo en pleno acto sexual sin el consentimiento de su pareja. Al considerarlo un subtipo de violación, la pena fue de 12 meses de prisión.
En España esta práctica también es ilegal. El año pasado, un juzgado de Salamanca condenó a un hombre por quitarse el preservativo sin el consentimiento de una mujer con una multa de 2.160 euros y con y una indemnización a la víctima por las secuelas físicas o psicológicas provocadas. Fue la primera sentencia en España por realizar 'stealthing' con su pareja.
En este sentido, para el Juzgado de Salamanca, esta conducta sexual "no constituye delito de agresión sexual al no concurrir los requisitos de violencia o intimidación que exige el artículo 178 del Código Penal y, por ende, tampoco constituye delito de violación conforme al artículo 179 del Código Penal. No obstante, el "stealthing" se incardina en el tipo básico del apartado 1 del artículo 181 del Código Penal en cuanto sanciona que "el que, sin violencia o intimidación y sin que medie consentimiento, realizare actos que atenten contra la libertad o indemnidad sexual de otra persona, será castigado, como responsable de abuso sexual, con la pena de prisión de uno a tres años o multa de dieciocho a veinticuatro meses", al poder considerarse que se ha prestado pleno consentimiento a mantener relaciones sexuales usando preservativo, y la posterior retirada sigilosa del profiláctico se realiza sin consentimiento, lo que atenta contra la indemnidad sexual de la víctima, quien consintió el acto sexual únicamente con las debidas garantías para evitar embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual”.
La principal razón por la que se ha tardado tanto en reconocer la ilegalidad del 'stealthing' es la falta de denuncias. Hasta hace apenas tres años, eran muchas las mujeres que experimentaban esta desagradable situación. Sin embargo, no denunciaban o bien por miedo y vergüenza a que la policía no las tomase en serio, o porque no eran conscientes de que habían sido víctimas de un abuso sexual.
Afortunadamente la sociedad otorga cada vez más importancia al consentimiento sexual. Muestra de ello es que películas y series de televisión visibilicen este tipo de situaciones para concienciar a la población.
Atención, spoiler: una de las representaciones más fieles y a la vez duras la encontramos en 'Podría destruirte', miniserie de HBO. En el cuarto capítulo, podemos ver como Arabella, la protagonista, es abusada sexualmente por Zain, un compañero de trabajo.
Tras un encuentro sexual que parece totalmente placentero y consensuado, Zain va al baño. Cuando vuelve, ella le pregunta dónde ha tirado el preservativo y él confiesa que se lo quitó en medio del acto porque "no estaba cómodo". Arabella piensa que está bromeando, pero él le enseña el preservativo vacío en el suelo, recriminándole que creía que se había dado cuenta antes y que no le hubiese parado antes los pies.
En ese momento, la principal preocupación de Arabella es un posible embarazo indeseado. Sin embargo, con el tiempo la protagonista de 'Podría destruirte' se da cuenta de que lo que experimentó fue un abuso sexual.
Sin necesidad de recurrir a la ficción, decenas de mujeres han sufrido esa misma situación. Una de ellas es Julieta, de 24 años: "Quedé varias veces con un chico que conocí por Tinder. La última cita acabamos en su casa haciéndolo. Yo estaba bocabajo y se quitó el condón. Al girarme para cambiar de postura me di cuenta, pero no procesé todo hasta que vi el condón en el suelo", recuerda. "En ese momento sentí pánico. Me entró un ataque de ansiedad brutal y le eché de casa. Lo peor de todo es que tuvo la cara de llamarme exagerada y loca. Me arrepiento de no haber denunciado, pero me daba miedo que no me creyesen o que minimizasen la situación".
En el caso de Elisabeth, de 21 años, fueron sus amigas las que le desanimaron a la hora de denunciar. "Pasé la noche con un chico y al día siguiente vi el condón en el suelo sin nada de semen, cuando él si que se había llegado a correr. Me rayé mucho y acabé preguntándole. Me dijo que se lo había quitado porque le estaba haciendo daño. Me sentí fatal y cuando se lo conté a mis dos mejores amigas le quitaron importancia. Desde ese día tengo miedo al sexo y a las ETS. Me hago pruebas aunque no haya vuelto a tener una experiencia de riesgo, pero tengo una especie de fobia", confiesa.
Tal y como relata Elisabeth, el sexo sin preservativo no solo te expone a un embarazo indeseado sino a un centenar de enfermedades de transmisión sexual, algunas de las cuales son crónicas.
Al riesgo de sífilis, gonorrea, herpes, clamidia o VIH, por enumerar algunos ejemplos, se suman las secuelas psicológicas del ', No podemos olvidar que se trata de un delito de abuso, pudiendo desembocar en estrés postraumático, ansiedad o disfunciones sexuales derivadas del trauma.
El preservativo puede resultar incómodo si no usas la talla correcta o, en algunos casos, resta sensibilidad, pero quitártelo sin el consentimiento de la otra persona es ilegal, inmoral e insalubre. En la misma cara de la moneda, presionar a tu pareja sexual para hacerlo sin protección también es una forma de violencia que debemos eliminar entre todos.
El consentimiento abarca mucho más que decir sí. Implica disfrutar plenamente del sexo sin sentir pánico al encontrar un preservativo vacío a la mañana siguiente. Por eso grabémonos a fuego que “sin condón no hay diversión”.