Todo empieza el 25 de abril, cuando un hotel rural de Cangas de Onís (Asturias) logró que un juzgado clausurase un gallinero que se encontraba junto a su establecimiento porque sus gallinas molestaban a sus clientes. El dueño del gallinero afectado por esta sentencia la piensa recurrir. Ante este hecho, Nel Cañedo Saavedra, un ganadero, ha subido un vídeo explicando su punto de vista de la situación, tal y como recoge 'El Confidencial'.
“Que un pollo cante a las 7 de la mañana, a las 6, que es cuando sale el sol, es lo normal". Esto es lo que asegura el ganadero en cuestión, puesto que José María García, el dueño del establecimiento, aseguraba que a sus clientes tenía que darles tapones porque no podían descansar por las noches. Nel asegura que las gallinas son parte del entorno rural y que, por ello, los clientes de ese establecimiento deberían entenderlo, puesto que vienen a un pueblo a hacer "turismo rural".
El ganadero recuerda además que las personas que protestan por el ruido de las gallinas son aquellos que están "hasta las tres de la mañana o más" escuchando música de "chunda chunda". Añade también que en el entorno rural hay "pites y vaques y tractores: las gallinas y los pollos cantan, las vacas cagan, los tractores meten ruido, etc.”
Para explicar mejor su argumento, Nel compara un viaje a un entorno rural con un viaje a una ciudad como Madrid, Gijón o Oviedo. Él opina que si los turistas en estas ciudades no se quejan del ruido de los coches o camiones de la basura a la marugada es porque son parte de estos entornos, al igual que las gallinas en la zona rural.
Para finalizar, Nel aconseja al dueño del establecimiento que ponga aislamiento de calidad en las ventanas de su hotel. Por otro lado, manda un mensaje al juez, debido a que "a nadie se le ocurre tramitar ese tipo de denuncias No estás completo: te falta una patatina para el kilo… o dos”.