Todos tenemos a ese amigo aparentemente brillante que saca notazas sin abrir ni un solo libro, y si tú no lo tienes es que el amigo eres tú. En cambio, otras personas necesitan un gran esfuerzo para aprobar una asignatura dedicando semanas a subrayar los apuntes, hacer esquemas y resúmenes y memorizar una y otra vez el material.
Ni mejor ni peor, cada estudiante es único, pero es difícil verlo así cuando las comparaciones están destrozando tu autoestima. Este es el caso de Sara, una chica de 19 años agobiada porque su mejor amigo aprueba con sobresalientes sin estudiar, mientras que ella necesita prepararse la asignatura durante bastante tiempo. De la mano de su testimonio veremos unos consejos para dejar de compararnos con los demás en el ámbito de los estudios.
Este es mi segundo año estudiando Periodismo y aunque aparentemente todo me va bien, hay algo que me está afectando mucho. Tengo un grupo de amigos en clase en el que somos como una piña, y de todos ellos me llevo muy bien con uno. En primero nos hicimos inseparables y ahora mismo podría decir que es mi mejor amigo.
Le tengo mucho cariño, me parece una persona fantástica y todo lo que puedo decir sobre él es bueno, salvo una cosa. Cada vez que tenemos un examen, él saca notazas rollo sobresalientes o incluso matrículas de honor. ‘¡Qué bien!’, debería pensar, pero no. Me da mucha rabia porque no coge ni un solo libro, y mientras él se pasa las semanas previas al examen de fiesta o haciendo planes increíbles, yo estoy recluida en casa estudiando como una loca para sacar un simple notable.
Sé que me debería igual la vida de los demás, pero no puedo evitar compararme con él y sentirme la persona más tonta del planeta. Pienso que yo nunca podré sacar esas notas tan altas y me empiezo a obsesionar. Incluso afecta a nuestra amistad, porque cuando nos dan la nota de un examen me cabreo irracionalmente con él y no me apetece verle.
Últimamente mi autoestima está por los suelos por este tema y me he llegado a plantear que no estoy hecha para el periodismo, pero por otro lado es una carrera que me encanta y sí que me veo en el futuro dedicándome a esto. Odio sentirme tan insegura por culpa de las comparaciones, pero no sé cómo gestionar esto y me está envenenando por dentro.
Aunque siempre se ha dicho que las comparaciones son odiosas, psicológicamente cumplen una función muy importante. Nos permiten adaptar nuestra conducta a lo que es ‘socialmente correcto’ y mejorar aquellos aspectos en los que salimos perdiendo. El problema es que a veces esta costumbre se nos va de las manos y o bien nos comparamos excesivamente, o bien nos comparamos de forma irracional.
En el caso de los estudios es inevitable sentirnos frustrados cuando con un esfuerzo sobrehumano conseguimos lo mismo o menos que alguien que aparentemente no ha hecho nada. El problema es que estamos realizando una comparación irracional. ¿Por qué?
La mejor forma de frenar las comparaciones es haciendo autocrítica. Por mucho que conozcamos a un compañero de clase, en el fondo no sabemos lo que se ha esforzado realmente y aunque para nosotros parezca poco, para él puede ser un mundo.
Por otro lado, aunque sea difícil también resulta muy útil hablar con ese amigo o compañero que siempre saca notazas. En primer lugar, decirle cómo nos sentimos puede ser suficiente para librarnos de la envidia, la culpabilidad y los problemas de autoestima. En segundo lugar, puede darnos algún consejo que a él le funciona. A lo mejor ha descubierto una página web con resúmenes increíbles, tiene un libro de texto que te puede venir bien o utiliza un método de estudio que te puede venir mejor que el que usas actualmente. La comunicación empática, asertiva y sincera puede solucionar más conflictos de los que imaginas.