Durante la pandemia del coronavirus hemos tenido una gran cantidad de fuentes de datos para medir el impacto que esta emergencia sanitaria mundial ha tenido en la vida de las personas. Pero una que no conocíamos era la del uso de los ascensores. Lógicamente, el uso de estos ha disminuido notablemente en los momentos más duros de la pandemia, cuando la movilidad de las personas ha estado más reducida. Sobre todo en oficinas, centros de trabajo y comercios, pero también en los ascensores residenciales.
Los datos del uso de ascensores recopilados por Kone, una compañía dedicada a este sector, demuestran que la llegada de la variante ómicron del covid19 ha afectado notablemente al uso de estos, que el pasado mes de diciembre cayó un 45% respecto al mismo mes del año 2019, en lo que se refiere a oficinas y edificios públicos. Los datos en Madrid son de un 57% de uso y en Barcelona un 65%.
La compañía ha analizado los datos de sus ascensores para demostrar el impacto que la pandemia ha tenido sobre la movilidad de las personas, que ha ido cayendo y recuperándose a medida que avanzaba o retrocedía el número de contagios en todo el mundo. Los equipos diseñados y fabricados por Kone mueven más de 1.000 millones de personas cada día en los edificios de sus clientes y las cifras recogidas por la compañía abarcan desde antes de que los primeros cierres confinaran a la mayoría de la población en sus hogares hasta la actualidad.
Así, el análisis indica que los desplazamientos se redujeron un promedio del 80% entre febrero y abril de 2020, durante el punto más álgido de la primera ola de covid19. En Barcelona, al igual que en ciudades como Londres o Ámsterdam, el número medio de arranques mensuales por ascensor en las oficinas cayó un 80%, mientras que en Madrid esta cifra se disparó al 90%, ya que fue una zona más golpeada por la primera ola.
Durante los meses posteriores y especialmente a partir de septiembre de 2020, el uso de los ascensores en las oficinas fue recuperándose de forma progresiva hasta noviembre de 2021, conforme se estabilizaba la situación sanitaria y aumentaba la presencialidad en el trabajo.
El promedio de uso de los ascensores en los edificios de oficinas en Madrid y Barcelona ya había alcanzado el 60% de actividad con respecto a los niveles previos a la pandemia hasta principios del mes de diciembre, cuando comenzaron a notarse los primeros efectos de la aparición de la variante ómicron. La vuelta al teletrabajo de muchos trabajadores, pero también el miedo al contagio en estos lugares cerrados, han dejado a los ascensores más parados de lo habitual.
Lógicamente, estos datos se refieren al uso en oficinas y edificios públicos, ya que el impacto en los ascensores de las viviendas fue menor y también tuvieron una recuperación más rápida. Así, entre febrero y abril de 2020, el movimiento en los edificios residenciales cayó hasta un 40%, pero al finalizar el primer periodo de estado de alarma en el mes de junio, ya se situaba en un 75% de su uso anterior a la pandemia y, en noviembre de 2021, ya prácticamente se recuperaba la normalidad, con un 95% de uso. Pero aquí ómicron también ha vuelto a cambiar la tendencia.