Si hay algo que aterra a la mayoría de universitarios primerizos no son las largas jornadas de estudio previas a los exámenes, sino las novatadas. Este evento ‘social’ puede convertirse en una pesadilla para muchos, sobre todo cuando hay alcohol y violencia de por medio, aunque otras personas lo viven con gran ilusión.
Para arrojar un poco de luz sobre el tema hemos preguntado a varios veinteañeros sobre su experiencia con las novatadas. De la mano de sus testimonios conoceremos el punto de vista profesional desde la psicología: ¿Tienen más peso las ventajas o las desventajas de las novatadas? ¿Cuáles son sus riesgos? ¿Podemos evitar pasarlo mal?
"La semana antes de las novatadas estaba supernevioso. Ves la tele y te lo pintan como si fuesen a torturarte. En mi caso fueron muy divertidas, porque nos juntamos casi todos los de la facultad en la zona del río e hicimos una gymkana. Lo más horrible fue que nos manchamos la ropa." – Antonio
"Cuando empecé la universidad me cambié de ciudad y mis padres decidieron meterme en una residencia de estudiantes el primer año. Aunque las novatadas estaban prohibidas, les daba igual y las hacían. Intenté escaquearme porque me habían dicho que eran un poco duras, pero al final tuve que aguantarlas. Lo pasé bastante mal. Nos hicieron muchas cosas humillantes como tirarnos pescado crudo. También recuerdo que encerraron en el armario a un chico que tenía ansiedad y tuvo una crisis mientras los veteranos se reían. En segundo me fui de allí porque no soportaba ese ambiente." – Ana
"Cuando tuve las novatadas en primero de carrera no fui, pero en segundo sí. No sé si cambia mucho la perspectiva de un novato frente a la de un veterano, pero yo vi de todo. Hay gente que se nota que va a pasárselo bien y otros que acaban desfasando mucho. Algunos echan la culpa al alcohol, pero yo creo que el problema es la gente. Si tu eres buena persona por mucho que bebas seguirás tratando bien a los novatos, pero si eres un idiota como que te desinhibes y acabas haciendo burradas." – Luis
"Para mí las novatadas fueron divertidas, pero porque las viví con cabeza. Apenas bebí y tenía claro que si algo no me gustaba me iba a marchar le molestase a quien molestase. Nos hicieron recitar poemas a la gente, nos pusieron nata por la cara, hicimos una conga en la plaza de la ciudad… No sé, cosas inofensivas. Al final es una excusa para conocer a tus compañeros y hacer amigos o al menos así lo sentí yo." – Sonia
"Me daban tanto pánico las novatadas que no fui. A lo mejor fue un error y podría haber hecho amigos, no sé, pero yo preferí quedarme en mi casa tranquila." – Alejandra
"Aunque me lo pasé bien en mis novatadas, vi a mucha gente agobiada. En mi colegio mayor teníamos un veterano asignado por novato y tenías que cruzar los dedos. Algunos eran muy simpáticos y lo que querían en las novatadas era pasárselo bien, pero otros me parecían unos sádicos con ansias de autoridad. A una chica la emborracharon hasta que no podía ponerse de pie y la dejaron tirada en la calle, y también la cogieron con un chico y se pasaron toda la noche insultándole y poniendo motes que arrastró durante todo el curso. Ese chaval acabó con ansiedad y dejando la universidad y el colegio mayor a mitad de curso." – Jose María
Aunque algunos disfrutaron de las novatadas y otros lo recuerdan como un día traumático, todos estos testimonios tienen algo en común: el miedo previo. El hecho de que prácticamente todos los universitarios sientan ansiedad y preocupación anticipatoria respecto a las novatadas implica que estamos ante un evento social con más desventajas que ventajas.
Si se gestionan bien, las novatadas pueden ser un evento lúdico totalmente inofensivo. Sirve para conocer a tus compañeros, hacer amigos y pasártelo bien. El problema es que rara vez todo va según lo planeado.
La sensación de superioridad que proporciona la etiqueta de veterano, el alcohol y la presión social son el caldo de cultivo perfecto para que las novatadas se vayan de las manos. Esto es más notable en residencias universitarias y colegios mayores, sobre todo cuando las novatadas se realizan dentro de las cuatro paredes del centro.
¿Por qué aguantar vejaciones?, se preguntan muchos. Debemos ponernos en la piel de los universitarios primerizos. Todos hemos sido novatos y todos hemos hecho cosas con las que no estábamos del todo cómodos en algún momento para causar buena impresión. El miedo a parecer ‘aburrido, aguafiestas y blando’ hace que se toleren situaciones intolerables porque pensamos que sufriendo durante una noche de fiesta nos ganamos a pulso ser miembros del grupo.
Al fin y al cabo, lo que nos impulsa a actuar así es la motivación de afiliación. Los seres humanos no sólo necesitamos contacto social, sino también ser aceptados y formar parte de algo más grande que nos proporcione identidad, reputación, seguridad, ocio, etc. Lo que muchos universitarios primerizos no saben es que hay otras formas de integrarse sin poner en riesgo su salud y que pasar de las novatadas no les va a convertir en parias o marginados.
Si sufres cualquier agresión física o psicológica durante las novatadas, denúnciala en el propio centro o ponte en contacto con la policía. Si lo que te preocupa es tener mal rollo con la persona implicada hazte una pregunta: ¿de verdad quieres ser amigo de alguien dispuesto a humillarte por diversión?