No me gusta el contacto físico y no sé si es malo
Es posible que, si tus padres no son muy afectuosos, tampoco tú lo seas
Las muestras de cariño y normas sociales varían mucho de una cultura a otra, pero en la nuestra lo más común es el contacto físico: saludar con dos besos o dando la mano, abrazar a nuestros seres queridos, ir de la mano, etc. Aunque estas conductas están muy normalizadas para la mayoría, a algunas personas no les agradan en absoluto, tal y como le sucede a Ruth, de 19 años. ¿Es malo no desear contacto físico? ¿Por qué algunas personas son más cercanas en ese sentido? ¿Se puede aprender a ser más 'cariñoso'? Hoy vamos a responder a estas preguntas en Yasss.
La duda de Ruth
Ruth tiene 19 años y aunque siempre ha sido bastante despegada en cuanto al contacto físico se refiere, nunca se había planteado que esto fuese un problema. Recientemente un chico le dijo que eso era "raro" y desde entonces no ha parado de darle vueltas. Por eso mismo se puso en contacto conmigo vía mail:
"Mi nombre Ruth, tengo 19 años y hasta hace unos días me consideraba muy normal. Estudio Periodismo, tengo mi grupo de amigos, salgo de fiesta y también me gusta pasar tiempo con mi familia. Vamos, que mi vida es como la de cualquiera de mi edad.
Hace un par de semanas conocí a un chico en Tinder Me he dado cuenta de que yo no soy muy fan de las muestras de cariño en ese sentido. No me gusta ir de la mano por la calle, sobre todo porque nos acabamos de conocer como quién dice. Tampoco soy muy de dar abrazos (ni con el chico este ni con nadie) ni dos besos ni nada de eso.
Siempre he sido así y mis padres también son muy despegados en ese aspecto. No suelen dar abrazos ni tampoco se dan muchas muestras de cariño físico delante de mí. En otros aspectos son muy cariñosos, pero en el terreno físico no, no sé si me explico.
La cosa es que el chico este se 'enfada' conmigo por ser despegada y me hace sentir un poco culpable. Dice que es raro ser tan fría y yo ya me he rayado un poco pensando que igual tiene razón. ¿Es malo que no me guste el contacto físico?".
Respondiendo a la pregunta de Ruth, no es ni malo ni raro siempre y cuando no afecte a nuestro día a día y a nuestro bienestar psicológico. Si lleva 19 años así y jamás le ha ocasionado problemas, ¿por qué iba a ser algo negativo que no le guste el contacto físico?
Hay una expresión que no me gusta en absoluto y es que "algo no es normal". Esta frase tan utilizada en nuestro día a día es muy subjetiva; lo que es normal para unos es rarísimo para otros. Además, suele implicar un juicio negativo hacia los demás por el simple hecho de no pensar o actuar como nosotros.
Cada persona impone sus propios criterios de normalidad y mientras no haga daño a otros o a si misma, ¿qué tiene de malo?
¿Por qué hay personas más cercanas?
Los seres humanos somos un entresijo de genes que se ven modulados por el ambiente. Es decir, nacemos con ciertas predisposiciones (por eso hay niños más cariñosos y otros más independientes), pero lo que de verdad determina nuestra forma de ser es el entorno en el que vivimos.
El caso de Ruth ejemplifica esto a la perfección. Puede que ella tuviese cierta predisposición genética a ser más despegada, pero la clave podría estar en la educación En su casa no se daban muchas muestras de afecto físico y mediante aprendizaje observacional y directo adquirió esa conducta.
De igual forma hay casas en las que es muy habitual dar besos hasta a los vecinos, y ninguno de los dos casos tiene nada de malo.
Aunque vivimos en una sociedad en la que el contacto físico está muy normalizado, es importante respetar los límites y el espacio personal de cada uno. Dejemos que los niños, adolescentes y adultos decidan por ellos mismos cuándo quieren dar dos besos, la mano o un abrazo, y no les culpabilicemos por ello ni les obliguemos a ser cariñosos en contra de su voluntad.
¿Se puede aprender a ser más cariñoso?
Como ya he comentado, ser físicamente distante no tiene nada de malo, pero si seguís queriendo aprender a ser más cercanos, la solución es muy sencilla: practicad. ¿Cómo? Añadiendo a vuestro repertorio conductual muestras de afecto hasta que os salgan automáticamente.
Sin embargo, mi recomendación es no forzaros a actuar de una forma que os resulta desagradable. Si a un niño no le gusta el huevo frito y le obligas una y otra vez a comerlo, va a seguir odiándolo. En cambio, si le das una tortilla igual sí le gusta. Con esto quiero decir que no nos podemos autoexigir disfrutar del contacto físico. Hay muchas más formas de expresar nuestro cariño sin sentirnos incómodos: encontrad la que más se adapte a vosotros.