Cada vez más personas se ven sumidas en un estado psicológico de apatía. Tal vez es el desgaste tras varios años de pandemia, el miedo a la guerra entre Rusia y Ucrania o la incertidumbre que genera una nueva crisis económica . Lo que está claro es que estamos agotados mentalmente, y eso ha pasado factura a todas las parcelas de nuestra vida, inclusive la sexual.
Como psicóloga recibo muchas consultas de personas preocupadas porque su libido ha desaparecido. Ya no les apetece tener sexo. Algunas tienen pareja y otras disfrutan de rollos pasajeros. Sea como sea, es como si algo se hubiese apagado en su cerebro, que ya no es capaz de activar ese estado de excitación sexual. Muchas de esas consultas van acompañadas de una pregunta muy concreta: «¿Es posible haberme vuelto asexual?». La respuesta es muy compleja y requiere analizar cada caso a fondo, pero es importante saber diferenciar la asexualidad de la apatía afectivosexual.
A rasgos generales, la asexualidad se caracteriza por una ausencia de atracción sexual hacia otras personas.
Para entender esto mejor, respondamos las dudas más frecuentes.
Si tienes dudas sobre si eres asexual o no, puedes pararte a reflexionar durante unos minutos. ¿Te has sentido sexualmente atraído hacia otra persona en algún momento de tu vida? ¿Has disfrutado de tus experiencias sexuales previas en caso de haberlas tenido? ¿Te apetece tener sexo en el futuro? ¿Te gustaría que el sexo fuese una parte de tus relaciones de pareja?
La asexualidad es una orientación que nos acompaña durante prácticamente toda nuestra vida. En cambio, la apatía es un problema psicológico que surge de repente.
La apatía puede ser circunscrita en el terreno sexual. Es decir, no te apetece tener sexo, pero sí realizar otro tipo de actividades (quedar con amigos, hacer planes con tu pareja, tener citas, salir de fiesta, etc.). También puede ser generalizada: no te apetece hacer prácticamente nada.
En el primer caso, no debemos alarmarnos. Es normal tener rachas con menos apetito sexual. Puede ser por el estrés, porque tu relación de pareja está en otro punto más mental y menos físico, o porque simplemente tu energía está enfocada en otros asuntos.
Sin embargo, cuando la apatía es generalizada conviene ponernos en manos de un profesional, ya que puede ser señal de un problema más serio como la depresión.
Como hemos visto, la apatía sexual afecta solo al sexo. Te da pereza tener relaciones sexuales con tu pareja, o incluso masturbarte en solitario. Prefieres dedicar ese tiempo a otro tipo de actividades.
En cambio, la apatía generalizada se caracteriza porque:
Si te sientes identificado con alguna de estas señales no lo dejes pasar. Pide ayuda profesional a un psicólogo para entender qué te está pasando y ponerle solución.