A comienzos de marzo el coronavirus era una enfermedad extraña y ajena a nuestro interés. La gran mayoría pensábamos que no era para tanto, tal vez una gripe un poco más complicada. El tiempo se ha encargado de quitarnos la razón, y en la segunda semana de la cuarentena el número de infectados en España ya supera los 50.000.
Es inevitable que sintamos miedo y que extrememos todas las medidas de protección: lavarnos las manos, ponernos guantes cada vez que salimos de casa, usar mascarillas, aplicarnos geles hidroalcohólicos. Si bien es necesario ser prudente, también hay que tener clara la diferencia entre la higiene y la obsesión patológica.
Adela, una chica de 26 años que nunca antes había tenido problemas psicológicos serios, reconoce que ya no es capaz de distinguir lo que es normal y lo que no en el terreno de la salud. Poco a poco ha ido extremando las medidas de higiene hasta llegar a un punto patológico, y hoy de la mano de su testimonio analizaremos cuándo sí es necesario lavarse las manos y cuándo no.
Siempre he tenido una vida súper normal. Lo más grave que me había pasado psicológicamente hablando fue que en selectividad me agobié mucho y cogí la manía de morderme el pelo. Por lo demás he sido una chica tranquila y racional. Incluso mis amigas me pedían consejo cuando tenían alguna movida.
Pues desde que estamos en cuarentena es como si me hubiese cambiado totalmente el chip. Vivo nerviosa, todos los días llamo a mis padres para ver si están bien, cada dos por tres estoy leyendo noticias sobre el coronavirus, y lo peor de todo es que me lavo tanto las manos que hasta me he hecho heridas.
Al principio sólo me lavaba las manos cuando salía a hacer la compra o tirar la basura. Como vivo en un piso muy pequeño con una nevera enana y un congelador del tamaño de un cajón, no puedo hacer una compra semanal. Tengo que ir más o menos cada 3 días al supermercado.
Cuanto más iba leyendo sobre el coronavirus, más nerviosa me ponía. Total, que ahora me lavo las manos, aunque no haya salido de casa. No exagero si digo que lo hago 30 o más veces al día.
Cuando le digo a mis padres o a mis amigos que estoy siendo muy escrupulosa y cuidadosa todos me dicen que hago bien, pero nadie sabe que estoy llevando esto al extremo. Al final me confundo y no sé si es normal ser tan limpia ahora mismo, o si puede tener consecuencias y acabar necesitando un psicólogo cuando acabe la cuarentena.
Las conductas de higiene se rigen por el sentido común y no tienen ningún componente ansiógeno asociado. En otras palabras, te lavas las manos para evitar riesgos y después sigues con tu rutina sin mayor preocupación.
En cambio, cuando entra el juego la obsesión, la persona puede lavarse las manos 20 o 40 veces, pero no servirá para nada. Seguirá nerviosa pensando que corre riesgo de contagiarse pese a no haber salido de casa.
Recuerda: lavarte las manos excesivamente cuando no hay riesgo de contagio no te va a volver invulnerable. Por el contrario puede perjudicar tu salud cutánea provocando heridas, ampollas o sequedad y, sobre todo, tu salud psicológica.
Cuando vemos un vídeo de un médico hablando sobre el coronavirus o leemos un comunicado del ministerio de sanidad, es normal agobiarnos y querer seguir los consejos a rajatabla. Sin embargo, este tipo de mensajes no tienen en cuenta que hay personas que llevan las conductas de higiene al extremo.
En primer lugar, dejemos claro cuando SÍ debes lavarte las manos:
En realidad, todos tenemos más o menos claro cuándo sí debemos lavarnos las manos, pero, ¿y cuándo NO?:
¡Ojo! Porque hay algunas excepciones en las que debes lavarte las manos que no tienen nada que ver con el coronavirus, pero sí con otros organismos como por ejemplo la Escherichia Coli (presente en las heces) o la Campylobacter (presente en la carne cruda):
Si el aislamiento por el coronavirus está afectando a tu salud provocándote conductas obsesivas, ansiedad, malestar psicológico o sensación de tristeza desproporcionada, ponte en manos de un profesional. Hay psicólogos ofreciendo sus servicios online. Infórmate y déjate ayudar.