"Cambio mi forma de ser cuando tengo novio para gustarle": por qué el amor transforma
Que tire la primera piedra el que no haya descubierto algún grupo de música o se haya hecho fan de alguna película gracias a su pareja pero, ¿dónde está el límite?
A todos nos ha sucedido alguna vez, y quién diga lo contrario miente. Conoces a una persona que te gusta y le colocas en un pedestal tan alto que todo lo demás pierde importancia. El miedo a perderle te paraliza, así que empiezas a actuar de otra forma porque crees que así nunca se alejará de tu lado.
¿Cambiar nuestra personalidad para gustar o para retener a una persona funciona? ¿Por qué lo hacemos? Hoy responderemos a estas dos preguntas de la mano del testimonio de Ángela, una chica de 25 años cansada de modificar su forma de ser cuando empieza a salir con alguien nuevo.
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El caso de Ángela (25 años)
Yo soy consciente de que todas las personas pasan por fases y que es normal cambiar con los años, pero el otro día me dio por echar la vista atrás y me di cuenta de algo bastante horrible. He sido emo, he sido metalera, he sido la más fan de los videojuegos, he sido una loca de Harry Potter, he sido de derechas, he sido de izquierdas, he sido runner. Soy como una muñeca Barbie con mil profesiones y hobbies, y lo que me parece horrible es que cuando he empezado a comportarme de alguna de estas maneras siempre ha sido para gustar a un chico o para evitar que pasase de mí.
Me lo tomo con humor, pero en el fondo me da mucha rabia. Cuando se lo he contado a mis amigas todas me han dicho que ya lo sabían, pero que no me dijeron nada porque les daba miedo que me sintiese mal. A lo mejor si hubiese sabido que actuaba así antes le hubiese puesto remedio, pero ahora tengo 25 años y no tengo ni idea de quién soy.
Al fin y al cabo, mi personalidad y mis gustos han dependido siempre de mis ligues y de mis novios, y no sé quién soy. Quiero descubrir por mi misma lo que me gusta, lo que de verdad pienso sobre la vida y cómo quiero vivir el futuro, pero tengo tanto miedo a equivocarme que dejo esas decisiones en manos de otro. ¿Por qué me pasa esto?
Algunas personas son más influenciables
Los seres humanos no somos robots aislados de cualquier contacto. Vivimos en sociedad, y eso se nota en TODOS los aspectos de nuestra vida: nuestros miedos, el tipo de chicos o chicas que nos atraen, las personas que acaban convirtiéndose en nuestras amigas, cómo resolvemos los problemas, la carrera que escogemos, y un largo etcétera.
La forma en la que construimos nuestra personalidad, nuestras aficiones y nuestra forma de pensar también está influenciada por la socialización, y dependiendo de nuestra historia vital hay algunas personas que nos influencian más o menos. En el caso de Ángela el papel protagonista es de sus parejas. Otras personas eligen una carrera o definen su ideología por la influencia de sus padres. Incluso hay gente que vive por y para complacer a sus amigos.
Evolucionar gracias a la influencia de la gente que nos rodea no es malo. Que tire la primera piedra el que piense igual que hace 10, 5 o 1 año. Lo que sí resulta perjudicial para nuestra salud mental es dejar todos los aspectos de nuestra personalidad y nuestros gustos en manos de otra persona. ¿La razón? Que cuando esa persona ya no esté, nos sentiremos sin identidad.
También hay personas que son más influenciables que otras, y la razón suele ser lo sólida o frágil que es su autoestima.
¿Por qué cambiamos por amor?
La razón por la que algunas personas cambian su personalidad para complacer a su pareja, sus ligues, sus amigos o su familia suele ser la autoestima, un concepto mucho más complejo de lo que pensamos.
Cuando hablamos de amor propio, solemos pensar en el físico. Una autoestima sólida abarca mucho más que mirarte al espejo y pensar ‘qué cuerpazo tengo’. Sentirte constantemente tonto, pensar que no eres interesante, evitar hablar para que no se rían de ti e imitar a los demás para no mostrar tu verdadero yo también son formas de manifestar una baja autoestima.
Es muy complicado desarrollar una identidad sólida si nuestra autoestima está por los suelos. En otras palabras, ¿cómo vas a saber quién eres de verdad si cuestionas todos tus gustos e invalidas tus pensamientos? Es un círculo vicioso y para salir el primer paso es conocerte de verdad, sin la influencia de tu pareja, de tus amigos o de tu familia.
Escribe en un papel tus gustos y todos aquellos aspectos que consideras más importantes de tu personalidad. Después analiza detenidamente si de verdad te identificas con eso, o si la razón por la que piensas así es para gustar a otra persona.
Probablemente te sentirás vacío, agobiado o triste en algún momento. Todos experimentamos esa sensación de desconcierto cuando estamos elaborando nuestra identidad, pero el resultado compensa. Serás una persona independiente con gustos propios, y tus errores y aciertos dependerán de ti, no de los demás. Merece la pena, ¿verdad?