Después de dos años luchando contra los dolores de cabeza y con miedo a que el cáncer volviera, Carrie decidió empezar una terapia radical con orina después de haber tenido un sueño que le indicó el camino a seguir.
De esta manera, Carrie empezó a tomar un vaso de orina diario. En 30 días, según Carrie, los terribles dolores de cabeza desaparecieron. Y el cáncer no volvió, incluso sin tomar medicamentos desde 2008, afirma.
“A veces es salada, a veces tiene gusto de champagne. Ummmm, a veces con un poco a sabor de limón”, señala sobre el sabor.
Además de ingerirla, Carrie también usa la orina para bañarse y enjuagarse los dientes, explica a The Sun.