Seis jóvenes hablan con naturalidad de sus fetiches, parafilias y preferencias sexuales para romper tabúes
¿Qué son las parafilias? ¿Son algo patológico? ¿Es lo mismo un fetiche y una parafilia? ¿Pueden estropear una relación? ¿Se pueden superar? Una psicóloga resuelve las dudas más frecuentes sobre este tipo de fantasías o conductas sexuales
Ninguna fantasía es un delito, pero hay ciertas parafilias que si se llevan a la práctica, son ilegales: algunas de ellas son el exhibicionismo, froteurismo o el voyeurismo
Seis veinteañeros han compartido con Yasss sus fetiches, parafilias y preferencias sexuales: BDSM, fluidos corporales, calcetines, sexo en lugares públicos, intercambio de parejas…
Dice el refrán que para gustos, los colores, especialmente en el ámbito afectivo-sexual. Lo que a una persona le resulta excitante, para otra puede ser antierótico, algo tremendamente extraño o, por el contrario, de lo más normal y aburrido. Y dentro del amplio abanico de preferencias y prácticas sexuales, nos adentramos en el terreno de las parafilias.
¿Qué son las parafilias?
MÁS
Las parafilias son fantasías o conductas sexuales que, por definición, son “poco habituales”. Sin embargo, algunas parafilias son tan comunes que resulta irónico considerarlas extrañas. Sea como sea, la fuente de placer es un objeto, una práctica, una situación o un tipo de persona en especial.
Mario tenía 25 años cuando comenzó a practicar BDSM. La B significa bondage o esclavitud, la D dominancia, la S sadismo y la M masoquismo. “Lo había visto en el porno y me gustaba, fantaseaba con ello, pero me daba mucha vergüenza hablar de ello”, confiesa, hasta que se sintió cómodo con su actual novia y dieron rienda suelta a la imaginación. “Es importante estar súper a gusto ambos. Tienes que tener muy claros los límites, y jamás se cruzan. Y también el after care. Hay que darse muchísimos mimos después de una sesión de BDSM”, nos explica el joven de Zaragoza. Su fantasía es el sadomasoquismo, y no es el único, ya que cada vez más jóvenes españoles rompen el tabú y hablan con naturalidad de sus fetiches y parafilias.
¿Una parafilia es un delito?
No. Ninguna fantasía es un delito, pero hay ciertas parafilias que si se llevan a la práctica, son ilegales. Entre ellas el exhibicionismo (excitación producida por enseñar los genitales a una persona desprevenida o al ser observado durante una actividad sexual), el froteurismo (excitación producida por rozar o tocar a una persona sin su autorización), el voyeurismo (excitación producida por observar a personas desnudas, sin ropa o que participan en una actividad sexual sin que sepan que son observadas) o la pedofilia (excitación producida por la idea de mantener relaciones sexuales con preadolescentes o adolescentes). Todas ellas tienen algo en común: hay una persona que no consiente. Sin embargo, en este artículo nos vamos a centrar en las parafilias en las que sí hay consenso mutuo.
“Hace unos años, antes del coronavirus, mi novia y yo fuimos a otro país y había una discoteca con sexo en vivo. Fuimos un poco por la coña y fue la experiencia más excitante de mi vida”, recuerda Álvaro, un joven alavés de 29 años. “No podías meter el móvil. Una vez dentro hacías lo que quisieras. Nos metimos en ropa interior y al principio íbamos mirando. A nadie le parece mal. Hay parejas, tríos, orgías. Puedes mirar o participar. Acabamos haciéndolo mientras nos miraban. Fue brutal, es que no hay palabras”, nos explica. Cuando llegaron a España, echaron en falta lo que habían vivido. “Lo hemos hecho en sitios públicos. En el coche, en la playa, haciendo senderismo. Hay mucho morbo en que te puedan pillar. Y hemos probado algún local aquí en España, pero solo cuando hemos ido de vacaciones a otra ciudad. Y claro, locales de este tipo que merezcan la pena… Pues solo en ciudades grandes”, añade. “Tenemos pendiente una fantasía más, pero solo cuando ambos estemos preparados, y es que mi chica se acueste con alguien mientras yo miro y viceversa”.
¿Las parafilias son algo patológico?
Depende. En pleno 2021, las parafilias sexuales siguen estando catalogadas dentro del Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales de la APA (Asociación Americana de Psiquiatría). Dicho manual es, en palabras coloquiales, la biblia de los psiquiatras y de los psicólogos, e incluye el exhibicionismo, froteurismo, voyeurismo, pedofilia, masoquismo, sadismo y fetichismo. Como vemos, abarca parafilias que sí son consideradas delitos si se llevan a cabo, pero también parafilias que no tienen nada de malo. Pero entonces, ¿por qué están ahí? Según algunos expertos, porque sí son algo patológico cuando generan malestar en la persona o afectan a áreas de su vida como la pareja, el trabajo, la familia o su salud mental.
“¿Qué diga solo una parafilia? Espera, que me pongo a contarte todas”, relata Elena entre risas. La joven madrileña de 22 años considera que la sexualidad no es ni un tabú ni motivo de vergüenza. “Lo más light yo creo que es el tema pies, pero vamos, no lo considero ni raro ni nada. También me excita mucho romper la ropa o el tópico ese de tirar todo lo que hay encima de una mesa y tener sexo tan salvaje que acaba la casa hecha polvo. Tiene nombre, se llama clastomanía", comparte. “Otra filia es el ver a gente dormir. Obviamente esto tiene que ser consensuado. Si quedo con un chico y le parece bien, me puedo masturbar viéndole dormir. Si me dice que le parece raro, no lo haría. Y el tema de olores y fluidos corporales me gusta mucho. El hacerlo con alguien después de hacer ejercicio, sudados y tal, me pone. O escupir. También he probado la lluvia dorada porque a algún novio le gustaba y no es lo que más me va, pero tampoco me desagrada”. Finalmente, Elena reivindica que las parafilias no son algo malo ni tampoco algo que nos haga mejores o peores. “Yo he conocido gente que me ha mirado por encima del hombro porque sus parafilias eran mucho más bestias, y gente que me ha dicho que estoy enferma. Sí, sí, tal cual. Y creo que ambas se equivocaban. Da igual que seas la persona con más parafilias de tu grupo de amigos o que te guste el misionero en la cama y ya, no puedes juzgar a nadie ni hacerles sentir enfermos, raros o aburridos por sus gustos”.
¿Es lo mismo un fetiche y una parafilia?
No. Es como preguntarnos si es lo mismo una margarita y una flor, ya que el fetichismo es un tipo de parafilia. Concretamente, el fetichismo es una excitación producida por alguna prenda de ropa, un objeto o una parte del cuerpo. Por ejemplo, ropa interior, zapatos, pies…
Gabriel, de 25 años, reconoce coleccionar calcetines de sus respectivas parejas. “¿Ves cuando metes unos calcetines a la lavadora y uno desaparece? Pues no es la lavadora, soy yo”, admite entre risas el joven de Valladolid. “Nadie echa de menos un calcetín, pero a mí me pone mucho guardarlos. Es como una especie de trofeo. Luego los uso para… Bueno, ya sabes”.
¿Puede una parafilia estropear una relación?
No tiene por qué, siempre y cuando haya consenso y respeto mutuo. Es importante ser empáticos cuando hablamos en pareja de preferencias afectivo-sexuales. Si tu novio o novia te dice que le gusta el sexo en la ducha y a ti te da una pereza brutal, no le dirías “uy, es que ni de coña, qué asco”. Entonces, ¿por qué respondemos de forma prejuiciosa cuando nos plantean parafilias no convencionales? Si una práctica sexual te horroriza y no la quieres probar, intenta no herir los sentimientos de la otra persona ni hacerle sentir un bicho raro.
“Me gusta el pegging, pero es muy difícil encontrar con chicas a las que les excite”, relata Javier, de 22 años. El pegging consiste en que la mujer penetra a su pareja sexual utilizando un arnés con un consolador, por lo que combina el sexo anal y la dominación característica del BDSM. “Hay muchos prejuicios. La gente se piensa que a un hombre heterosexual no le puede gustar recibir sexo anal, pero el placer y la orientación sexual son cosas completamente diferentes. Yo sólo le he dicho lo del pegging a tres chicas. Dos me preguntaron que si era gay. ¿Qué tiene que ver? La otra fue mi expareja y con ella sí lo probé dos veces, pero no le gustaba y no lo hicimos más”, relata el joven cordobés.
¿Se puede superar una parafilia?
Depende. Las fantasías y la excitación son procesos muy primitivos, y a veces es prácticamente imposible reprimirlas. Sin embargo, sí que podemos diversificar nuestras preferencias sexuales para que aquello que nos excita no sea solo la parafilia. Probar otras cosas y no ceñirte a una sola fantasía sexual también es enriquecer tus relaciones sexuales.
Leire, de 27 años, confiesa que siente placer ante la dominación, especialmente cuando es atada, y también al realizar juegos de rol. Sin embargo, una mala experiencia hizo que durante años no volviese a realizar ninguna de esas prácticas. “Tuve una relación muy tóxica con un chico, con maltrato psicológico y cosas que no me gusta recordar. Ya estábamos en las últimas y una vez que nos acostamos me ató y me dio un ataque de ansiedad, pero no me soltaba. Lo pasé tan mal que estuve como tres años o así sin querer volver a tener sexo así. No confiaba en nadie y lo pasé muy mal”, recuerda. “Con mi novio recuperé esa confianza. Por eso yo aconsejo a la gente que si tienen parafilias de dominación, bondage o en las que se limita el movimiento, solo lo hagan con alguien en quien confíen del todo, y que además dejen muy claro cuando hay que parar. Siempre hay que tener una palabra de seguridad. Si la dices, se acaba de golpe”, aconseja la joven de Lleida.